El canódromo: un cementerio de chatarras
Se encontró allí un ambiente tenso debido a la gran multitud en las afueras del Canódromo, la mayoría molestas y desesperadas por la tardanza en la entrega de los vehículos y alegando incautaciones injustificadas
Las deficiencias en la atención y la gran cantidad de vehículos retenidos que procuran conductores durante días sin ningún resultado, contribuyen al desorden que prevalece en el Centro de Retención Vehicular de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), ubicado donde funcionaba el antiguo Canódromo.
Un equipo del LISTÍN DIARIO visitó ayer la instalación ubicada en la intersección de las avenidas República de Colombia y Monumental, con el objetivo de conocer sobre el destino final de muchos vehículos incautados por violaciones a las leyes y el proceso que deben realizar sus propietarios para retirarlos.
Sin embargo, se encontró allí un ambiente tenso debido a la gran multitud en las afueras del Canódromo, la mayoría molestas y desesperadas por la tardanza en la entrega de los vehículos y alegando incautaciones injustificadas.
Las primeras personas llegaron al centro cerca de las 5:00 de la mañana, según contaron, y no fue hasta las 9:00 cuando comenzaron a “recibir” los servicios, aunque permanecían en el lugar sin ninguna solución.
Atiborrado
Al Canódromo llevan vehículos incautados a causa de alguna infracción u otros inconvenientes. Todo el proceso de lo que pasará con los vehículos se hace con la Digesett, incluido el pago de las multas.
Cuando todo el proceso requerido es agotado, la misma institución es la encargada entregar el vehículo.
Dentro del lugar se encuentran autos, motocicletas y otros medios de transporte de todo tipo y tamaño. Incluso hay un edificio de tres plantas colmado de motocicletas. Lleno tanto de árboles como de vehículos, muchos de ellos se ven en condiciones deplorables y arropados por los arbustos. Toda esa zona ocupa un gran espacio y allí se encuentran los vehículos que han sido confiscados por alguna u otra razón.
El señor Reyes Abreu declaró a LISTÍN DIARIO que todas las personas presentes, en su mayoría hombres, son propietarios de motocicletas, las cuales habían sido incautadas por “disparates”.
Llueven quejas
La motocicleta de Reyes fue confiscada el pasado viernes debido a que circulaba con la licencia de su hijo, pero hasta ayer no lo había recuperado.
“Hasta el acta de nacimiento de mi abuela traje yo hoy”, contó con sarcasmo, refiriéndose a los papeles que se requieren para realizar el proceso de retiro.
Aunque a Reyes le incautaron su motocicleta por violación a la ley de tránsito, algunos alegan que han mostrado todos sus documentos al día y aún así les llevan los vehículos.
“Usted puede andar legal y como quiera se lo llevan”, vociferó un señor que también procuraba su unidad. Además, declaró que en gran parte de los casos no les piden ni el seguro, ni la cédula, ni otros papeles de identificación, sino que “es para arriba de una vez (una grúa)”.
“Esa gente abusa de los infelices, de los padres de familia que trabajan, el hombre que trabaja aquí no vale nada”, expresó, tratando de soltar todo el enojo acumulado.
Mientras el equipo del LISTÍN estuvo en el lugar, por lo menos dos grúas ingresaron a la estructura repletas de motocicletas. Como explicación, los presentes dijeron que de 20 vehículos que salen, entran “hasta 200” cada día.
Un joven contó que del centro de retención había salido una motocicleta que tenía unos 10 meses allí, e incluso hay muchos que tienen más tiempo, tanto que hasta se dañan.
Los ciudadanos comunicaron que todos los días dejan esa fila en condiciones similares, con personas que tienen más de tres días yendo al Canódromo sin poder resolver nada. Algunos denunciaron que, cuando llegan vehículos buenos y nuevos, supuestamente les quitan piezas para venderlas y extravían otras cosas.
Un usuario dijo que le acababan de incautar el motor, pero un oficial se llevó las llaves del vehículo. Cuando acudió al Canódromo para hablar con las autoridades pertinentes, una de ellas le respondió con un “¿Qué usted quiere que yo haga?”.
Pero no son solo conductores de motos con múltiples quejas. Robinson Mejía declaró que desde el miércoles asiste al lugar que describió como “un desorden” para recuperar un automóvil.
“Aquí no hay ni una ventanilla de información, tú vienes aquí a las buenas de Dios a averiguar cuál es el procedimiento. Estuve aquí ayer desde las 6 de la mañana y tuve que volver hoy. Aquí hay un desorden en la fila y no se arma una desgracia porque Dios es grande”, dijo visiblemente molesto.
Sin multas
Pero el problema más grande no es ese, sino que las patrullas traen los motores sin multa alguna, por lo que tienen que registrarlas en el sistema.
Una gran parte de esos hombres se encontraba ayer formando una fila para pagar una multa y averiguar por qué el motor fue enviado al Canódromo, ya que algunos ignoraban la razón.
Una vez allí hay que pagar la multa y esperar a que el sistema suba para así tener la oportunidad de realizar todo el proceso de retiro.