El Canódromo: De las corridas de perros a ser un cementerio vehicular
Pretendía ser un atractivo turístico y terminó siendo un deposito de chatarra.
El Centro de Retención Vehicular o Canodromo “El Coco” era, como su nombre, lo dice, un terreno preparado para albergar las carreras de perros, pero con el tiempo pasó a manos de lo que hoy es la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett).
El Canódromo el Coco fue inaugurado en 1986 en el mismo lugar donde se ubica hoy (avenida Monumental) y se disponía a ser, según registros periodísticos de la época, un atractivo turístico para apostar por las carreras de perros.
No obstante, diversos problemas legales, económicos y en general de falta de interés del público, provocaron el cierre definitivo del “atractivo” lugar de apuestas, aunque no se data la fecha específica de su clausura.
Lo que si se registra en gacetas oficiales es en el año 1997, bajo el decreto 402-97, que se declaró de utilidad pública e interés social la adquisición de una porción de terrenos, en el Distrito Nacional, para ser utilizada por la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet)
En los considerandos indica que dado que el gobierno central de ese entonces “se propone a adquirir nuevas flotillas de autobuses con el objetivo de implementar un sistema de transporte de pasajeros”, entonces se hacía necesario que la Amet disponga de un espacio físico para la organización, control y fiscalización de las diferentes rutas.
“Se declara de utilidad pública e interés social, la adquisición por el Estado Dominicano de una porción de terrenos con área de 154,218 metros cuadrados, dentro del ámbito de la Parcela No. 102-B, del Distrito Catastral No. 4, del Distrito Nacional y sus mejoras consistentes en las instalaciones del Complejo Canófilo, conocido como “El Canódromo”, indica el artículo 1 del decreto en cuestión.
Más adelante, para el año 2006, salió el decreto 461-06 que deroga el 402-97, pero no se dan razones, ni motivos del mismo.
Con el paso de los años, el referido terreno ha sido utilizado, en primer lugar por la Amet y luego por la Digesett, creada a partir de la ley 63-17, como un depósito para todos los vehículos incautados por los agentes de tránsito.
Al Canódromo los agentes de tránsito llevan vehículos incautados a causa de alguna infracción u otros inconvenientes. Todo el proceso de lo que pasará con los vehículos se hace con la Digesett, incluido el pago de las multas.
Cuando todo el proceso requerido es agotado, la misma institución es la encargada de entregar el vehículo.
No obstante, cada año decenas de personas se quejan por la dificultad que conlleva, en algunos casos, completar los trámites burocráticos que exigen las autoridades para poder retirar sus vehículos.
En la actualidad, miles de vehículos y motocicletas ocupan un lugar en el referido terreno, una imagen que año tras año no hace más que aumentar.