Gobierno

Misa en Palacio dio inicio a los actos luctuosos

Laura CastilloSanto Domingo, RD

Eran las 12:00 del día cuando el carro fúnebre se aproximó a la capi­lla San Rafael de Arcán­gel del Palacio Nacional donde se iniciaron for­malmente los actos luc­tuosos del ministro de Medio Ambiente, Orlan­do Jorge Mera, con una misa de cuerpo presente luego de que fuera ase­sinado el lunes a tiros en su despacho por Miguel Cruz.

Lentamente el chofer estacionó de reversa el vehículo frente a la ca­pilla mientras se ultima­ban los detalles para la misa con la presencia de un sol radiante y una le­ve brisa que acariciaba la tranquilidad y descon­suelo que yacía en el en­torno.

Minutos después, ves­tidos de negro en su ma­yoría, con rostros afligi­dos y cabizbajos luego de registrarse en la en­trada de acceso iniciaron a desfilar altos funciona­rios del gobierno hasta penetrar a la capilla don­de se ofició la misa en nombre del fenecido.

Todos esperaban a la máxima autoridad pa­ra iniciar la ceremonia. A las 12:38 precisamen­te el presidente, Luis Abi­nader, llegó al aérea jun­to a la primera Dama, Raquel Arbaje e inme­diatamente saludó a los presentes, incluyendo a la vicepresidenta Raquel Peña, quien le esperaba para acompañarle hasta las escalinatas de la igle­sia donde ya estaban al­gunos de los miembros de la familia de Jorge Mera.

Una vez el jefe de Es­tado se acercó a la parte frontal de la capilla mos­tró su apoyo a la esposa del fenecido, Patricia Vi­llegas, a su hijo, Orlando Jorge Villegas y otros fa­miliares mientras espe­raban la hija menor del fallecido, Patricia Jorge Villegas.

Justo a las 12:43 hizo su entrada la hija menor. Vestía un atuendo de color marrón y amarrillo que ca­racteriza a los practicantes de la religión denomina­da Heraldos del Evangelio. Se mostró fuerte al cami­nar hasta las escaleras de la capilla donde le espera­ban todos y tenían como vis­ta principal el carro fúnebre estacionado con el cuerpo aun en su interior.

Saludó a todos con calu­rosos abrazos. Su madre fue la primera. Luego irrumpió en llanto cuando terminaba de recibir los cordiales afec­tos y pésame de Abinader, Raquel Peña y Raquel Arba­je. Esta última le ofreció un pañuelo blanco para que se limpiara las lágrimas que in­vadían su rostro por el an­gustiante momento.

Lo usó y secó sus llantos que ya alcanzaban la barbi­lla a la vez que su madre y su hermano le postraban sus brazos por la espalda para consolarla.

Una vez completa la fami­lia, a las 12:48 el ataúd fue desmontado del carro fúne­bre con la Bandera Nacional encima, fue llevado hasta el interior de la capilla y cerra­ron las puertas para iniciar en la intimidad la ceremo­nia.

Allí el presidente Abina­der, la vicepresidenta Ra­quel Peña, el ministro de la Presidencia, Lisandro Maca­rrulla y el ministro Adminis­trativo, José Ignacio Paliza, hicieron guardia de honor por unos minutos.

La misa fue oficiada por el Sacerdote Fray Frankelis Rodríguez Gómez, párroco de la iglesia Las Mercedes.