Usó trozo de zinc para proteger a su nieta
El panorama es desolador, lleno de incertidumbre, con severos traumas y con la poca esperanza de que en algún momento alguien les ofrezca una mano de ayuda.
Nélsida Canó Peña sobrevive en Cacaveli 2, un barrio marginado de Samaná, azotado por el paso del huracán Fiona, llevándose a su paso los zincs, las tablas y los pocos muebles que tenían sus moradores.
Sin embargo, y aunque no se perdieron vidas, a Nélsida le quedó el trauma de haber estado sola con una nieta durante la tormenta, ver como su techo se venía abajo, no poder gritar para pedir auxilio y tener que resguardarse bajo un pedacito de zinc que cayó en el piso.
“Todo comenzó a caer encima de nosotros pero yo pude coger con las manos un pedazo de zinc, me lo puse en la cabeza, nos agachamos un poquito y hasta que pasó todo lo grande no salimos”, relató Nélsida.
Protección
Mientras esperaba a que la tormenta pasara, e intentaba resguardarse con el pequeño pedazo de zinc que formaba parte de su techo, su nieta comenzó a llorar y Nélsida, sosteniendo con una mano el metal, intentaba calmar a su nieta con la otra.
“Pensaba que me moría. Solo rezaba a Dios y pedía que todo acabara rápido. No sabía que iba a ser de mí”, recuerda la dama sobre ese angustiante momento. La soledad de Nélsida se debe a que su esposo, antes de la tormenta, estaba trabajando y tratando de conseguir el dinero que les permitiera comprar algo de comida, almacenarla en su vivienda y pasar así el huracán. Mientras que sus hijas habían logrado refugiarse en la casa de unos familiares.
Fue justamente la soledad, junto a su pequeña nieta, lo que hizo que la espera se hiciera eterna. El viento y la lluvia no paraban y a su alrededor Nélsida observaba como todo se venía abajo, su esfuerzo por comprar los pocos muebles que tenía, armar su casa y hacer de ella un hogar.
“Intentaba mantener la calma, rezar a Dios, cuidar a mi nieta que la tenía entre las piernas, pero al mismo tiempo tenía miedo de que algo nos cayera en la cabeza”, relató.
Y es que la zona donde está ubicada su casa, en Cacaveli 2, está construida en una loma, rodeada de árboles, vegetación y otras viviendas armadas a partir de materiales parecidos a los que usó para levantar la suya.
Justamente estos materiales y esa vegetación fueron los elementos que ella veía pasar por encima de su casa luego de que su techo voló, y fue una de las razones por las cuales no pudo salir hasta que la tormenta culminó.
A la espera de ayuda
“Todavía no ha venido nadie a ayudar. He conversado con algunas personas que supuestamente vienen aquí a resolver, pero no ha llegado nadie”, expresó Nélsida.
Su comentario sobre la falta de ayuda coincide con el de sus vecinos y de otros moradores de la provincia Samaná, que también se mantienen esperanzados de que en algún momento una institución pueda socorrerlos con sus viviendas.
“Estoy en una casa de primo de mi esposo, que aún está en construcción, pero aun así esta construcción es el único lugar donde podemos estar”, reveló Nélsida, al tiempo de reconocer que se trata de un espacio estrecho y un tanto incómodo, pero es la realidad que les toca vivir.
Ella tiene un esposo y cuatro hijos, todos viviendo actualmente en una habitación que les prestaron los familiares de su cónyuge. Mantienen la esperanza de que alguien les ofrezca una mano amiga.
Trabajos en Samaná
A poco más de una semana de que el huracán Fiona golpeara el país, en Samaná la situación económica y comercial se visualiza recuperada, estando la mayoría de negocios abiertos.
Durante un recorrido realizado por este medio por los municipios Sánchez, Las Terrenas, Samaná y Las Galeras, se observó también la carencia de instituciones encargadas de socorrer o ayudar a personas cuyas casas fueron dañadas o destruidas.
Solo en el trayecto se observó cómo en zonas específicas había algunos camiones y palas mecánicas recogiendo escombros generados por la caída de árboles y otros elementos de la naturaleza, siendo estos algunos del Ministerio de Turismo y otros de Obras Públicas.
No obstante, en diversos puntos aún prevalecen escombros acumulados a las orillas de las carreteras, playas y zonas públicas..
Claves
Destrozos.
El huracán Fiona azotó hace 12 días la zona noreste del país, donde dejó inundaciones, cientos de damnificados, casas dañadas, así como averías en el sistema energético y en acueductos.
Visita.
El presidente Luis Abinader visitó el pasado jueves 22 de septiembre el municipio Las Galeras, en Samaná, donde se reunió con agricultores y autoridades locales, a quienes aseguró que ninguna familia que haya sido afectada se quedará sin recibir la mano amiga del Gobierno.