Un dominicano en Ucrania que sirve a refugiados
Manifestó que cuando empezaron los bombardeos estaban incrédulos, pues no entendían lo que estaba pasando, hasta que las embajadas se comunicaron con ellos.
No importa que las bombas caigan a su vera, porque le basta con poder sacarle una sonrisa a alguien en un campo de refugiado de los tantos que hay en Ucrania.
Así lo expresa el seminarista Joaquín Aquino, un dominicano de 36 años, que lleva 10 años en esa nación, preparándose para convertirse en sacerdote, pero que en esta etapa de su vida hace lo que le apasiona, ayudar a los que sufren.
“Estoy de misión en Ucrania. La situación en Ucrania es sumamente difícil, pero aun así me vuelvo a ir en dos meses. Amo lo que estoy haciendo allí, pues cuando uno le habla de Dios a esas personas que han tenido que dejar su casa con todo, sienten un alivio”, dijo.
Manifestó que cuando empezaron los bombardeos estaban incrédulos, pues no entendían lo que estaba pasando, hasta que las embajadas se comunicaron con ellos.
“Ya después que empezamos a ver las noticias y todas aquellas personas escapando hacia refugios, la situación se puso tensa”, expresó.
Para él, dijo, es difícil ver a las personas huir por su vida y, precisamente, su trabajo es ayudar a los desvalidos.
Contó la anécdota de un niño de seis años que estaba en unos de los refugios que ha visitado, al cual le preguntó qué quería ser cuando fuera grande y este le dijo que solo quería ser y existir, pues, deseaba le garantizaran que no le iban a tirar una bomba encima.
Narró que en una de las ciudades atacadas, un señor angustiado le expresó que no sabía qué era mejor quedarse en la casa, ir a un refugio o salir hacia otro lugar, porque en ningún espacio su vida y la de su familia tenían garantía.
“Nosotros vamos a los refugios, tocamos guitarras, tambores y cantamos para bailar la bamba, muchísimas otras canciones cristianas y no cristianas, pues solo queremos que ellos sean felices. La idea es motivarlos y decirles: tú no estás solo, Dios te ama, nosotros rezamos por ti, Dios te ayuda”, agregó.
Expresó que los refugiados empiezan a sentir esperanza cuando les dicen que no están solos, que han recibido comida y están juntos a sus familiares.
“Nosotros tenemos que ser fuertes para poder llevar aliento a esas personas. Les decimos, tranquilos que esto va a pasar y Dios está con ustedes”, manifestó. Aquino asegura que Dios lo está respaldando en la misión.
MISIÓN “No soy un héroe” Amor.
“Yo no soy un héroe. Yo estoy en esa misión, porque Dios es el que me ayuda. Desde que empezó la guerra, Dios es el que me ha dado amor a la misión y un sentido de continuar la misión”, expresó aquino, nativo de Villa Mella.