El protocolo en la historia

En su significado origi­nal, venía a decir que ‘pro­tocollum’ era la primera hoja de un escrito.

Si algo ha hecho evolucionar al hombre, amén de los inventos, esto ha sido la educación. Desde los tiem­pos más remotos se cono­ce la existencia de pautas sociales y normas de com­portamiento. Desde que el hombre está sobre la tierra siempre ha tenido ciertas formas de com­portamiento ante deter­minados eventos.

Aunque todas estas re­glas las encontramos re­partidas a lo largo de to­da la historia, hay un hecho definitivo y claro que nos da un punto de partida importante: la creación de la corte. Es­te hecho dará un auge definitivo a todo lo rela­cionado con las buenas maneras y las reglas de comportamiento.

La nobleza, se comen­taba en esa época, no se lleva solamente en la san­gre sino en la forma de comportarse ante el Rey y ante el pueblo.

Un hecho que debe­mos tener siempre pre­sente en nuestra vida diaria. Se puede ser rico, culto e incluso un genio, pero todos somos perso­nas y hay que compor­tarse educadamente con los demás. El auge de las buenas maneras era glo­sado por los trovadores y recogido en las nove­las de caballería donde se daban consejos sobre có­mo ser una dama o un ca­ballero educado.

El término protocolo, procede del latín “proto­collum”.

Entre los libros pu­blicados destacamos “El Cortesano” de Baltasar de Castiglione, un punto de referencia en el mun­do de las buenas mane­ras.

“El Cortesano” po­demos decir que fue el primer libro con profu­sa información sobre el comportamiento edu­cado. En él se hace refe­rencia de forma detalla­da a muchos aspectos del protocolo y de las normas de comportamiento de aquella época.

Los buenos modales no pasan de moda, evolu­cionan.

Aunque muchas de la reglas se van quedando obsoletas o es necesario someterlas a una transfor­mación importate, la bue­na educación nunca pasa de moda. Ser educado no es un moda, es algo inhe­rente a nuestra condición humana. Nos hace más li­bres y más tolerantes.

El término protocolo procede del latín “proto­collum”, que a su vez pro­cede del griego (en griego deviene de protos, prime­ro y kollom, pegar, y re­fiere a la primera hoja pe­gada con engrudo). En su significado original, venía a decir que “protocollum” era la primera hoja de un escrito.

La primera hoja en la que se marcan unas deter­minadas instrucciones. Es­ta definición marca el inicio de lo que más tarde será el verdadero significado del término protocolo.

El origen griego del protocolo Pero otros autores, co­mo Escriche, afirman que el origen del vocablo vie­ne del griego. Protos vie­ne de primero en su línea y de origen latino collium o collatio que significaría “cotejo”.

Cómo define el término “protocolo” la R.A.E.

Según el diccionario de la Real Academia Espa­ñola -R.A.E. -, entre otros significados, protocolo es: La regla ceremonial diplo­mática o palatina estable­cida por decreto o por cos­tumbre.

Algunos historiadores indican que existían tér­minos y expresiones pro­tocolarias en documentos tan importantes como el Código de Hammurabi, en los geroglíficos del anti­guo Egipto y en otras mu­chas referencias escritas.

Ser educado no es una cuestión de modas o ten­dencias, aunque algunos piensen lo contrario. Aho­ra bien, tampoco se debe abusar y caer en la pedan­tería. Todos los excesos son malos. La buena edu­cación abre muchas puer­tas y dice mucho de las personas. Dice una cono­cida frase de Talleyrand, Príncipe de Benevento: “Solo los tontos se ríen de la buena educación”.

Los principales términos en el Protocolo. Qué es el protocolo: definiciones

Conceptos básicos de protocolo y las definicio­nes que los identifican a cada uno de estos térmi­nos

Protocolo y etiqueta: sus definiciones y usos en sociedad Los términos del protoco­lo y la etiqueta marcan las pautas sociales. Muchos los términos relacionados con el mundo del proto­colo, los buenos modales y la urbanidad se suelen utilizar de forma indistin­ta como sinónimos aun­que, siendo estrictos, no lo sean. La sociedad poco a poco ‘marca’ las pautas en algunas ocasiones de cier­tos términos que hasta la R.A.E.

-Real Academia Espa­ñola- tiene que admitir como válidos. Aunque es más habitual en el ámbi­to tecnológico también se da en el ámbito social con cierta frecuencia.

Los significados que da­mos en primer lugar son los que aparecen en el dic­cionario de la Real Acade­mia Española -R.A.E.- de manera literal, y posterior­mente damos otras defini­ciones del término según otros autores consultados.

Protocolo Regla ceremonial, diplo­mática o palatina estable­cida por ley o costumbre.

Disciplina que determi­na las formas bajo las cua­les se realiza una actividad humana importante (José Antonio de Urbina). Pau­tas bajo las cuales se desa­rrolla un determinado ac­to o evento.

Ceremonial Conjunto de formalidades y ceremonias para la celebra­ción de determinada solem­nidad.

Libro que contiene el ceremonial que se de­be observar en cada una de las solemnidades de la Iglesia, de una corpora­ción, etcétera.

Etiqueta Ceremonial que se debe observar en las casas rea­les y en actos públicos so­lemnes.

Ceremonia en la mane­ra de tratarse las personas particulares o en actos de la vida privada, a diferen­cia de los usos de confian­za o familiaridad. Ceremo­nia en el trato. Vestimenta exigida en un determina­do acto o evento.

Cortesía Demostración o acto con que se manifiesta la aten­ción, respeto o afecto que tiene una persona a otra.

En las cartas, expresio­nes de urbanidad puestas antes de la firma.

Urbanidad Relativo a los buenos mo­dales, cortesía, educación. Comportamiento de las personas en sociedad.

Galantería Gracia y elegancia en las cosas.

Acción o expresión ob­sequiosa. Existen otras muchas expresiones utilizadas en casi todos los libros de protocolo como saber estar, buenos modales, buenas maneras, civis­mo, etcétera, pero to­das ellas vienen a tener un significado similar: buen comportamiento en sociedad. No obstan­te, todas ellas serán usa­das en nuestro sitio para indicar de forma gene­ral un modo correcto de comportamiento.

Algunos términos, co­mo urbanidad han queda­do prácticamente en des­uso.

No queremos cerrar es­te capítulo sobre las defini­ciones, sin remarcar, que una persona además, de “saber estar”, debe “saber ser”.

¿Qué es lo que quere­mos decir con esto? Que no solo con educación se puede actuar en so­ciedad. Una persona no es únicamente cultura, formación, educación o amabilidad. Una perso­na es un conjunto de to­dos esos elementos, que combinados hacen posi­ble que una persona sea completa.

Cuantas veces nos he­mos encontrado con per­sonas muy educadas, pe­ro faltas de cualquier tipo de contenido; o bien, por el contrario, grandes pro­fesionales, expertos en determinadas materias, pero faltos de educación y buenos modales.

Para lograr un equilibrio en nuestras relaciones so­ciales y personales debería­mos aplicar una sencilla fór­mula matemática. La suma de dos características:

saber estar + saber ser = saber relacionarse

La autora es especialista en Protocolo Ceremonial y Etiqueta Empresarial-Social

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