Justicia

Por seguridad y por respeto a la sociedad, abogados de Miguel Cruz pedirán prisión preventiva

La audiencia fue aplazada para este sábado a las 9 de la mañana a petición del abogado Miguel Valerio, quien representa a los familiares del ministro de Medio Ambiente, para tomar conocimiento de la acusación presentada por el ministerio público

Ybo René Sánchez, defensa de Miguel Cruz. Foto LD.

Ramón Cruz BenzánSanto Domingo, RD

El consejo de defensa de Fausto Miguel de Jesús Cruz de la Mota, solicitará al juez del juzgado de Atención Permanente del Distrito Nacional que imponga prisión preventiva en contra de su cliente, quien es acusado del asesinato del ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, ocurrido la mañana de este lunes.

Manuel Sierra e Ybo René Sánchez entienden que el juez Juan Francisco Consoro debe dictar prisión preventiva contra su defendido por razones de seguridad, respeto a la sociedad y a la familia.

“Nos no vamos a oponer a la solicitud de medida de coerción por un asunto de respeto a la sociedad, por un asunto de respeto a la familia y porque queremos que esto fluya y se busque la verdad objetiva”, acotó Manny Sierra.

La audiencia fue aplazada para este sábado a las 9 de la mañana a petición del abogado Miguel Valerio, quien representa a los familiares del ministro de Medio Ambiente, para tomar conocimiento de la acusación presentada por el ministerio público.

A ese pedimento, no se opuso el fiscal interino del Distrito Nacional, Kelvin Colón, la procuradora de corte, Mirna Ortiz y los abogados del imputado, recluido en la cárcel preventiva del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva.

Los abogados del acusado se quejaron que el Ministerio Público interrogó al imputado sin la presencia de sus abogados y que además cosas que dijo su cliente en el interrogatorio no fueron plasmadas en la solicitud.

De acuerdo a la acusación, Cruz de la Mota, de 56 años de edad, cometió el hecho en el despacho de Jorge Mera, ubicado en el Ministerio de Medio Ambiente, en la avenida Luperón, de esta capital, y luego huyó hacia la Iglesia Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, ubicada en la urbanización Real.

En el templo religioso, Cruz de la Mota entregó la pistola a un cura a quien le explicó que había cometido un crimen, aunque sin identificar a la víctima.