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Haití: ¿Xenofobia o peligro inminente?

El problema es que estamos siendo invadidos de inmigrantes ilegales por la crisis que vive Haití y eso no puede continuar, a pesar de que para muchos es un negocio muy lucrativo

José Lois Malkun

José Lois MalkunSanto Domingo

No se trata de negros, blancos, asiáticos, mestizos, árabes o hindúes. Se trata de que Haití está al borde de una guerra civil y eso pone en peligro la seguridad nacional del país. Un hecho que no tiene que ver con xenofobia o racismo, porque tal cosa no esta tan generalizada como la gente piensa.

Algunos sectores opinan que con Haití hay xenofobia e injusticias, y desde el gobierno hay funcionarios que creen que debemos analizar el problema haitiano en forma neutral y objetiva, sin dejarse influir por el color de la piel. Y pueden tener sus razones, pero ese no es problema. Roberto Cassá encendió las redes cuando dijo que los intelectuales haitianos son, por principio, antidominicanos y nos culpan de sus males.

El problema es que estamos siendo invadidos de inmigrantes ilegales por la crisis que vive Haití y eso no puede continuar, a pesar de que para muchos es un negocio muy lucrativo.

Somos tímidos en la repatriación de esos ilegales por temor a las críticas internacionales, mientras en Bahamas, Cuba y otras islas del Caribe deportan a los haitianos desde que pisan sus playas. Y en Estados Unidos, los persiguen con caballos y fustas.

Tenemos escuelas con un 60% de niños de origen haitiano y hospitales con más de 50% de las parturientas que vienen de Haití, a un costo que sobrepasa los RD$11 millones al año.

Ni hablar de los 600 mil haitianos que trabajan (formal e informal) en todos los sectores de la economía y remesan US$650 millones anuales a su país. Hemos hecho demasiado por Haití y ellos por nosotros, aportando mano de obra en trabajos que a los dominicanos no les interesa. Pero llegamos al límite, por lo que hay que amurallar la frontera, aunque se mantengan los mercados binacionales y se les exporte combustible y alimentos para paliar la crisis.

Tenemos 2.3 millones de pobres que atender y esa es la prioridad.

El presidente Abinader está haciendo lo correcto con relación a Haití y cuenta con el apoyo casi total de los dominicanos. Pero no podemos dejar al presidente solo en este delicado asunto, ni que ciertos políticos oportunistas estén cuestionando públicamente sus decisiones sobre Haití, porque eso nos debilita a los ojos del mundo.

No veo solución a este problema sin una intervención militar de la ONU y un paquete de ayuda financiera que reponga la institucionalidad y la paz en el país vecino.