Valle del Ozama no aguanta más peso a su carga

Calles sin asfalto, mucha basura y su gente casi al asfixie por inmundicias y mucha delincuencia.

Los vecinos se quejan por las pésimas condiciones de las vías. RAÚL ASENCIO /LD

Los vecinos se quejan por las pésimas condiciones de las vías. RAÚL ASENCIO /LD

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Lourdes AponteSanto Domingo, RD

En el sector Los Tres Brazos está enclavada una franja de nombre Valle del Ozama, un espacio cercado por varias cañadas que hacen perjudicial la vida de sus moradores y, a más para su pesar, les circunda una delincuencia que, literalmente, les respira en la nuca.

Sin asfalto, lleno de basura y una vida asfixiada por inmundicias, así se vive en el Valle del Ozama, donde pareciera que las autoridades no llegan, y las panfletarias propuestas de campana que llevan sueños de mejoría al sector terminan en promesas.

Un dolor de cabeza Las cañadas Doña Nena, Respaldo Acapulco y Cañada Los Coquitos, son el dolor de cabeza eterno de los ciudadanos.

Para doña Rosa, una mujer que tiene más de 40 años viviendo allí, esto ha sido su pan de cada día. “Todo es un problema, uno intenta recoger y limpiar como uno pueda, los que viven más arriba nos tiran y mandan todos sus desechos para acá abajo y el ayuntamiento ayuda poco”, se quejó.

Andrés Perdomo, un comunitario con 18 años al frente de la Junta de Vecinos local, confesó haberse cansado de pedir ayuda a varios organismos que, en ocasiones, “no se toman la molestia ni de recibirlos”.

Los marginados. Las vacas caminando por las calles mientras se alimentan de los desechos que vienen y van desde todas partes, los niños jugando entre la polvareda y la suciedad, y los adultos quejándose del hedor pestilente en el lugar.

Reporteros de este diario vieron cuando un niño de apenas dos años, sufrió una caída mientras jugaba con su balón, terminando con una herida en su frente.

“Esto es tierra de nadie aquí, los demás se han olvidado de nosotros”, esa fue la expresión de uno de los residentes al ver los miembros de la prensa en el sector.

Tiempos de temor Otro problema para esta olvidada comunidad les llega durante las temporadas ciclónicas.

Este asentamiento humano multiplica su población, ya que gente de otros sitios se mudan en casas improvisadas en los terrenos baldíos, cercanos a la cañada.

“Esto se llena de gente para tiempos de ciclón”, declaró Juan Herrera.

Los marginados La Corporación de Acueductos y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) tiene una de las cañadas con trabajos a medias, atribuido a la supuesta muerte por Covid-19 del ingeniero a cargo de la obra, y la Alcaldía de Santo Domingo Este tiene intervenida otra de estas cañadas y se encuentran en trabajos de saneamiento desde hace pocos días.

En este sector hay todo tipo de problemas. Se necesita de la ayuda del gobierno y que se busquen soluciones.

“En campaña, cuando quieren votos todos saben la ruta y no les pesa bajar por aquí; después que todo acaba, pues la historia es diferente”, declaró María López.

Orígenes y nexos El nombre de Los Tres Brazos, donde está situado Valle del Ozama, proviene de la confluencia de dos ríos Ozama e Isabela que se unen para formar un tercero y caudaloso brazo.

El sector está ubicado dentro del municipio Santo Domingo Este y forma parte de Los Mina.

Tiene una superficie de 3.4 kilometros y más de 65,000 habitantes.

Su principal vía de acceso de entradas y salidas es la Avenida Hugo Chávez, antigua Venezuela, que se aproxima al puente Francisco del Rosario Sánchez. Tiene una segunda vía de entrada, la calle Central, que nace en la Avenida Ozama, frente al Barrio Puerto Rico.

Está limitado por el río Ozama, al Oeste; Los Mina, al Este; el río Isabela, al Norte, y la Avenida San Vicente de Paúl, al Sur.

Los primeros pobladores que llegaron al barrio datan desde 1960. Allí vivian empresarios extranjeros que se dedicaban al cultivo agrícola y la crianza de vacas, cerdos, gallinas y caballos.

DATOS En tiempos del dictador Los primeros. A principio de siglo XIX, en Los Tres Brazos residía el señor Pedro Morales (ganadero), quien era dueño de casi la mayoría de estas tierras, pero a Trujillo le interesaron estas parcelas por bellas y aptas para la ganadería, a lo que Morales no le quedó otra alternativa que vendérselas. En principio, él y su familia quisieron resistirse, pero se vieron obligados a complacer al “jefe”.