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El ahorro de RD$1,500 con el que Anarielys emprendió un gran negocio

Meta.“Estaba empleada, pero mis ingresos no eran mucho, así que de lo poco que ganaba iba ahorrando”.

Anarielys Álvarez muestra sus helados artesanales, una marca que identifica al municipio turístico Las Terrenas. FUENTE EXTERNA

Anarielys Álvarez muestra sus helados artesanales, una marca que identifica al municipio turístico Las Terrenas. FUENTE EXTERNA

Con un presupuesto de RD$1,500 y sin conocimientos sobre actividades comerciales, Anarielys Álvarez emprendió su primer negocio en el 2019, “Helados artesanales, hecho de frutas naturales y sin colorantes”, al que más tarde llamó “Delicias Frías RD”, ubicado en el municipio Las Terrenas.

Este proyecto nació ante la necesidad de esa joven que trabajaba y su sueldo no le alcanza para satisfacer sus necesidades. Según expresó a un periodista de este medio, su heladería es el fruto de un momento de “crisis” del cual sentía que debía salir.

“Estaba empleada, pero mis ingresos no eran mucho, así que de lo poco que ganaba iba ahorrando mientras oraba. Quería algo bueno, único y que me cambiara la vida”, comentó sobre la forma en que les surgieron los primeros pensamientos de ser independiente.

A pesar de ese proceso de ahorro y petición, tardó alrededor de un año para tener la visión de hacer helados artesanales y consideró que ese momento fue la respuesta a sus plegarias.

“Un principio difícil, porque tenía la idea, sin embargo, no sabía preparar ninguna receta”, dijo, a la vez que señaló que esa debilidad no fue un escollo para paralizarse, sino que buscó alternativas para aprender y seguir con el plan.

“Me asesoré con mis tías y luego complementé con videos tutoriales en la plataforma de YOUTUBE. No tenía licuadora, ni congelador, pero contaba con 1,500 pesos de ahorros y el apoyo de mis más cercanos”, agregó.

Anarielys Álvarez resaltó que sus primeros 30 helados los puso a congelar en el freezer de una amiga que vivía a siete kilómetros de su casa. Ansiosa por saber si lograría el resultado que había creado en su mente, tuvo una noche de preguntas y dudas que se aclararon cuando los primeros rayos del sol tocaron su rostro y su amiga le dio el “feedback” de que los helados estaban muy bien elaborados además de deliciosos.

“Salté de la emoción y ese asentimiento fue un impulso más para llegar a donde estoy hoy”, puntualizó.

Ante la imposibilidad de no tener un congelador cerca y los instrumentos adecuados para su proyecto, acudió más tarde a casa de su bisabuela, quien no se negó y en apoyo a su biznieta le compró el primer helado, que para entonces tenía un precio de 30 pesos, según la emprendedora.

También, contó que la falta de un local, hizo que su negocio en principio fuera una tienda virtual. Sus helados eran vendidos desde la galería de su casa y a domicilio. Luego con el uso de las redes sociales los dio conocer por esas vías sumando más pedido y aceptación.

Detalló que dos meses más tarde, tocando puertas y presentando lo que estaba haciendo, un señor le fió un congelador usado que le permitió aumentar la producción y como resultado recibió apoyo del síndico de su municipio quien colaboró para construir un quiosco de madera y cana, además de cederle el permiso para que fuera instalado en Playa Bonita de Las Terrenas.

“El primer año estuvo lleno de retos, pero esos sacrificios han tenido sus recompensas. No he vuelto a ser empleada”, indicó.

Al día de hoy, Álvarez tiene dos puestos ubicados en su comunidad y cuenta con cuatro congeladores y dos personas que trabajan de la mano con ella.

Explicó que dependiendo de la temporada las ventas tanto suben como bajan, pero que siempre son buenas.

Un sueño que se cumple

La creencia de esta joven de 28 años, va más allá de lo que sus palabras pueden expresar. El camino hacia el éxito que ha construido lo reafirma en su agradecimiento y su exaltación a lo más alto.

“Delicias Frías es para mí un regalo inmenso de Dios y de la vida y sueño con que algún día podré llegar a cada rincón de mi país, dejando una marca con mi marca. Ser un impulso para otros jóvenes”.

Una aprobación más.

Ella es optimista. Cada paso que da en su vida y en su proyecto lo ve como un motor (…) una inspiración para dar la milla extra.

“Cuando me compran un helado y las personas responden comprando para llevar a casa o regresando tiempo después, para mí es una aprobación y apoyo a lo que estoy haciendo”.