Otro asesinato queda en nebulosa
La versión inicial de la Policía fue que José Guillermo Méndez, de 42 años, se ahorcó en la celda. Sus familiares afirman que su cuerpo estaba “apotemado” de los golpes recibido
Hace un año el herrero José Guillermo Méndez (Pitulí) salió de su trabajo para su casa, trayecto en el que fue detenido y llevado al destacamento de Las 800, en el sector Los Ríos, del Distrito Nacional.
Su detención se produjo alrededor de las 11:00 de la noche del 30 de mayo de 2021, cuando Pitulí se dirigía hasta su hogar, ubicado a dos cuadras del lugar donde laboraba. Al día siguiente ya estaba muerto en la celda.
La versión inicial de la Policía fue que el hombre, de 42 años, se ahorcó en la celda. Sus familiares afirman que su cuerpo estaba “apotemado” de los golpes recibido.
Al momento de ser apresado fue despojado de todas sus pertenencias y solo le permitieron el pantalón que llevaba puesto esa noche e introducido en una celda con tres reclusos más.
Según sus familiares, los agentes policiales les dijeron que Guillermo había sido introducido en la celda en la noche y cuando fueron a ver a las 7:00 de la mañana estaba ahorcado. “Nos mandaron a homicidios a buscar su cuerpo sin darnos una explicación”, expresó la señora Máxima Álvarez, madre del herrero.
Al llegar al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), les dijeron que el cuerpo de Guillermo se encontraba allí pero que no podían entregarlo ese día, así que al otro día a las 8:00 de la mañana los familiares llegaron a retirarlo, pasando horas esperando, pero lo único que recibían eran historias. “Los médicos no han llegado”, “el cuerpo está en el congelador”, “no lo podemos sacar” o “el nombre del muerto está mal y no podemos entregar un cuerpo así”, eran parte de las excusas que recibían.
Según los padres del fallecido, al momento de identificar el cuerpo de Guillermo solamente le mostraron la parte de la espalda y su cabello, porque los trabajadores del Inacif les dijeron que estaba en estado de descomposición.
Luego de horas de espera y trabas para la entrega del cadáver lo reciben, pero con la condición de que no podían hacer el velatorio ni tampoco abrir la funda negra donde se lo entregaron.
“Como todos los dominicanos en el entierro queremos ver nuestro muerto y darle un último adiós, pero lo que no nos esperábamos era ver lo que encontramos allí, el cuerpo de mi hermano todo golpeado con moretones en su rostro, el cuello, el tórax, los brazos y piernas rotas y parte de su rostro destrozado, no era símbolo de haberse ahorcado; a mi hermano lo golpearon”, dijo Carolina Santana.
Al observar el hecho, la madre procedió a presentar una denuncia en el Departamento de Asuntos Internos de la Policía Nacional, exigiendo una explicación sobre lo que había pasado durante las horas que su hijo permaneció detenido.
Los agentes de la uniformada y los presos dijeron “no haber escuchado ni visto nada en el transcurso de estas horas. ¿Cómo una persona se puede ahorcar y que nadie se dé cuenta en un destacamento tan pequeño? ¿Cómo si él se ahorcó terminó con todos esos huesos rotos y los moretones en su cuerpo?”, pregunta su hermana consternada.
La familia ha presentado varias denuncias, sin que hasta el momento su voz se haya escuchado.
Investigaciones por su cuenta
Los familiares de Guillermo iniciaron hace unos meses su propia investigación para dar con la verdad de los hechos ocurridos esa noche en el recinto militar y han recolectado datos que le hacen dudar sobre el supuesto suicidio de Guillermo.
“Los policías lo mataron a golpes, le dejaron de dar cuando lo vieron desmayado en el piso y nos dijeron ‘cuidado si le ponen la mano’, cuando volvieron lo encontraron muerto y llamaron al 911”, dijo uno de los apresados esa noche quien supuestamente fue testigo del acto de “tortura” cometida por los uniformados.
Los padres de Pitulí contrataron un abogado quién los acompañó el día que la fiscal que llevaba el caso iba a entrevistar a los reclusos, pero para sorpresa del abogado y los padres “la fiscal tenía días que los había entrevistado a los tres juntos”.
En el sector Los Ríos los habitantes definieron a Guillermo como una persona humilde, alegre y amorosa con mucha esperanza en el futuro y aseguran que no es posible que este se hubiese suicidado.
Este 30 de mayo se cumple un año de su muerte y aun sus familiares no tienen respuesta de lo que pasó allí y quiénes son los verdaderos de quitarle la vida.