Sandra exige que su episodio concluya con justicia
Sandra Abreu tiene 28 años de edad. Fue agredida sexualmente por el hijo de su jefa el 14 de febrero del 2019. Tenía 4 años y medio trabajando como empleada doméstica en el hogar de la familia.
Era un empleo que consumía gran parte de su tiempo, vivía en la casa para la que trabajaba y retornaba a la suya los fines de semana. Informó que el acusado residía en el lugar junto a sus padres y el resto del personal.
A quien acusa, en ese entonces tenía 40 años de edad y ella 25. Sandra dijo que nunca se imaginó que él haría algo así, pues se llevaban bien y en todo el tiempo que tenía laborando en la casa no había ocurrido nada similar entre ellos.
El suceso ocasionó que fuese atendida de emergencia e ingresada en el hospital Marcelino Vélez durante 3 días. Fue diagnosticada de “aborto incompleto y desgarro perineal”. Al momento del abuso, la víctima se encontraba en estado de gestación pero se enteró cuando fue ingresada al hospital, a causa de la grave condición en la que se encontraba, perdió la criatura y se le realizó un legrado instrumental por aborto incompleto.
Contó que había formado una bonita relación con su jefa, tanto así que esta le aconsejaba mucho sobre asuntos de su vida personal. Esto hizo que sintiera un gran pesar a la hora de tomar la decisión de presentar la denuncia al poder judicial.
El caso se ha extendido desde el 2019 hasta la actualidad. El tiempo avanza y Sandra no ha visto ninguna evolución ni movimiento ejecutado por las autoridades judiciales.
“En vez de sentirme aliviada por parte de la justicia, siento que he recibido un golpe de ellos” expresó con lágrimas amenazando con salir de sus ojos. “Es la segunda vez que ponen en apelación el caso, así de decidí hacerlo público” agregó al comentario.
Enunció que lo único que pide es justicia por los daños causados hacia su persona ya que, a pesar de todo, se encuentra muy agradecida con su jefa y los tratos que le dio durante su estadía en aquel hogar al que renunció al mes de lo transcurrido.
Aunque dice no tener complicaciones físicas hoy en día, confirmó que las secuelas emocionales y psicológicas permanecen en ella, tanto así que se ha limitado en casi todos los ámbitos de su vida luego del terrible suceso.
Dijo que siente culpa, vergüenza y mucho dolor cuando los episodios deciden pasar por su mente. Ha tratado de buscar ayuda y asistir a charlas motivacionales, mas no considera que le han servido de mucho.