Obispos haitianos critican presunto maltrato a ilegales
Obispos. La iglesia católica haitiana se unio a los sectores que critican las repatriaciones de ilegales
La Conferencia Episcopal Haitiana criticó el trato dado a los migrantes haitianos en la República Dominicana, donde asegura sus connacionales son vícitmas de “un trato indescriptible”, que “pisotea los principios e imperativos de los derechos humanos”.
En su mensaje con motivo de Navidad, bajo el título “El grito de la iglesia católica sobre la situación actual en Haití”, los obispos afirman que las condiciones “insoportables” que vive ese país es la que empuja a que muchos busquen otro lugar donde refugiarse, pero lamenta que estos “no siempre son bienvenidos”.
Por otra parte, la Conferencia Episcopal haitiana (CEH) expresó su preocupación por la gravedad de la situación en Haití.
En efecto, los obispos pidieron a los grupos armados, y a aquellos que los financian, que detengan “la locura asesina del odio, el desprecio por la vida” y que silencien sus armas.
En su comunicado, con motivo de la Navidad, el obispado haitiana dibuja un panorama sombrío de la situación general del país.
Los obispos católicos piden a los grupos armados ya quienes los financian que detengan la locura asesina del odio, el desprecio por la vida y que silencien las armas.
En lugar de guerra fratricida, indican, “debemos invertir en paz y amor, en la reorganización de nuestras infraestructuras, sistemas de salud y educación, así como en el cambio de mentalidades”.
Tambieen, la Conferencia considera que es hora de reconstruir nuestras instituciones, en especial la justicia, “para frenar la cultura de la impunidad, que es la causa lógica de la perpetuación de la corrupción y la violencia en el país”.
Los obispos católicos creen que es necesario y urgente ‘’brindar apoyo efectivo a la Policía Nacional de Haití (PNH) tanto en equipamiento, logística y acondicionamiento de combate como en tratamiento y revisión del personal para ayudar a combatir el flagelo de la delincuencia y crear un clima propicio para la normalización de la vida en el país.