Espiral de criminalidad amplía temor y angustia

Las muertes con extrema violencia criminal de al menos 10 personas, ocurridas durante los ultimos 18 días, genera preocupación.

La frecuencia de crímenes perturba estado de relación de la gente./ONELIO DOMINGUEZ /LD

La frecuencia de crímenes perturba estado de relación de la gente./ONELIO DOMINGUEZ /LD

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Helenny AmparoSanto Domingo, RD

Disparos, asesinatos, estrangulaciones y ajustes de cuentas, son episodios comunes en películas y novelas, pero en poco más de dos semanas el país ha sido testigo de cómo estos escenarios han saltado de la invención a la realidad, causando dolor, angustia y temor en la población, bajo el tránsito fatal de la delincuencia.

Durante los últimos 18 días, las vidas de al menos 10 ciudadanos fueron arrebatadas bajo alguna de las circunstancias referidas, dejando los cuerpos sin vida sobre charcos de sangre, en el caso de seis de ellos, o flotando sobre las aguas de ríos, en los otros cuatro casos restantes.

Tragedias en Santiago y Moca

Los más recientes fueron los asesinatos del comerciante mocano, Juan Gil Ramos, y el reconocido abogado Basilio Guzmán. Este último fue abatido a la entrada de su residencia, en el sector Los Cerros de Gurabo, en Santiago, cuando se disponía recoger un ejemplar de periódico el pasado martes.

Guzmán recibió más de diez disparos, según informaciones preliminares, en un hecho ocurrido a las 7:00 de la mañana, aproximadamente, perpetrado por dos personas a bordo de una motocicleta.

Mientras avanzaba la mañana, otra tragedia alteraría nuevamente el sosiego de apenas el segundo día de la semana. Se trata de la muerte de Gil Ramos, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado por familiares, atado de pies y manos, con una cinta adhesiva sobre boca y cuello.

El hombre, de 63 años, era dueño de un establecimiento comercial en la comunidad San Luis, del municipio Moca.

Caso en Boca Chica

Otro también encontrado muerto en su propio negocio fue Leopoldo Rosario, de 74 años, con signos de estrangulación, en el sector Los Tanquecitos, de Andrés Boca Chica.

El empresario del sector de lavandería, que según informaciones ofrecidas por su familia, era miembro de la Armada de Estados Unidos y maquinista de barcos, había regresado de retiro a República Dominicana.

De acuerdo con la Unión de Microempresarios del municipio Boca Chica, no es la primera vez que uno de los suyos fallece en circunstancias confusas, por ejemplo, el pasado 12 de mayo el negociante Víctor Miguel Hernández, de 33 años, fue ultimado en su casa, que conecta con su negocio, luego de ser amordazado y amarrado tal como Leopoldo Rosario.

¿Ajuste de cuentas?

A esta lista de muertes se suman los homicidios de Engel Ovalles, en Los Praditos, Distrito Nacional, así como Víctor Brahiar Sánchez Solano y Fernando Santos Martínez, en la carretera Mella, Santo Domingo Este.

Estos casos, ocurridos el sábado 18 y viernes tres de junio, respectivamente, responden a supuestos actos de “ajustes de cuentas” y “traición”, de acuerdo con los testimonios de allegados.

Respecto a Ovalles, este fue acribillado por un delivery identificado como Marco Antonio Pérez Frías, quien ya fue detenido por la Policía Nacional.

El suceso quedó grabado en un video que circuló por las redes sociales y en el que se podía observar al verdugo aproximarse y disparar.

En tanto, Sánchez Solano y Santos Martínez fueron las víctimas mortales del atentado que se ejecutó en plena vía pública y en el que resultó herido Julio César Rodríguez.

Rodríguez, de 20 años de edad, que junto a los otros dos se encontraba en el interior de la yipeta que fue tiroteada, “tuvo que hacerse pasar por muerto para poder sobrevivir”, indicaron familiares.

Tras el hecho, el joven fue llevado al hospital Darío Contreras en estado de gravedad.

Riveras de ríos

Por otro lado, también figuran las defunciones de los hermanos Anaibonin de Paula Vásquez y Nelson de Paula García, en el río El Higüero, y de Segundina Santana Martes y su hija Piera Natalia Santana, en los alrededores de la playa Los Gringo, municipio de Haina.

Tanto los hombres como las dos mujeres murieron en circunstancias que aún no han sido completamente esclarecidas ya que a pesar de estaban en riveras de fuentes de agua, los hermanos tenían heridas de balas y de armas blancas, mientras que en el caso de la madre y su hija, familiares se dividen entre las hipótesis de si se trató de un asalto o envenenamiento.