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Enfoque

Debemos proteger el patrimonio cultural de Puerto Plata

Finalmente Puerto Plata se perfila como uno de los principales atractivos para el turismo que visita nuestro país, gracias a los esfuerzos que INFRATUR realizó hace varias décadas, pero más recientemente por la construcción de una terminar de cruceros, por donde llegan cientos de miles de turistas que todos los años visitan a esa antigua e importante ciudad norteña, que tuvo su esplendor a finales del siglo XIX y principios del siglo pasado, como uno de los puertos marítimos más importantes del país.

Entre los múltiples atractivos que posee Puerto Plata, se destaca la singular arquitectura de su casco histórico, que entre otros tesoros patrimoniales exhibe un conjunto de pintorescas casas de colores pasteles, amplios balcones y sobre todo con ricos y bellos detalles de madera labrada en forma artística que se han venido a denominar como “casas victorianas”, en referencia a la reina Victoria I de Inglaterra.

Estas coloridas e históricas viviendas se han convertido en una atracción para los turistas y son motivos de orgullo para los puertoplateños por lo cual es imperativo su conservación. Por su atractivo, el historiador Emilio Rodriguez Demorizi denominó a Puerto Plata como una de las villas de las América de más hermosa historia y el conocido arquitecto norteamericano Robert Gamble señaló que la arquitectura victoriana que goza Puerto Plata le da a la ciudad una personalidad única que la hace encantadora y pintoresca.

Por estas razones numerosos arquitectos nacionales y extranjeros han sugerido en múltiples ocasiones que la ciudadanía salga en la defensa de ese patrimonio que forma parte de la riqueza cultural, no sólo de la República Dominicana sino también de todo el Caribe.

Una de las casas más representativas de esa arquitectura fue construida por Don Fidelio Despradel en 1905, quien fue un destacado ciudadano puertoplateño que desempeñó importantes cargos públicos en diferentes gobiernos a principios del siglo pasado, entre ellos el de Ministro de Justicia e Instrucción Pública; Ministro de Fomento y Obras Públicas; así como Gobernador Civil y Militar de Puerto Plata, entre otros. Esta espléndida vivienda familiar estaba situada en un lugar destacado de la ciudad al frente de la catedral y en diagonal al parque central del casco histórico. Se trataba de una bella vivienda de dos planta con dos amplios balcones bellamente decorados con detalles de madera labrada, que la hacían un genuino exponente del estilo victoriano de la época.

Por estas razones los descendientes de Don Fidelio, la familia Despradel, con el deseo de contribuir al esplendor de esa ciudad, decidió hace varios años donar esta casa solariega a una sociedad cultural sin fines de lucro de Puerto Plata, bajo el entendido de que la misma fuese restaurada y convertida en un atractivo turístico y así poder preservar este patrimonio cultural.

Sin embargo, por pura coincidencia y de manera inexplicable esta edificación de aproximadamente un siglo de existencia, se quemó a los pocos meses de ser traspasada a la sociedad cultural que prometió restaurarla y como cosas del destino poco tiempo después pasó a convertirse en el estacionamiento de los clientes de un importante banco dominicano.

De esta forma, Puerto Plata perdió esta casa representativa de la arquitectura victoriana que pudo haber exhibido hoy a los turistas que la visitan; los herederos de Don Fidelio Despradel perdieron un importante patrimonio familiar y sólo ese banco comercial salió beneficiado al tener espacio para los vehículos de sus clientes.

Esperamos que este lamentable caso sirva de experiencia a otras familias que poseen “casas victorianas” en Puerto Plata, para que no les suceda lo mismo y se pierda así otro atractivo turístico que tanto necesita esa ciudad.

Asimismo, consideramos que el Ministerio de Turismo debería, entre sus múltiples ocupaciones, prestar atención a estos patrimonios históricos.