Cumplió su amenaza: La mató de un tiro y luego se suicidó
Tras cometer el crimen, Cuevas miró fijamente a una cliente atendida por Urelio en un pequeño salón, salió de la casa, disparó un tiro al aire y luego se dio uno en la garganta.
“La voy a matar, la voy a matar”, así decía y repetía Víctor Cuevas, en sus infaustos momentos del fin de semana último, hasta cumplir su amenaza al matar de un disparo a su expareja, Rosmery Ulerio, de 28 años, e hirió al novio de esta, Arturo Martínez, de 24 años, y luego se quitó la vida, en un hecho ocurrido en el sector Villas Agrícolas de la capital.
Una vecina de la víctima dijo a LISTÍN DIARIO que el pasado viernes, Cuevas estaba frente a la residencia de Ulerio, agrediéndola verbalmente, por lo que le llamó la atención y le dijo: ‘ay vecino, cálmese, que lo malo anda y usted está poseído’, a lo que Cuevas respondió: “La voy a matar, es que la voy matar”.
Minutos después, la mujer, identificada como Zulirda, le advirtió a Ulerio que no se tomara eso de relajo, porque “eso es una “cosa fea”, refiriéndose a la amenaza de Cuevas a su expareja, que ya tenían dos meses separados.
Zulirda le sugirió Ulerio que se fuera para el campo con su hermana, para que evitara agresiones y amenazas de su expareja. Contó que Rosmery no quería irse a otro lugar, para no dejar solo a su padre, quien sufre padecimientos de salud.
En medio de la consternación y un ambiente tenso, mientras Zulirda relataba lo ocurrido, el hijo más pequeño de Rosmery, de dos años, que procreó con el agresor, se dirigió hacia su abuela y le dijo: “abuela, abuela, mata”, en un esfuerzo por repetir la palabra matar.
Zulirda indicó que en medio de las agresiones verbales de Cuevas, Rosmery se mostraba serena y solo le decía que él estaba “loco”. La definió como “una joven tranquila, trabajadora e indefensa”.
Fue a matar a Arturo
Antes matarla, Cuevas fue a casa del novio de esta, a quien no conocía, según testigos.
Cuando llegó al condominio se estacionó fuera, se dirigió a la casa de Arturo Martínez, le preguntó su nombre, sí era novio de Rosmery, y qué tiempo tenían de relación.
Luego de estas tres preguntas, Cuevas, sin darle chance a que respondiera la última, sacó una pistola y le disparó en el lado izquierdo, cerca del hombro, pero no alcanzó su corazón. Martínez sobrevivió al intento de asesinato, al dar un giro para evadir el disparo, según narran los vecinos.
“Mami, yo me eché para un lado”, le dijo el joven, después de herido a su madre, de acuerdo a testimonios de vecinos del condominio.
De acuerdo a familiares, Arturo se encuentra estable y no quisieron relevar a la prensa en qué centro médico está ingresado. Sin embargo, informaron amablemente que su estado de salud es positivo.
Caso de los espaguetis
Antes de Cuevas ir en busca de Arturo e intentar matarlo, Rosmery y su expareja habían tenido una discusión, supuestamente por unos espaguetis que, según él le había cocinado a su novio. Aunque ella trataba de explicarle que se los había llevado una amiga del barrio, él no lo aceptaba.
Según testigos, en el momento de la discusión, él le dijo: “Está bien, yo vengo ahora, tú veras”.
Rosmery estaba instalando un pequeño salón de belleza donde se había mudado recientemente, y en el momento del hecho estaba poniendo uñas acrílicas a una joven del barrio.
Mientras la clienta recibía el servicio, se percató de que Cuevas entraba a la casa nuevamente, esa vez armado, y le dijo: “ay mana, ahí viene el hombre y tiene una pistola”.
Rápidamente, Rosmery se levantó de la silla e intentó cerrar la puerta, pero este no la dejó. Entró, y ella quedó detrás de la puerta mientras trataba de detenerlo, escudándose, mientras le suplicaba: “Víctor, no lo hagas, no lo hagas”.
En medio de las súplicas y sin mediar palabras, Víctor apretó el gatillo y le disparó en el pecho a Rosmery, matándola al instante.
Su cuerpo quedo tirado detrás de la puerta principal de la casa.
Después del crimen, miró fijamente a la clienta, salió de la casa, realizó un tiro al aire y luego se disparó en la garganta.
Testimonios
Al escuchar los disparos algunos ciudadanos contaron a Listín Diario que pensaban que se trataba de un atraco, sin embargo, al percatarse de lo pasado, uno de los vecinos solo atendió a rescatar a los dos hijos de Rosmery, el de dos años y otra niña de siete, quien consideran que nunca podrá borrar el recuerdo del hecho sangriento que presenció.
Cuentan que cuando ocurrió la tragedia la niña decía desesperada: mató a mi mamá, mató a mi mamá ¿Cómo me voy a quedar?
Esta fue retirada de la casa por su padre para llevarla a recibir atenciones médicas para remediar el trauma causado.
Madre de Rosmery
La madre de la víctima, Arelys dijo que nunca quiso a Cuevas como pareja para su hija.
“Ellos estaban dejados y decía que si no era para él no era para nadie”, contó.
La madre cuenta angustiada que ella le pedía a Rosmery que le diga porqué había tomado la decisión de separarse de él y la víctima le contestaba que ya se había “cansado”.
“Yo nunca lo quise y si me encuentro con él en la otra vida le digo también que no lo quiero como esposo de mi hija”, precisó agregando que él no tomaba bebidas alcohólicas y tenía un buen trabajo. Se desempeñaba como ingeniero electricista.
“Yo le decía que mire a su hijo, Víctor no te disloques mira a tu hijo, búscate otra mujer, que qué él quería con Rosmery”, dijo al contar que lo veía de “otra manera”.
“Mi hija era una mujer frágil era una niña demasiado sentimental muy trabajadora que iba hacer otro curso de uñas para su negocio y viene este y me la lleva”, dijo sobre su hija.
Arelys continuó lamentándose sobre la muerte de su hija y dijo que Víctor le arrebató su “muchachita” sin piedad.
Sin valores
Otra de las moradoras de la zona consideró que estos actos violentos se producen a raíz de la carencia de valores que arropa el país.
“Hay mucha falta de valores porque siempre le echamos la culpa al gobierno y no todo es del gobierno. En las escuelas van a tener que poner más materias en las escuelas y en los colegios”, dijo Tania Feliz.
Además instó a las entidades correspondientes contra la violencia de género terminar de hacer su trabajo y a prestar más atención a los casos que se le presentan.
Relató que el agresor no se vio al llegar ni al entrar al condominio donde hirió a Arturo por la falta de iluminación que hay en las proximidades de la calle.