Dos importantes revelaciones de generales sobre incidencias políticas en gobiernos de Fernández y Balaguer

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Redacción DigitalSanto Domingo, RD

El exjefe de la Marina de Guerra, Homero Luis Lajara Solá, y el mayor general piloto, Rafael Guillermo Bueno Vásquez, hicieron grandes revelaciones sobre la vida política nacional durante los gobiernos de Leonel Fernández y Joaquín Balaguer.

A pocos meses de que Leonel Fernández nombrara al mayor general piloto retirado, Juan Bautista Rojas Tabar como Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, como parte de su primer mandato en 1996, el militar enfrentó una campaña de difamación de parte de otros militares activos de alto rango que terminó en su destitución.

Según contó el mayor general piloto, Rafael Guillermo Bueno Vásquez, en el Enfoque del Listín Diario “Permanece intacto en mi memoria”, Rojas Tabar le contó antes de su destitución que había hablado con el entonces mandatario Leonel Fernández para solicitarle el retiro de varios oficinales, pero que el presidente le dijo que en ese momento no podía, que le diera tiempo.

“Bueno, estoy cansado de esta situación, hablé con el presidente Fernández y le solicité el retiro de varios oficiales que me adversan y han orquestado una infame campaña en mi contra, y el presidente me respondió, que no podía en estos momentos, que le diera tiempo, y yo le contesté que estaba decidido en dirigirme a la Procuraduría General de la República, que no podía esperar más tiempo pues esos comentarios malsanos estaban afectando a toda mi familia, sobre todo a mis padres, y ante mi insistencia y determinación, el presidente me autorizó ir a la Procuraduría, pero me pidió que no le renunciara”, le confesó Rojas Tabar a Bueno Vásquez.

Ante la confesión, Bueno Vásquez trató de convencerlo de que no fuera ante el procurador, sin embargo, según dice en el ensayo, “fue un hombre íntegro, un hombre de honor, y los hombres de honor actúan de acuerdo a sus principios y a sus convicciones, sin importar cargos, bienestar y riquezas”.

Posteriormente fue destituido y a los pocos minutos de la alocución por radio y televisión anunciando su retiro, oficiales comandantes de unidades de combate del Ejército Nacional, Marina de Guerra y Fuerza Aérea Dominicana, se pusieron a su disposición para hacer lo que él les ordenara. Pero lo único que hizo ante su retiro fue llamar a la calma.

Años después, en el segundo mandato de Leonel Fernández (2004-2008) fue reintegrado como mayor general, una acción que según califica Bueno Vásquez, es una señal que se puede rectificar los errores y “de que los presidentes son seres humanos y se permiten modificar su accionar”.

La misiva de Peña Gómez

Por otra parte en Los militares y las crisis políticas, del exjefe de la Marina de Guerra, Homero Luis Lajara Solá, explica que dentro de unos archivos del almirante Lajara Burgos encontró una fotocopia de una comunicación del 11 de abril de 1970 escrita por José Francisco Peña Gómez a Juan Bosch.

De acuerdo con el documento, en las Fuerzas Armadas había un grupo reeleccionista que a su vez estaba dividido tres subgrupos. Uno integrado por el general Neit R. Nivar Seijas, con influencias en el Ejército; otro por el grupo del general Enrique Pérez y Pérez, a quien cuando el doctor Balaguer asumió el poder en el 1966 lo encontró como mayor general, ministro de las Fuerzas Armadas.

“El general Pérez y Pérez de formación militar ortodoxa y con don de mando, al ser confirmado en el cargo respondía a Balaguer, y Peña aseguraba que también a los americanos con influencias marcadas en la Policía Nacional, principalmente después de la creación de un comando mixto para el patrullaje en el país”, explica el documento, según Homero Luis Lajara Solá.

En la misiva Peña Gómez explicaba que la policía era la encargada de la represión, igual como el cuerpo de espionaje que dirigía un general del Ejército y hombre de la más alta confianza de Balaguer, de donde salieron los incontrolables.

Según explico, el único grupo independiente de los americanos era del de Neit, que se mostraba amistoso con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y con la idea de que Bosch y su partido eran los únicos que en ese momento histórico decidirían el destino del país.

Por otro lado, había dos subgrupos del grupo no reeleccionista, siendo el general de la Fuerza Aérea, Salvador Lluberes Montás, quien encabezó el más compacto.

“Peña veía en el general Lluberes Montás el soldado que el pueblo suponía que podría encabezar un golpe revolucionario, aunque entendía que él y sus subordinados visualizaron la oportunidad y no supieron aprovecharla y que en un futuro tampoco lo harían”, dijo.

En el documento Peña Gómez mencionó de un “Daniel”, que probablemente estaba vinculado con la milicia, que tenía aspiraciones políticas que para cristalizarlas “no podía depender solamente de los yanquis ”.

Además, según la carta, también estaba otro sector con raíces en la Marina de Guerra, con algunos componentes en la Fuerza Aérea y otros en el Ejército. Según explica Lajara Solá Peña pensaba que era el sector más pro norteamericano. Este grupo era liderado por el general de brigada Ramón Emilio Jiménez Reyes y el capitán de navío Francisco Amiama Castillo.

“Peña le informó a Bosch que tenía informaciones fidedignas de que existía el proyecto de entregarle el poder a una “junta para la defensa nacional”, encabezado por el coronel (capitán de navío) Amiama Castillo”, a quien definió como como un soldado apreciado dentro de su tropa, sin vicios y muy honrado, lo que le daría a esa junta un aire liberal.

Balaguer nunca designó a Amiama en posiciones con mando directo de tropas, solo como comodoro, y se limitó a nombrarlo por varios años como subsecretario de Estado de la Fuerzas Armadas.

En el mensaje Peña Gómez dijo que los americanos visitaron la Fuerza Aérea “para hacerles saber que no aceptarían un golpe de Estado contra Balaguer y que harían todo lo posible para impedirlo”.