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Empresas se suman a la meta de garantizar un país inclusivo

Un total de 47 empresas fueron reconocidas por dar empleos a personas con discapacidades. Jorge Martínez /

República Dominicana va cada vez más encaminado a convertirse en un país inclusivo, y un gran paso para adelantar son las diferentes empresas que cada vez se suman a la lista de aquellas que respetan y disponen de las mismas oportunidades de trabajo tanto para personas sin ningún tipo de discapacidad, como para los que padecen alguna.

Así lo expresó Carlos José Yunén, presidente del Consejo Nacional de Discapacidad (Conadis), durante la sexta entrega del Sello de Buenas Prácticas Inclusivas para las Personas con Discapacidad, “RD Incluye”.

“La República Dominicana va en camino a convertirse en un país inclusivo y una muestra de esto es que cada año hay más empresas que se suman en la implementación de buenas prácticas, que van desde la colocación de una rampa para facilitar el acceso tanto a empleados como a clientes, hasta brindar oportunidades de trabajo a personas con discapacidad”, indicó Yunén.

Un total de 47 empresas, entre públicas, privadas y organizaciones sin fines de lucro, fueron reconocidas con valoraciones positivas de 139 buenas prácticas detectadas en favor de la facilidad de la vida diaria de quienes tienen capacidades especiales, sin embargo este es solo un leve cotejo afirmativo en el intenso registro de cosas por hacer para poder convertir a República Dominicana en un país inclusivo.

La inclusión en las calles

Las calles de la nación, las aceras y las vía públicas en general, no parecen estar preparadas para darles el lugar que verdaderamente necesitan a quienes su cuerpo o mente les impone algún tipo de limitación para realizar las actividades que comúnmente se consideran como “normales”.

Un ejemplo palpable son aquellos que se desplazan en sillas de ruedas por las avenidas de la ciudad.

Es natural encontrar en algunas aceras de Santo Domingo rampas habilitadas para el acceso de minusválidos, sin embargo es inmensa la distancia entre una u otra, y muchas no están en intersecciones específicas que faciliten el cruzar la calle, como por ejemplo en semáforos.

Asimismo, no son todos los lugares de entrada pública que viabilizan su espacio para que, en lugar de solicitar ayuda y buscar la forma de subir o bajar las escaleras, una persona con discapacidad pueda desplazarse por sus propios medios por una rampa.

En el Metro de Santo Domingo, por ser un sistema de transporte público masivo, una persona con dificultades para movilizarse no debería representar un inconveniente para nadie, las rampas de desplazamiento tendrían que estar habilitadas, las señales verdaderamente específicas para los sordomudos, un sistema de sonoro para los no videntes, y otros elementos que significan mejora y ayuda para otras personas con diferentes discapacidades.