Ciudad

en el Canódromo

¡Brutal atropello!: Agentes de la Digesett agreden a Defensor del Pueblo y periodistas

Periodista narra los hechos violentos de agentes en centro de retención de vehículos

El defensor del Pueblo, Pablo Ulloa, cuando fue impedido ayer de entrar a la oficina de la Digesett ubicada en el antiguo Canódromo.

Lourdes AponteSanto Domingo, RD

Preguntar por una auto­ridad es el nuevo peca­do de la prensa local. Es­to se mostró con lo vivido por miembros de la pren­sa del periódico Listín Dia­rio y CDN, las autorida­des que se supone deben “salvaguardar a los civiles” realizaron una de la más grandes bajezas, impidien­do que de forma pruden­te y recitando la ley 19-01, la cual hace valer el ejerci­cio del Defensor del Pue­blo, quien de manera sere­na explicó sus puntos hasta que se dio inicio a un apo­calipsis.

Hoy la Dirección Gene­ral de Seguridad Tránsito y Transporte Terrestre (Dige­sett) denota cómo la poca prudencia y educación rei­nan en sus filas.

Ver cómo a los compañe­ros de labores Raúl Asen­cio (Listín Diario) y Víctor Olivo (CDN) les arrebata­ron sus mejores y únicas ar­mas llamadas cámaras, ins­trumentos para hacer ver y escuchar al pueblo lo que como periodistas viven al momento de informarles.

La impotencia se apode­ró de mí al ver cómo un pu­ñetazo impactó la cara de Raúl, el cual solo portaba en sus manos su humilde herra­mienta de trabajo, la forma en que tres desaprensivos le rompieron la cámara a Víc­tor y no solo se conformaron con eso, encima de todo lo golpearon, ultrajaron y en­cañonaron entre 3 supues­tos trabajadores del lugar que no contaban con ningu­na identificación.

Insultos, pisotones, des­trucción de equipos, violen­cia física y manipulación de armas, todo por solamente preguntar: ¿Dónde estaba la encargada del Canódromo?, la que al salir de su oficina en vez de mostrarse interesada por la visita nos recibió con un palo de golf de metal, co­mo si de maleantes se trata­ra quienes estaban presen­tes.

El palo fue el instrumento que azotó la libertad de ex­presión sin ninguna piedad, mostrando lo poco que pa­ra ellos vale la vida humana, quien se suponía debía ser el más alto ejemplo de mando, tirado por el piso, alcanzan­do a comportarse como la imagen y semejanza de una cruel villana de películas.

Por lo visto el Canódro­mo es un país aparte den­tro de República Domini­cana, ya que dentro de las frases más resonadas y cali­ficativos ofensivos por par­te de los que alegan laborar dentro del “nuevo dealer del Estado”, sonaba “esto es privado”, “ustedes aquí no pueden entrar”, hasta las en­tidades demoníacas toma­ron nombre del asunto “hi­jos del diablo, váyanse de aquí” y para no ofender la vista de los fieles lectores de este medio escrito no se in­sertarán las depravadas pa­labras pronunciadas por las “damas” presentes en la uni­dad de Digesett. La arena y piedras del Canódromo se convirtieron en un ring de pelea, donde lo importante era herir a los presentes con tal de ocultar la información que allí aguarda. Repúbli­ca Dominicana debe acabar con la mafia detrás del Ca­nódromo ubicado en la ave­nida Monumental.

Los colaboradores del Defensor del Pueblo, que entraron con las leyes en la mano y salieron lacerados con heridas, labios partidos, rasguños y moretones, to­do gracias al salvajismo de nuestras autoridades de la Digesett.

Al día de hoy me he vuel­to viral de la última forma que pensé realizarlo en ple­no siglo 21, en mi afán de darle la cara a los hechos, ser llevada a rastras por una agente de la ya tantas veces mencionada Digesett, mi celular personal sufrió una ruptura en la pantalla pero la flota perteneciente a la re­dacción del Listín Diario no corrió con la misma suerte al ser retenido, que al igual que todos los equipos de audio, video y telefónicos mencio­nados en este escrito no han sido devueltos, incluyendo la cámara del fotógrafo perte­neciente a la Defensoría del Pueblo.

Me tomo el atrevimiento de realizarle una salvedad a las actuales y venideras au­toridades de la Digesett, al próximo que decidan dar­le un cargo en sus filas por lo menos se aprenda los có­digos, leyes y artículos sobre hasta dónde llegan sus fun­ciones y que debe hacer en el cargo asignado, lo cual du­do conlleve el uso de un pa­lo de golf metálico como re­quisito. “El Coco”es un lugar donde abunda la charlatane­ría, desigualdad y los vivido­res.

SDD condena agresión La Sociedad Dominicana de Diarios(SDD) deploró y cen­suró estes lunes la agresión cometida contra varios pe­riodistas, reporteros gráficos y camarógrafos que acompa­ñaban al Defensor del Pue­blo, Pablo Ulloa, a una jorna­da de inspección al centro de retención de vehículos de­nominado “Canódromo El Coco”, en la avenida Monu­mental, Distrito Nacional.

Persio Maldonado, presi­dente de la SDD, dijo que se trata de un ataque inacepta­ble e incomprensible, toda vez que los equipos de pren­sa que acompañaban al De­fensor del Pueblo cumplían con la sagrada misión de in­formar a la población sobre lo acontecido en ese mo­mento. Manifestó que ac­ciones de esta naturaleza son las que al final vendrán a engrosar la lista de eventos contra la libertad de prensa, de expresión y difusión en la República Dominicana, que sin duda siempre termi­na afectando la imagen del país, y, por consiguiente, la de los gobiernos.

SEPA MÁS Quitan comandante. En medio del escán­dalo, el director de la Digesett, general Ra­món Guzmán Peralta, sustituyó ayer a la co­mandante del depar­tamento de Centros de Retención Vehícular, coronela Ysabelita de los Santos Pérez, y de­signó al teniente coro­nel Hipólito Antonio Rijo Santana.

Reacción Digesett. “La Digesett calificó como “un hecho muy lamentable” la agre­sión de ayer en la ma­ñana, que será investi­gada, pero aclaró que “no hubo ningún tipo de notificación previa para la entrada”.