REMINISCENCIAS
Reminiscencia anticipada de cosas de marzo
Hoy en mi reminiscencia debo cumplir el deber de excusarme por un error que se deslizara en la precedente, en cuanto a la fecha del desembarco del Coronel Caamaño por la playa de Caracoles, pues no se dijo que el mismo ocurrió el tres de febrero, en lugar del tres de marzo, que yo citaba como un mes para recordar.
En mi precedente entrega, significaba que el del año setentitrés, me había servido para experimentar lo que llamo redefiniciones existenciales fundamentales; ésto, porque a raíz de ese hecho trascendental de Caracoles de febrero, fue en marzo cuando se hicieran más ásperas y cerradas las polémicas acerca del verdadero propósito que traía el glorioso Coronel de Abril al internarse en las alturas de la Central, donde cayera abatido junto a un grupo importante de revolucionarios de izquierda.
Sostuve siempre que no vino a montar un foco guerrillero, a imagen y semejanza de lo que fuera el desembarco del Gramma en Cuba, bajo mando de Fidel Castro. Mi creencia fue la de que se había producido una engañosa trama, consistente en dar como un hecho cierto que se derribaría el helicóptero presidencial “para salir de Balaguer”.
Se denominó dicho plan “Águila Feliz”, y a él se refirió el Presidente Balaguer, incluso, al decir que el gobierno tenía las pruebas de uno de los conjurados que pedía, en un momento dado, que se adelantara la ejecución del mismo.
El hecho es que esa trama engañó a muchos enclaves de poder de aquí y de Cuba, y sólo así logró el poder extranjero, hacer salir de aquella nación hermana al valiente héroe nacional, ya afiliado a “la lucha revolucionaria”, en un giro ideológico que más adelante comento.
Venir a internarse y aguardar sucesos tan tremendos, para irrumpir en el lógico vacío de poder a producirse, parece que fue lo que convenció al legendario guerrillero mayor de América, para consentir que el héroe de Abril del ´65 se embarcara en aquella aventura. Lo que se produjo fue el desastre y no hubo ocultación y, a sólo días de su presencia en las montañas, era perseguido y finalmente ejecutado el héroe, luego de ser herido y hecho prisionero. No había ningún plan “Águila Feliz”, fue una trampa, ¿de quién? ¿o de quiénes?
Precisamente por las rudas polémicas de marzo de aquel año, en las cuales me ví envuelto, es que digo que me sirvieron para hacer redefiniciones existenciales profundas y son muchas las cosas de las cuales fuera parte activa y muy cercana, que son el material de mis Reminiscencias de marzo, como mes para mi vida, según lo prometido. Haré entrega, pues, en marzo, de algunas de las cosas más importantes que suscitaran debates muy encarnizados.
Hoy sólo quiero destacar algo que llama la atención de muchos, la mía desde siempre, relativa al giro ideológico y la conmemoración de la fecha de la caída del Héroe. Y retengo que uno fue el fervor del tiempo de la defensa de la Patria y otro, distinto, el de su lucha revolucionaria.
Caamaño perdió algo que su propio padre quiso evitar, cuando le pidió a Montes Arache que fuera a Europa y convenciera a su hijo de no ir a Cuba: “Que él tenía su gloria alcanzada”, “que no sería perdonado por las Fuerzas Armadas”, si lo hiciera. “Que no olvidara su condición de militar”, incluso heredada, y “que se conservara como líder nacionalista.”
Fue inútil la gestión, porque ya Francis había sido captado por un hábil agente cubano radicado en París, que luego se descubrió era un encubierto de la CIA.
Ahí comenzó la trampa, pero no tenía la aprobación de Castro el Foquismo, porque sabía que no saldría vivo de tal experiencia. Fue entonces cuando se maquinó para incitarlo a salir de Cuba, bajo la creencia de que habría magnicidio nuevamente en República Dominicana y habría un vacío de poder aprovechable para irrumpir el Héroe.
Don Fausto lo presintió, según parece, y ojalá se hubiera podido conservar la conversación entre él y Balaguer, relativa a sus restos. Eran amigos, desde aquel tiempo que siendo Coronel fuera en la misión de toma de posesión del Presidente Grau de Cuba; Balaguer fue miembro de la misma del año ´44.
La izquierda se apropió del héroe, porque éste tenía el resentimiento natural frente a los norteamericanos y ella se había involucrado hondamente en la Guerra de Abril, de inspiración militar popular.
Francis vino a internarse, pero “Águila Feliz” había sido una trampa para todo el liderato nacional: Peña, con “el Coronel que se casaría con la gloria”; el Foquismo, reclamando su papel; Balaguer, Castro y Bosch, que no sospecharon la hazaña de la Inteligencia norteamericana, que tenía la decisión hecha de no admitir un Ché, de Bolivia, ni a un Manolo, de Manaclas. En fin, era la guerra fría en ebullición.
De lo que me ocurrió antes del desembarco, que ya conté parte, salieron mis convicciones acerca de cuánto había ocurrido. Sería útil que los historiadores se interesaran en desentrañar aquellos hechos tremendos, pero, claro está, el héroe seguirá siendo héroe, sublimizado por el martirio de prisionero fusilado, como lo fuera el inmenso Sánchez. Él creía en las grandes causas del pueblo y quiso servirlas, aunque estaba equivocado; su padre, como ocurre con frecuencia, tenía razón al presentirlo.
Desde luego, tendrán que desvanecerse las pasiones y los prejuicios para aparecer la verdad.