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Una laguna putrefacta a la vera de la autopista Duarte

Cuando llueve la situación de los vecinos es peor.

Cuando llueve la situación de los vecinos es peor.

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Helenny AmparoSanto Domingo, RD

Escondida entre la maleza, los escombros y las casas de familias que han tenido que abandonar sus residencias por la contaminación, ha surgido, a la vera de la autopista Juan Pablo Duarte, una laguna de putrefacción de más de 100 metros.

El cúmulo de aguas residuales se ha expandido a tal nivel que los que aún viven en las cercanías deben pedir permiso a sus vecinos de atrás para llegar a la calle.

“Nos dejan salir, porque todas esas casas están cogidas”, manifestó Enrique Cid, un señor de 73 años, quien junto a su esposa tuvo que renunciar por competo al primer nivel de la vivienda y trasladarse a una “pensioncita” que construyeron.

“Yo vivo ahí (señalando con una mano, mientras se sostenía de un palo para no caer al agua), y ahora mismo tú vas a mi casa y hay agua adentro de la casa que yace por piso”, reveló.

En espera de las autoridades

La laguna, como le llaman los moradores de Las Cayenas, en el kilómetro 22 de la autopista Duarte, “no es un problema nuevo”, algunos de los entrevistados por este medio afirmaron que ya tiene siete años, aproximadamente, y es el resultado del olvido de las autoridades municipales y gubernamentales.

Indicaron que se han reunido “cantidad de veces” con los representantes de la junta municipal La Guáyiga, municipal Pedro Brand, y el resultado siempre ha sido el mismo; “no hacen nada”.

“La alcaldesa Mirtha Pérez viene ahí a cada rato y no hace absolutamente nada”, dijo José Luis, quien también agregó que solo se presenta para que un comercio de la zona retire su mercancía de la acera.

“Ella viene a eso, como si eso fuera más importante que esto (refiriéndose a la laguna)”, puntualizó.

Lluvias potencian el caos

Durante el recorrido de un equipo de periodistas de este diario, varios residentes coincidieron en afirmar que “la peor parte” no es ni el olor, ni la contaminación que brota de la laguna, si no que “desde que llueve eso se bota”.

Ricardo, quien fungió de guía, aseveró que ninguno de los baños de Las Cayenas descarga, por lo que tienen que “estar haciendo maniobras” y “cuando llueve la cosa se pone peor”.

En tanto, José Luis señaló que esos días “todo se convierte en un desorden”.

“Es problemas serios que hay”, enfatizó.

Con el agua al pecho

A uno de los que le tocó vivir la angustia de dormir y arriesgarse a que el agua lo cubra o quedar despierto para correr, fue a Sid, que testificó a él, su esposa y vecinos, los han refugiado tres o cuatro veces.

“Hubo una vez que hasta yo mismo estaba asustado porque el agua me llegó al pecho”, recordó, al tiempo que apuntó que “no se sana de una gripe” a causa de las aguas estancadas.

Lilas

En la proporción que en que se encuentra “la laguna”, ya se han producido las lilas, conocidas por invadir cada sierto tiempo las aguas de los ríos Ozama e Isabela.

Este tipo de plantas acuáticas son propias de aguas dulces y, según algunos expertos, son fruto de la contaminación del agua.

Fotos: Jorge Cruz / LD