Panorama político
Abinader: ¿Por qué no ir?
Intenta calmar ebullición en PRM
El presidente Abinader dijo a inicios de la semana que no ha decidido nada sobre la reelección. “Yo aún no tengo la decisión”, unas afirmaciones que más bien buscan rebajar la ebullición en el interior de su partido Revolucionario Moderno, PRM, y entre los opositores.
Abinader no miente. Si hubiese dicho que no estaba pensando en la reelección, no pocos de sus conciudadanos habrían visto cinismo en la expresión, porque tiene que pensar en ese tema cuando ve que en las inauguraciones y los actos públicos se pide su repostulación.
Si la reelección está autorizada en la Constitución por un período más, el nerviosismo en su partido no parece tener sentido, descartado el afán de figuración y de posicionarse para obtener ventajas como serían las materiales, tan habitual entre los políticos o puestos.
El presidente Abinader está compelido a la reelección si las circunstancias del país, dependientes de lo que pasa en el mundo se lo permiten. Para el 2024, Abinader tendrá una obra hecha bajo “sangre, sudor y lágrimas”, sobre todo debido a la pandemia que azoló RD.
Tras haber sido escogido mayoritariamente por sus conciudadanos en las elecciones pasadas, el actual gobernante tiene la prioridad, como suele ser el caso del gobernante norteamericano en ejercicio que tiene primero el derecho a la reelección ante posibles retadores.
A poco de juramentarse, el presidente norteamericano Joe Biden dijo sin ninguna vergüenza que iría a la reelección para el 2024. Con su edad avanzando (79) y los múltiples problemas internos como la inflación y las alzas de precios, el gobernante espera por el futuro.
Nadie en el Partido Demócrata ha asomado la cabeza para plantear su aspiración porque se vería como una deslealtad y en el menor de los casos una indelicadeza. Con menos costumbre democrática, en la República Dominicana Abinader ya tiene desafiantes.
Los retadores de Abinader dentro de su partido no han esperado el desarrollo de los acontecimientos, cosa que aconsejarían los buenos asesores. Las ambiciones no respetan las reglas escritas o las que dicta el sentido común, que en la política casi no cuenta.
¿Por qué no ir? Los apostadores pujan ahora por Abinader frente a un retador de alguna fuerza, el ex presidente Leonel Fernández, ya que aparentemente el ex presidente Danilo Medina estaría saliendo de la lidia. Los apostadores le dan ventaja al gobernante. Siempre lo harán.
Abinader cumplirá 55 años en Julio. Pese a lo afanoso de su trabajo y a que lo quisieran llevar hasta a un bautizo de muñecas en un barrio de la capital o Santiago, no experimenta cansancio; sobrepasó la pandemia de COVID-19 sin mayores consecuencias.
Sin ser propiamente un atleta, el presidente Abinader parece listo para la campaña del 2024 que comenzará el año previo. No descuida los detalles del Estado ni los familiares. Por ello va este fin de semana a Indiana, Estados Unidos, a la graduación de su hija Gabriela.
El Palacio Nacional dice que el viaje privado, que será costeado por la familia presidencial, durará el fin de semana. Al gobernante, un hombre rico por los negocios familiares, le preocupa que se pueda tener mala percepción ya que ha predicado austeridad.
Buscar las razones por las cuales el presidente no iría a la reelección es un rompecabezas si se tienen dudas. El caso haría de las elecciones venideras un evento aburrido y dejaría al PRM en una cierta orfandad dada la ausencia de líderes medianos con arrastre.
Si el presidente no se repostulara se crearía un vacío en la política dominicana y podría provocar la división del PRM y de seguro el crecimiento de la fórmula del líder opositor doctor Fernández, quien está en un afán sin parar para ganar esos comicios y retornar al poder. ¿Cómo podría explicar Abinader no correr a la reelección, cuando su partido lo apoya mayoritariamente y la Constitución le permite? Es la pregunta del siglo. La explicación de su postura prudente actual se tiene en otros presidentes que se negaron a anticipar su aspiración.
Tal como dijo el presidente Barack Obama una vez en referencia a un tema de política interna de su país: “seamos serios”. Con todas las ventajas, las habilidades y la obra que tendrá hecha de aquí al 2024, se cree que Abinader esperará el momento para anunciar que va.
Leonel: “no hay gobierno” En la última andanada del ex presidente Fernández contra el gobierno de Abinader, dijo que en República Dominicana no hay gobierno. Fernández está tirado calle al medio para ver cómo aumenta su popularidad para traducirla en votos y apuesta a que la de Abinader disminuya. Fernández está reorganizando su partido a nivel nacional, juramentando adeptos que pasan de otros partidos al suyo y presente en reuniones y saraos aunque tenga que comer comida insana en los pueblos lo que al parecer ha contribuido al aumento de la grasa.
Leonel no es el candidato algo atlético que tiraba al canasto con amigos donde quiera que podía y que hizo su canchita en la Fundación Global. Su empeño mañana, tarde y noche es ganar las próximas elecciones para conseguir una cuarta elección de cuatro años.
Así, con 70 años el día de la elección, si fuera elegido, entraría al selecto grupo de gobernantes dominicanos, mayormente dictadores, que se mantuvieron en el poder por cuatro períodos o más. Leonel está empujado por un sector de la oligarquía, pero tiene muchos dolientes a nivel nacional.
La persecución contra la corrupción le ha afectado poco hasta ahora. El sufrimiento mayor lo tiene el ex presidente Medina y grupos de sus funcionarios que han sido sometidos a la justicia, unos a la espera de posibles condenas y todos sancionados por la opinión pública.
Para el 2024 muchos electores habrán olvidado totalmente los actos de corrupción atribuidos a los tres períodos de sus gobiernos, porque alegarían que el de Medina fue peor con varios partidarios ahora en los tribunales, entre ellos hermanos y allegados civiles y militares.
Abinader no hace mucho caso a las quejas de Leonel. Recientemente pidió sin especificar a quién, pero se suponía que al doctor Fernández, que le sugirieran una idea para implementar programas que afectan a los dominicanos, como el más acuciante, el de la Policía Nacional.