La República

¿Cómo afecta al cerebro de los jóvenes la inseguridad y hechos violentos?

El neurólogo José Silié Ruiz y el siquiatra César Mella instan a los que tienen pánico, fobia a buscar ayuda urgente

Neurólogo José Silié Ruiz y el siquiatra César Mella.

Deyanira PolancoSanto Domingo, RD

“Mire, ahora es mejor estar soltera”, con esta expresión comenzó su desahogo una joven profesional, de 25 años, una intelectual a la que los hechos de violencia y delincuenciales que se producen en el país pudieran estar afectando su cerebro, de acuerdo con las definiciones que hacen el neurólogo José Silié Ruiz y el siquiatra César Mella.

Carmen Hernández se refirió a la muerte de una madre, sus dos hijas y otro hombre a manos de la expareja de una de ellas en Los Alcarrizos; a otro feminicidio en Moca, provincia Espaillat, así como la muerte a tiros de dos jóvenes en un colmadón en Gaspar Hernández, todos en menos de 24 horas.

La profesión de Carmen la obliga a conocer estos hechos y darles seguimiento, por lo que no puede evadir la noticia, y sigue su relato de miedo con la expresión “yo vivo una ansiedad desde que salgo de mi casa hasta llegar a mi trabajo y en la tarde tengo la misma angustia hasta volver a mi casa. En el autobús tengo miedo a que cualquier persona me pueda hacer daño”.

Para el neurólogo Silié Ruiz en el país está produciendo una “una depresión con desesperanza”, mientras el siquiatra César Mella lo define como estrés postraumático, condición sicosocial en la que el ser humano presenta irritabilidad, tristeza e insomnio.

Ambos especialistas entienden que no solo en República Dominicana se da este fenómeno, que se ha agudizado tras la pandemia, pero sus recomendaciones las dirigen a las autoridades a devolverle la esperanza a la gente con mayor seguridad ciudadana y campañas positivas, y a los individuos, en particular, al destacar que los psicólogos y siquiatras no dan abasto con los episodios que se están produciendo, sobre todo en la población joven.

“La ira nos arropa”

El reconocido neurólogo José Silié Ruiz contó a Listín Diario que pensaba que la pandemia del coronavirus iba a convertir a la sociedad en más humana, empática y más solidaria, pero “ha sido lo contrario, nos hemos tornado más violentos, agresivos, irritables, la ira nos arropa y en segundo pasamos de cero a 100 y matamos a quien sea, por el hecho de que ese estado anímico de angustia y estrés vivencial”.

Anota que el cerebro tiene un punto de fractura al someterlo a estrés constante y llega un momento que colapsa, por lo que la cantidad de gente que anda frustrada desde el punto de vista emocional, familiar y económico es un caldo de cultivo de violencia, “cuando ese ser humano no cumple las expectativas se frustra y se torna agresivo contra todos”.

Silié Ruiz destacó que ve una y dos personas en su consulta diariamente con este cuadro e insta a los que tienen pánico y fobia a buscar ayuda urgente, dado que la depresión es “como una bola de nieve que va bajando de una montaña” y hay que evitar que arrope a las personas.

Los factores que afectan a la población

“Estamos viendo en los últimos meses una sociedad en un estado de incertidumbre, falta de seguridad ciudadana y violencia interpersonales” explica el doctor César Mella.

Recuenta entre los factores que incitan a esa descomposición social y que repercuten en la salud emocional de las personas, las armas de fuego que se han proliferado, la desapariciones de personas, con unas 90 en lo que va de año, el trasiego y consumo de droga y las deportaciones masivas de persona que han cumplido condena en el extranjero, entre otras.

“Una población armada, sensible, que se ofende rápidamente por cualquier pequeña discusión de tránsito…, los robos, asaltos y feminicidios siguen su ruta”, por lo que el reconocido médico de la conducta aboga por prestarle mayor atención, ya que mucha gente no está saliendo en horas de la noche de por temor en la noche, por temor, no solo a los delincuentes, sino a las mismas patrullas policiales y a poner denuncias en los destacamentos.

Realmente hay mucha gente acude a las consultas, iglesias, consejeros, porque los psicólogos y siquiatras no darían abasto para atender un sufrimiento colectivo como el que estamos viviendo.