Enfoque
Importancia de la escena del crimen
A pesar de no ser una noción nueva, si no que, más bien, lleva siglos, hoy más que nunca el “culto al número”, a lo “conmensurable” se ha vuelto cada vez más una obsesión: “lo que no se mide no existe”, suelen decir algunos académicos, de ahí nace que hemos abandonado –en algunos aspectos- lo cualitativo por lo cuantitativo, en vez de buscar un equilibro optimo entre ambos.
En el ámbito de la justicia penal, por ejemplo, se mide todo: desde la cantidad de personas detenidas hasta la cantidad de personas condenadas; desde la cantidad de casos resueltos por vía alternativa hasta la cantidad de condenas, sin embargo nos hemos detenido poco a analizar –o medir si se quiere- a un nivel granular aspectos que a veces pasan desapercibidos, pero que tiene un impacto directo en los aspectos antes mencionados que si llaman atención de la mayoría.
El mejor ejemplo de estos aspectos medulares del sistema y al que pocos prestan atención es la escena del crimen y el manejo adecuado de la misma, pues, en un sistema de justicia penal garantista es aquí donde comienzan a ganarse o perderse los casos, donde empiezan las sentencias absolutorias o condenatorias que tanto nos gusta medir.
Una guía eficaz, así como el correcto accionar de peritos o funcionarios técnico-científicos, Policía Nacional y Ministerio Público en el manejo apropiado de una escena del crimen, así como de las evidencias allí encontradas, asegura el éxito o al menos el inicio correcto de las investigaciones de los casos penales.
Las evidencias recabadas en una escena del crimen están revestidas de tal importancia porque estas nos pueden llevar a la identificación del o los autores de la comisión del hecho punible, así como reconstruir todo lo acontecido.
Las autoridades actuantes deberán tener en cuenta que la meta principal es conservar intacto el lugar donde se entiende aconteció el delito, y tal como establece el “Manual de Buenas Practicas En La Escena Del Crimen (Grupo Iberoamericano De Trabajo En La Escena Del Crimen GITEC 2010) es imprescindible:
Acudir al lugar con la mayor rapidez posible.
Comprobar la existencia del delito.
Adoptar y solicitar, cuando sea necesario, los medios asistenciales oportunos para las víctimas del hecho delictivo.
Evitar posibles fuentes de riesgo o peligro inminente, que puedan destruir, contaminar o deteriorar la evidencia física o indicios y vestigios existentes en el lugar de los hechos (ejemplo: tránsito de personas o vehículos, inundación etc.)
Despejar el lugar del hecho, restringiendo el acceso y desalojando a los curiosos.
Informar en forma detallada el alcance y envergadura del suceso, solicitar los medios humanos y materiales necesarios para preservar de forma óptima el aseguramiento, protección y preservación del lugar de los hechos.
Tomar medidas generales de protección y adecuarlas según el lugar, en vista de que dichas medidas variarían si el lugar es un espacio abierto, vía pública, parques, etc.; a un lugar cerrado, como una vivienda o un establecimiento comercial, así como vehículos y sus similares.
Además, debemos abogar para que los agentes actuantes y todas las autoridades llamadas a participar en este proceso cuenten con la debida preparación e instrumentos necesarios que le permitan realizar en primer lugar, una inspección de campo eficaz que contraste con la naturaleza y las circunstancias del hecho que se investiga.
El estudio de la escena del crimen es un tema delicado y amplio, y como podemos verificar en estos primeros párrafos solo nos hemos referido a una de las siete fases que comprende la investigación de la escena del crimen, siendo estas:
1. protección y preservación del lugar de los hechos.
2. recopilación de información preliminar.
3. Observación, valoración y planificación.
4. fijación del lugar de los hechos.
5. Búsqueda y tratamiento de las evidencias.
6. Liberación del lugar de los hechos.
7. Fase documental y remisión de evidencias.
Cada una de estas fases conlleva un proceso minucioso, y el fracaso en una sola de estas compromete el resultado final de la investigación, de ahí su relevancia.
Una investigación basada en la recolección de elementos de prueba que no han sido obtenidos conforme lo establece los protocolos para tales fines y la normativa procesal penal, es una investigación destinada al fracaso.
Es inútil contar con los mejores equipos y laboratorios para el análisis de una evidencia física, si la misma no ha sido recolectada conforme los protocolos establecidos por los estándares internacionales que garantizan la integridad de dichas evidencias, y si durante su obtención ha resultado contaminada, deteriorada o destruida. Es por ello, que el manejo adecuado de una escena donde se ha cometido un delito debe ser una prioridad de todos los actores del sistema de justicia represiva y llamar a preocupación no solo de las policías y fiscales, sino también a los jueces, especialmente, a los de nuestro más alto tribunal de justicia, pues, son ellos los que con sus sentencias, van trazando las pautas de cómo deben proceder los demás actores del proceso para evitar la impunidad por un mal manejo de la evidencia pero también para evitar la arbitrariedad que conduzca a condenas injustas.