Ciudad

Arroyo Bonito y Bellas Colinas están a la espera de ayuda oficial

Con lágrimas, Luisanny afirmó que, en términos materiales, la vaguada que arribó el viernes “recogió todo lo que había” llevándose un salón, con el que básicamente mantenía a su familia, y lo poco o mucho con lo que contaban entre las paredes de su hogar

El desastre sobrevino a pocas horas de la lluvia.

Estufas y neveras flotando, trastes rotos, piezas de ropa entre lodo y desechos, arrastrados por una intensa corriente que lo que no se llevó, lo dejó inservible, fue el panorama que se vivió en los sectores Arroyo Bonito y Bellas Colinas, en Santo Domingo Oeste, durante la noche del pasado viernes bajo el paso de una intensa lluvia.

Ocho personas murieron, según el informe del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), cientos de vehículos sufrieron daños, decenas de hogares perdieron electrodomésticos y enseres de utilidad diaria y tres días después algunos todavía esperan por la intervención de los organismos gubernamentales de asistencia social.

Bellas Colinas

“Mi hija perdió todo. En este salón, los cuatro secadores están dañados, todo lo que sea eléctrico se dañó. El agua subió casi hasta la ventana y en su casa entonces, también los muebles, la nevera, las camas, todo”, dijo la madre de Luisanny Pérez para más adelante darle paso a su hija para relatar su verdadera travesía.

Con lágrimas, Luisanny afirmó que, en términos materiales, la vaguada que arribó el viernes “recogió todo lo que había” llevándose un salón, con el que básicamente mantenía a su familia, y lo poco o mucho con lo que contaban entre las paredes de su hogar.

Su esposo, plomero, pero además un diabético limitado por su condición, no es mucho lo que puede hacer, sobre todo luego de que el domingo sufriera un colapso tras pincharse la planta de los pies mientras trataban de limitar los daños en su casa, sin embargo hasta ahora las autoridades solo han pasado dando comida.

“Los colchones los saqué esperando a ver si cogen un chin de sol, pero la ropa, los muebles, lo único que pudimos hacer fue salir corriendo y sentarnos en la escalera de la casa de arriba a esperar que baje un poco el agua”, detalló. Encima de su casa, vive una vecina que no estaba el viernes sobre las cinco de la tarde, cuando empezó la lluvia que no cesó durante tres horas. En un principio, Luisanny no creía a sus niños que advertían que el agua penetrara en su hogar, no obstante cuando salió e intentó correr con ellos hacia la calle principal, le resultó imposible. Su única solución fue hacer horas de espera bajo la lluvia, en la escalera que da a la segunda planta de su casa, junto a sus hijos y esposo.

Como ella, otros tantos solicitan en Bellas Colinas que desde el gobierno central, quien pueda ayudarles se pasee y les provea, por lo menos de lo indispensable.

En Arroyo Bonito

En la calle Isamar, las autoridades supuestamente realizaron un levantamiento sobre el promedio de los damnificados con intenciones de distribuirles camas, estufas y neveras. A otros, sus daños les fueron reparados de manera inmediata.

“Aquí se dañaron las camas, mi esposa tiene un salón en ese lado de la casa y el agua subió y se dañaron los secadores, todo. Fue algo nunca antes visto; esa cañada sube pero nunca lo había hecho tanto como ahora”, afirmó Jesús, que reside al lado de la cañada.

En Isamar, hay también quienes refieren que por sus casas las ayudas no han llegado, a pesar de haberlas solicitado y se quejan del lento paso de los mismos.

“Se dañó la televisión, la estufa y las cuatro camas, pero aquí uno no tiene mucha esperanza. Hacen un levantamiento de lo que tú necesitas y después traen lo que ellos les da su deseo. Ayer estaban dando, pero por aquí no llegaron”, contó Yeimi Rojas. quien vive junto a sus cinco hijos.

Detalles

Persiste el lodazal

Las calles de todo el sector, sin señales de asfalto, son de las principales pruebas de que el pasado viernes hubo un diluvio. Todavía ayer había un inmenso lodazal y charcos de agua que un equipo del Ministerio de Obras Públicas intentaba drenar para poder trabajar en cerrar la cañada que ocasionó tanto daño con un desborde.

Colombina y sus hijos

En la calle Respaldo Isamar, vive Colombina Paniagua junto a dos de sus hijos y dos nietos, en una casa con una sola habitación, una sala y un pequeño baño.

La estuva flotaba

“Solo vimos la estufa flotar. A mí me subieron encima de dos sillas para que no me ahogara y a los niños también, pero todo lo que se podía perder, se perdió”, explicó Colombina Paniagua.