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La educación especial, una enseñanza especialmente cara

Foto de archivo.

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Martina EspinalSanto Domingo, RD

Los gastos propios del proceso educativo y los materiales que implica, así como las inversiones en contribuciones y transporte, son parte del sacrificio económico que las familias de niños con alguna discapacidad deben asumir para brindarles acceso a la formación.

Para la directora de la escuela de educación especial de la Asociación Dominicana de Rehabilitación, sede Santo Domingo, Belkis Taveras, los recursos que exige la educación de estos menores son cada vez más altos.

Taveras indicó que “una cifra indeterminada” de estudiantes con discapacidad, sea motora o intelectual, no recibe educación por la situación económica de sus padres y la falta de centros.

De acuerdo con la directora, a la entidad que dirige llegan mensualmente “una gran cantidad” de padres con hijos con diferentes condiciones y procesos psicológicos pero no pueden acogerlos a todos.

En ese sentido, Aura Marte, coordinadora del programa de la escuela, enfatizó su preocupación ya que estos niños “merecen y necesitan formación”.

Precisamente, sobre el proceso formativo, Yowilquis Núñez, profesora de educación especial, manifestó que en estos centros se les enseña a vivir para que sean independientes y que en las escuelas especiales “siempre se puede lograr que aprendan”.

“Es un derecho que estos niños y adolescentes sigan integrándose a la educación para elevar su calidad de vida y en ese sentido las familias dan sus testimonios de lo que ha pasado con sus hijos en las escuelas de educación especial”, expresó Núñez.

De su lado, el psicólogo Lewis Volquez, quien trabaja con jóvenes autistas, sostiene que la educación especial debe extenderse a todo el país, argumentando que para que la sociedad pueda seguir creciendo ellos deben ser tomados en cuenta.

“Es que ellos son niños y adolescentes con necesidades como los que acuden a los centros educativos regulares, pero no escuchan o no caminan o no hablan, o no controlan sus movimientos o quizás tienen un espectro autista, pero tienen iguales derechos”, subrayó.

Testimonios

Son muchas las historias de familias que ven sus vidas marcadas por la lucha constante contra las dificultades de accesibilidad, Miguelina Veras es la protagonista de uno de estos relatos.

Veras es la madre de un adolescente con discapacidad del habla y aunque hace un mínimo aporte en la escuela de Educación Especial Jordi Brosa, de la Asociación Dominicana de Rehabilitación , donde le aceptaron a su hijo, le cuesta mucho dinero y esfuerzo trasladarlo todos los días.

Otro caso es el de Cristi De la Cruz, madre de niño autista, quien aseguró que encontrar un espacio en un centro de Educación Especial en Santo Domingo es difícil, pero más aún en el interior.

La esperanza de los padres es que algún día la educación especial deje de ser “especial” y sea “realmente inclusiva”.