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Jean Gentil, del cine a la cruda realidad en las calles capitaleñas

Jean Gentil recorre cada día con su paletera unos cuatro kilómetros para llegar a la Plaza Juan Barón, donde se queda hasta la madrugada. Raúl Asencio/LISTINDIARIO

Helenny AmparoSanto Domingo, RD

“Agua, agua, refresco”, va gritando uno de los vendedores ambulantes de la capital de nombre Jean Gentil mientras arrastra su paletera a lo largo del Malecón de Santo Domingo, intentando buscar el sustento diario entre el calor del sol y el resplandor del mar.

El bullicio natural de los camiones y bocinas de los vehículos que de prisa recorren la Avenida George Washington no logran disipar del todo la efusiva voz que proviene del interior de un hombre que tiene mucho que contar, y aún más esperando una oportunidad.

Jean Gentil es un haitiano de 61 años que llegó a República Dominicana en 1997 cargando con sus títulos de licenciado en contabilidad y educación, dotes de actor experimentado y dominio de siete idiomas, todo para encontrar un trabajo donde pudiera aplicar sus conocimientos y mejorar su condición económica.

Sin embargo, su meta se le ha escapado por más de dos décadas y ahora con 61 años de edad son pocas las esperanzas de Gentil.

“Tengo muchos sueños, pero yo pierdo esperanza… yo viejito nadie me va a dar un empleo y no tengo dinero para hacer un negocio mejor que ese”, manifestó este trabajador informal que vive de su paletera, y a quien se le puede ver desde las cinco de la tarde subiendo y bajando el referido tramo.

8.4 KM

Con el propósito de reunir el dinero del alquiler de la casa en la que reside, alimentos, mercancía y otros gastos, Gentil inicia su caminar desde la Estación Central Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo hasta las inmediaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores.

En total son unos 4.2 kilómetros los que recorre de ida y le toma por lo menos una hora, para luego devolverse a caminar una distancia similar y ubicarse en la Plaza Juan Barón hasta las 8:00 P.M., aproximadamente.

El reloj avanza cada noche hasta marcar las 10, y aunque sus compañeros de labor se marchan, las necesidades que tiene que cubrir le hacen mantenerse de pie y esperar hasta las dos o cuatro de la madrugada por una venta más.

Arriesgarse hasta esas altas horas le ha dejado expuestos a delincuentes en más de una oportunidad.

Según Gentil, la última vez fue hace un año y en el asaltó no solo perdió sus artículos, sino que también resultó herido, lo que le impidió salir a trabajar por varios días.

Asimismo, ha visto perder su mercancía en otras tres ocasiones, pero estas veces en manos de la Policía Municipal del Distrito Nacional.

Un mejor porvenir

Los intentos de Jean Gentil buscando un empleo en territorio dominicano se han ido acumulando sin éxito, a pesar de que antes de abandonar su patria decidió prepararse para tener más posibilidades.

El señor que ya había estudiado en Haití una carrera de contabilidad y otra de ciencias de la educación, se abocó al estudio de los idiomas luego de recibir consejos de otros compatriotas que le sugerían viajar a Quisqueya para cortar caña.

“Me preparé para venir aquí para trabajar como guía, traductor para los turistas, no para cortar caña”, resaltó el profesor que salió de Haití por no conseguir trabajo y al cruzar la frontera su realidad siguió siendo la misma.

Aunque su objetivo era ejercer alguna de sus carreras, le ha tocado vender funditas de agua en la Avenida Juan Pablo Duarte, trabajar en la construcción y ayudar a otros haitianos con el español, hasta finalmente armar su paletera.

El maestro y contador reveló que antes de salir con su coche lleno de galletas, dulces, bebidas y otros productos, solía recorrer las calles de la capital hasta con corbata, pero con un cambio de ropa en una bolsa plástica por si aparecía otra opción.

“Empecé a buscar trabajo todos los días, andaba con corbata y a veces con una fundita con trapos…Si estoy caminando buscando trabajo como profesor, traductor, y no encuentro, lo que hago es que en una construcción yo digo: por favor ayúdame, tengo ropa de trabajar”, detalló en un español que no sonaba perfecto pero sí dominado.

Protagonista

La historia de Gentil, que llegó a la redacción del Listín Diario luego de que la periodista Diana Suriel publicara un hilo en su cuenta de Twitter, ha estado marcada por desafíos y sacrificios, pero en 2010 fue contada en la pantalla grande y la cinta recibió hasta reconocimientos internacionales.

La fama y alabanzas del largometraje dirigido por Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas, y titulado con el mismo nombre del señor no se reflejó en su condición de vida.

Gentil manifestó que los autores de la obra cinematográfica le pidieron contar sus vivencias y aunque le daba vergüenza, lo hizo.

“Yo pensé que era para ayudarme a conseguir un empleo pero no era por eso”, señaló, al tiempo que subrayó que lo llevaron a una finca en Samaná para grabarlo haciendo gestos como recoger leña.

“Estaba haciendo una película, protagonizando, y no sabía”, precisó Gentil, quien dijo solo recibió 5,000 pesos por su participación.

Cartas

Por otro lado, en su afán de conseguir un empleo, Gentil ha escrito cartas a los expresidentes Leonel Fernández y Danilo Medina, en sus respectivos mandatos, así como a la alcaldesa del Distrito Nacional, Carolina Mejía.

En el caso del mensaje a Mejía, el contador le solicitó que si no le podía dar un empleo, por lo menos le asignará un lugar donde vender sin que los policías municipales le despojen de su paletera.

“Permíteme un lugar para vender tranquilo, por favor, o mándame a vender a un lugar donde los policías no van a pasar”, relataba la carta, según contó.

Sueño

Jean Gentil sueña con ser un líder en Haití para ayudar a los haitianos, “sobre todo a los que son pobres”.

“Tengo vergüenza de decir eso, porque la gente va a decir que ese pobre quiere ser presidente, pero si tengo mucho deseo para ayudar a los haitianos, no para tener dinero es para ayudar”.