La República

Chú Vazquez reconoce tener un compromiso con familia de pareja de evangélicos asesinada

“Chú” alegó que la situación de repararle la vivienda ha estado retrasada para poder verificar las partes legales del nuevo hogar.

Archivo LD

Jhangeily DuránSanto Domingo, DR

El ministro de Interior y policía Jesús (Chú) Vázquez Martínez respondió a periodista de Listín Diario sobre las vicisitudes que atraviesa Carmen Ferreras, madre de Joel Díaz, el joven asesinado junto con su esposa la noche del 30 de marzo del 2021, por confusión de un grupo de policías.

Doña Carmen declaró a una reportera de este medio que hasta el momento no ha sido cumplida la promesa de ayudarla en cualquier necesidad que pudiese presentar, palabras que en aquel entonces vociferó Luis Abinader, quien delegó el trabajo a Vázquez.

Actualmente, la madre del fallecido reside en una casa ubicada en el sector Los Alcarrizos de menos de 20 metros cuadrados, blocks sin empañetar, techo de zinc y una puerta de metal oxidada.

Sin embargo, “Chú” alegó que la situación de repararle la vivienda ha estado retrasada para poder verificar las partes legales del nuevo hogar.

“Nosotros tenemos un compromiso con esa familia, hemos tenido la dificultad de que estamos viendo las partes legales, para ver si podemos reparar su vivienda o si podemos darle una vivienda nueva a esa familia”, declaró el ministro.

Además, hizo remembranza en que el Gobierno dominicano va a responder por la familia de Joel sea “de una forma o de otra”.

Su vivienda

La casa, que bien tendría el tamaño de la habitación de un apar­tamento de clase me­dia, tiene apenas tres ventanas. El lindero es una empalizada. El fre­gadero no existe, son unas poncheras de alu­minio y cubos de pin­tura o de helado llenos de agua, en una mesa de madera un tanto po­drida.

No hay ducha, ni lava­manos en el baño, un recuadro de zinc oxida­do cuya puerta es una cortina. Las tres damas que viven en esa casa no tienen privacidad al­guna, pues el espacio destinado al aseo perso­nal está construido en un patio casi comparti­do con las casas del al­rededor.

Allí, junto a un inodoro dañado que compró “a medio uso” tiene que to­mar el agua en un jarro desde un tanque y mojar toda la diminuta cabina de metal viejo.

Luego de que hablara con el asistente del mi­nistro Vásquez y trataran la cotización para el pago de la casa, se ha quedado a la espera de que la lla­men para concretar todo, como en la última oca­sión le dijeron.