El Paseo de Los Indios: “Ahora los niños no solo juegan, sino que aprenden”

Un grupo de jóvenes disfrutó de la lectura de cuentos en la boca del cocodrilo de piedra del parque. Jorge M. /LD.

Un grupo de jóvenes disfrutó de la lectura de cuentos en la boca del cocodrilo de piedra del parque. Jorge M. /LD.

“Está excelente. Los niños podrán venir no solo a jugar, sino a educarse. Tiene cuentos dentro de la tortuga y demás animales que están en el círculo, y también, por ejemplo, la historia del cacique Enriquillo, que la acaba de leer mi niña”, fueron las emotivas palabras de Joel Javier, quien andaba junto a su familia el domingo, disfrutando del nuevo “Paseo de Los Indios”, en el parque Mirador Sur.

Ahora, dentro del parque de más de ocho kilómetros, que es uno de los pulmones del Distrito Nacional, donde los capitaleños prefieren caminar, andar en bicicleta, patinar, llevar sus perros a pasear y disfrutar del verdor o los sonidos de la naturaleza, está el “Paseo de Los Indios”, un espacio ecológico, cultural, histórico, educativo y de identidad.

Gregorio Rodríguez comentó que “la alternativa de recreación gratuita vino a aportar desde los pequeños hasta los grandes, saberes y conocimientos”. Y es que, el Paseo de los Indios es un área para que toda la familia pueda disfrutar y aprender en el recorrido.

“Es una forma de que los niños aprendan algo diferente… que puedan entender su cultura de una manera más viva y fácil, que simplemente un texto”, dijo Alexandra, quien estaba acompañada de su esposo y sus tres hijos de siete y cuatro años, respectivamente.

El paseo

El “Paseo de los Indios”, rescata la época de La Hispaniola. En su entrada por la avenida Luperón, lo primero que se aprecia es una gigantesca escultura de Anacaona.

La figura de la reina lleva en sus manos un caracol, sinónimo de guerra y la flor de Bayahibe, llamando a la paz.

Al bajar de la plazoleta, el paseo tiene varios senderos que conducen a otras dos esculturas, un círculo infantil inspirado en los cuentos de la Reserva de la Biosfera y un mapa de la isla, en la época Taína.

Otra escultura es la de Enriquillo, sobrino de la reina Anacaona; fue el primer guerrillero de América.

Cerca de Enriquillo, está la tercera y última de las esculturas que representan a los niños taínos o “Gualí”.

“Los niños taínos fueron criados por sus padres en el respeto a la naturaleza que les proveía de todas sus necesidades”, describe un rótulo en piedra, que también decía que “acompañaban a sus madres al conuco junto a los perros mudos llamados “Aon”.

Siguiendo por los caminos, dentro de una zona cercada se puede disfrutar de dibujos con las representaciones de los caciques y dioses, así como los ríos, montañas y valles. Al adentrarse más profundo hay un mapa que se observa desde arriba al subir las escaleras de un mini anfiteatro. La bandera onda en lo alto y son visibles las divisiones de la Hispaniola. Esta zona, cuenta con un baño público al estilo taíno.

Los cuentos

El paseo cuenta con un círculo literario ambientado con una tortuga, mariposa y cocodrilo. Todos son enormes representaciones de los animales endémicos de la isla, inspirados en los cuentos de la “Reserva de la Biosfera”, una colección de Propagas.

“Tengo un niño de ocho años que cuando lo traiga le va a interesar mucho los cuentos”, dijo Amparo, quien visitó por primera vez el paseo.

Dentro del cocodrilo está el cuento “Tambor y misterio al pie del Guayacán”, por Natacha Calderón Cabral. En la mariposa “Cuando el viento habla”, por María Amalia León y en la tortuga “¡Es la tierra más hermosa que ojos jamás hayan visto “, por María Teresa Ruiz de Catrain.

“Es una propuesta súper interesante porque aquí integramos cultura con el tiempo de calidad con la familia y de paso aprenden sobre nuestros ancestros”, dijo Orlando Pérez, mientras leía uno de los cuentos junto a su hijo Lucas.

Sugerencias

Algunos padres y madres de familia aprovecharon lo reciente que está en el paseo para realizar algunas sugerencias.

Pérez fue uno de los que sugirió que “sería bueno tener un guía de vez en cuando, que podría ser solo los fines de semana, para que oriente a las personas sobre el paseo de una manera más profunda”. Según él, no hay nadie que explique sobre las esculturas y sus significados.

Asimismo otro padre, de familia Rodríguez, sugirió que se realicen actividades culturales que podrían ser obras y bailes sobre la temática.

Julio César Tronilo comentó que espera que “lo cuiden, lo mantengan y sobre todo que el Gobierno haga lo posible por tratar de conservar el espacio”.

Este padre realiza el recorrido por el Paseo de los Indios junto  a su pequeño hijo. Jorge martínez/ LD