Enfoque
¡Bienvenido sea el aumento de salarios!
La semana pasada el Comité Nacional de Salarios anunció un acuerdo para aumentar un 19% el sueldo mínimo, una excelente noticia para la familia dominicana que ha visto mermar su poder adquisitivo ante la subida de precios de los últimos años.
Este incremento en el nivel salarial es justo, necesario, no generará mayor inflación y terminará siendo beneficioso para la economía.
El aumento de salarios permitirá a los trabajadores dominicanos recobrar parte del poder adquisitivo que ha perdido desde los inicios de la pandemia. De hecho, las estadísticas oficiales muestran que el ingreso laboral real ha caído un 8.4% en estos tres años. Es decir, por cada 100 pesos de poder de compra que tenía el trabajador dominicano a finales de 2019, en el 2022 apenas disponía de 92 pesos.
Cuando se aplique el incremento del salario mínimo, los hogares de menores ingresos tendrán mayor poder adquisitivo para comprar bienes y servicios que necesitan en su día a día, y este nuevo dinamismo en las compras del hogar producirá más actividad económica, lo cual al final del día beneficiará a las mismas empresas que realizaron el incremento de sueldos.
Por otro lado, hay quienes temen que el aumento salarial termine generando inflación, pues como las empresas tendrían mayor costo de nómina, traspasarían a sus clientes parte de ese incremento en sus costos. Sin dudas, una posible espiral salarios-precios es un riesgo latente cuando se tiene un problema inflacionario, pero las circunstancias actuales indican que la probabilidad de que ocurra es menor.
Cuando se dispone un aumento en el salario de los trabajadores, las empresas pueden reaccionar de tres formas: absorber el aumento disminuyendo sus márgenes de beneficio, mantener el costo de nómina inalterado mediante el despido de una parte de sus empleados o traspasar este aumento de sueldos a los precios.
El riesgo de que el aumento del salario mínimo genere inflación o desempleo es mayor en economías donde la estructura de mercado es de mucha competencia, pues en dichos casos los márgenes de beneficio son muy bajos. Pero en la economía dominicana no hay tanta competencia, por el contrario, muchos mercados están dominados por un reducido número de empresas grandes.
Además, si anteriormente los precios estaban presionados por el incremento en los costos internacionales de las materias primas y de las embarcaciones, en la mayoría de los casos estos costos ya han bajado al nivel prepandemia. Por consiguiente, es posible que en los últimos meses se haya generado un aumento en los márgenes empresariales de algunos sectores, lo cual da espacio para realizar aumentos en el salario mínimo.
En la literatura económica hay varios estudios que muestran a nivel teórico y empírico que aumentar el salario mínimo no necesariamente genera inflación o desempleo, por lo que es hora de desmontar este mito y acostumbrarnos a discutir aumentos salariales que además de la inflación, compensen a los trabajadores por el incremento de su productividad.
No obstante, es importante anotar que no todo es “color de rosas”. Un riesgo que sí debe analizarse con cuidado es el posible efecto en las micro y pequeñas empresas, las cuales normalmente tienen menores márgenes de ganancia, y en la actualidad están sufriendo un estancamiento en sus ventas por la disminución de la actividad económica y un aumento en la cuota de los préstamos por la subida en las tasas de interés.
En estos casos, el gobierno debería analizar posibles políticas públicas que ayuden a las micro y pequeñas empresas a afrontar exitosamente el aumento de salarios. De hecho, conscientes de este riesgo, el gobierno salvadoreño anunció que iba a absorber el aumento salarial de las micro, pequeñas y medianas empresas por los primeros doce meses, mientras que el gobierno chileno dispuso para este grupo de empresas un subsidio temporal que incluso supera el aumento salarial.
Algunas posibles medidas de apoyo a las micro y pequeñas empresas formales dominicanas que se pudieran discutir son: incrementar su participación en las compras estatales, compras estatales de altos montos a mediano plazo, absorción del costo de la seguridad social durante un año, implementación de un programa de factoring para las facturas con clientes que pagan con retraso, creación de un fondo de garantías para facilitar mayor y más barato acceso al crédito, entre otras.
En definitiva, aumentar el salario mínimo es una muy buena inversión para la sociedad. Una inversión que genera mayor dinamismo económico, más equidad y más legitimidad social de la actividad privada.