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Monseñor Bretón: “Yo no escribo con finalidad, simplemente escribo”

Distinción. Fue escogido ganador del Premio Nacional de Literatura 2023 que otorgan la Fundación Corripio y el Ministerio de Cultura, por decisión unánime del jurado.

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Odette SaldívarSantiago, R.D.

Desde 1985, monseñor Freddy Bretón Martínez ha cultivado el arte de la escritura, a la vez que cumple con sus deberes sacerdotales, como arzobispo metropolitano de Santiago de los Caballeros. Es un narrador de la vida; su deseo de expresar sus vivencias y sentimientos es lo que le ha hecho incursionar en distintas ramas de la literatura, en el país. Recientemente, le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura 2023, por su extensa labor en materia de letras.

“Me mueve a escribir lo mismo que me mueve a vivir”, resalta el literato, explicando que es esa inquietud de comunicar lo que se vive y se piensa, de una u otra manera, lo que lo impulsa a crear sus obras.

Han sido el lápiz y el papel los que le han acompañado en su larga trayectoria como servidor de la Iglesia Católica. Cuenta que, cuando era un joven sacerdote, por la zona de Puerto Plata, andaba mucho en mulo, entre las lomas. De ahí salieron muchas de sus composiciones. “Otras veces iba en camioneta, la detenía a la orilla del camino y afincándome del guía, ahí escribía algunas cosas”, continúa relatando el escritor. En sus producciones abarca temas variados. Hay urbanos y campesinos; así como redacta textos espirituales y con cierta preocupación social. Igualmente, describe acontecimientos de la vida y realza la belleza e importancia de la naturaleza, de sus ríos, montes, arboles y demás.

Asimismo, es autor de diversos géneros literarios como novelas, obras historiográficas, reflexiones de fe y sociales, autobiografía, ficción y numerosos poemas.

Vida y obra

Nace en Canca la Reina, en la Provincia Espaillat, un día de octubre de 1947. Hijo de Domingo Antonio Bretón y Ana Evangelista Martínez Méndez. Es el mayor de sus siete hermanos.

Por aquellos tiempos, en una casita improvisada fuera del recinto familiar, techada con yagua y cercada con pencas de coco entrecruzadas, monseñor Freddy Bretón disfrutaba leer, en soledad, durante sus años jóvenes. Era parte de su lectura los famosos “muñequitos”, de los que tenía una gran cantidad.

Sin embargo, su amor por la narrativa y las letras no se origina de aquello. Monseñor Bretón lo ubica en el contexto en que los medios de comunicación no eran ni la radio ni la televisión, sino la gente. Esta hacía cuentos; algunos, incluso, eran expertos en contar anécdotas, según recuerda.

“Me parece que yo vengo de ahí. Vengo de la expresión oral, de contar la vida”, enuncia, sobre aquello de su niñez y adolescencia que dice influyó en su posterior apego por la escritura.

En aquellos años, su rutina se resumía en escuela, trabajo y oración. Fue cuando tenía entre 15 y 16 años que escribió algo propio por primera vez. “Escribí algo y me hicieron leerlo en un acto, con más de 200 personas. Fue mi primera vez”, dice. Sus maestros fueron su motivación.

“Ya en los años 80 fue que yo vine a publicar mi primer librito de poesía”, expone el escritor.

Esas experiencias de su vida las relata luego, en sus libros. Así sucede en su novela “Los entresijos del viento”, con la que ganó el Premio Nacional Feria Del Libro Eduardo León Jimenes, en 2020, donde toma elementos de su vida y de la vida de otros, a modo de una ficción autobiográfica.

Otras obras son: “El apellido Bretón en la República Dominicana”, “Voces del polvo”, “Boca de pez”, “Poesías completas”, “Vivir o el arte de innovar”, “Recuerdos del camino”, “Mis amigas las palabras”, entre otras. Además de escritor y arzobispo, se ha desempeñado como docente de Lengua Española y Sagrada Escritura, director espiritual y vicerrector académico. También, produce, junto al periodista Virgilio Apolinar Ramos, el programa de televisión “Comunicación y vida”.

Recorrido pastoral

En 1968 inició a estudiar Filosofía y Teología en el Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino, en Santo Domingo, bajo el rectorado de los padres jesuitas.

En 1977, fue ordenado sacerdote. Después de cuatro años de experiencia pastoral y seis años como formador y profesor en el referido Seminario, fue enviado a Roma, donde se licenció en Teología Bíblica, en la Pontificia Universidad Gregoriana.

Actualmente, es arzobispo Metropolitano de Santiago de los Caballeros, gran canciller de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, y presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano.