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El Ómicron en República Dominicana: Realidades y perspectivas

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Willians De Jesús Salvador y Galileo VioliniSanto Domingo, RD

El sábado, día de Navidad, el Ministerio de Salud Pública de República Dominicana, hizo de público conocimiento el primer caso, en el territorio nacional, de la variante ómicron de la COVID-19, por lo que nuestro país se une al creciente número de países que han confirmado la presencia de la nueva variante del coronavirus. El contagio ha sido diagnosticado en una persona procedente desde Sudáfrica, activándose la alerta epidemiológica en busca de otros posibles casos.

La información no debe haber sorprendido las autoridades sanitarias, porque el 22 de diciembre se había reportado en un twitter de Seremi de Salud de Los Ríos, Chile, que en una persona de sexo femenino de 29 años de edad, residente en Valdivia y proveniente de la República Dominicana, resultada positiva al contagio, se había identificado la variante ómicron cuando su muestra de PCR había sido sometida al proceso de genotipificación y secuenciación genómica.

La variante ómicron ha sido detectada en alrededor de noventa países. Casi el 75% de los casos confirmados por secuenciación genómica corresponden al Reino Unido (https://es.statista.com/estadisticas/1278962/omicron-paises-afectados-segun-los-casos-confirmados-de-contagio/). Sin embargo, a pesar de que en los demás países a menudo las confirmaciones se limitan a centenares o decenas de casos, hay evidencia de que esta variante es altamente contagiosa y es responsable del aumento de los contagios registrado en muchos países, en particular europeos, donde se duplican cada dos o tres días. Hay proyecciones, como la del miércoles pasado del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, que estiman que en los próximos tres meses habrá tantas infecciones con la nueva variante como en los dos años de pandemia.

El gabinete de salud de la República Dominicana, ha manejado excelentemente bien la pandemia, y el plan de vacunación ha sido bastante eficiente. Hasta el 22 de diciembre, se habían suministrado 14,030,778 dosis, en 6,931,885 personas de las cuales 5,688,369 están vacunadas completamente. Esto equivale al 52,44% de la población, es decir falta 47.56% por vacunar. Es entonces necesario intensificar la campaña de vacunación, porque el impacto del contagio con la variante ómicron es de todas formas menor en los vacunados. Pero no puede no preocupar el elevado número de no vacunados.

En Europa donde se han registrado más de 89 millones de casos y 1.5 millones de muertes por la pandemia, el contagio se está propagando a una velocidad vertiginosa, sobre todo en algunos países, (Reino Unido, España, Francia, Portugal, Italia). Esto solamente en parte se explica con la variante ómicron, ya dominante, es cierto, en Dinamarca, Portugal y Reino Unido, pero hay que recordar que ya había empezado a manifestarse una tendencia en este sentido, debida a la delta y antes de que la variante ómicron apareciera.

Esto ha creado una situación que en algunos países ha llevado y está llevando a medidas excepcionales y restrictivas, que han incluido confinamiento, con efectos positivos, en el caso de Alemania y Austria, aunque ahora hay la incógnita de un posible brote de ómicron.

También si el impacto sobre el sistema sanitario es menor que el de hace un año, muy probablemente en gran parte por mérito de las vacunas, hay algunas consideraciones que se deben hacer sobre el impacto económico de este brote.

Se están cancelando miles de vuelos a diferentes países de destino. Es indiscutible que esto afecta al turismo y la economía, de manera muy sensible a nivel global, pero especial para países como República Dominicana, que ya había echado a caminar la locomotora de la economía, teniendo un crecimiento impresionante y recuperación a nivel de la industria sin chimenea que es el turismo. Es probable que esto imponga alguna adecuación de la política del sector, tal vez promoviendo el turismo interno o con nuevas medidas de apoyo.

Puede ser interesante poner en evidencia, con referencia al impacto que puede tener la variante ómicron en el tejido social y económico de la República Dominicana, algunos elementos que podrían justificar un moderado optimismo, sugerido por el comportamiento de la ola de contagios de la nueva variante del coronavirus.

Normalmente las olas causadas por una variante se manifiestan en picos en la curva de los contagios diarios, que, después de un cierto tiempo, empieza a bajar. Los picos son caracterizados por su máximo número de contagios diarios (aunque más significativo es el dato promedio calculado durante una semana, para reducir la importancia de eventuales fluctuaciones) y por su ancho.

Es interesante analizar estos datos en los primeros países donde se detectó esta variante. Refiriéndonos a los ocho países sudafricanos cuyos vuelos fueron bloqueados en muchos países hace unas semanas, y cuya lista parcialmente coincide con los países para los cuales una medida de esta naturaleza se aplica en República Dominicana, en tres de ellos, Sudáfrica, Zimbabue y Eswatini, el pico de la infección comenzó en los últimos días de noviembre, mientras que en los otros cinco esto ocurrió en las dos semanas siguientes. Hacia el 16 de diciembre, los tres primeros picos iniciaron un importante descenso. En Sudáfrica, el máximo del pico fue alcanzado el 12 de diciembre (casi 38000 casos) y la media sobre siete días alcanzó su máximo entre el 16 y 18 de diciembre (poco más de 23000). Actualmente esa media se ha reducido por un 35%. En Zimbabue la media sobre los últimos siete días está hoy al 42% del máximo que fue alcanzado el 14 de diciembre, y en Eswatini al 38% del máximo del 16 de diciembre. Es demasiado poco para sacar conclusiones generales, pero puede ser una indicación de que el pico asociado a la variante ómicron tiene un ancho mucho más estrecho que los observados para otras variantes.

En los tres casos en cuestión el máximo del contagio se alcanzó en un tiempo del orden de tres semanas. Si ocurriera lo mismo en República Dominicana, esto significaría que debería esperarse que la variante ómicron debería dar origen a un rápido crecimiento del número de contagios durante las próximas tres-cuatro semanas, al cual seguiría una reducción también rápida de las infecciones por esta variante.

¿Se puede controlar este proceso? La altura del pico probablemente sí, vacunándose, aunque la capacidad de las vacunas de neutralizar la ómicron no es segura ni cualitativa ni cuantitativamente, y también observando las medidas de precaución que nos han acompañado en estos dos años de pandemia.

Sin embargo, quisiéramos recordar la opinión de un biólogo computacional del Instituto Weizmann de Rehovot en Israel, Carlos Segal: “No hay duda de que la medida más efectiva es la vacuna…

Reduce la morbosidad y el número de personas en condiciones serias. Todas las demás medidas, restricciones sobre las reuniones, enseñanza a distancia, restricciones en los vuelos, a esta altura son medidas de limitada eficacia que no ayudarán a controlar la curva de la Ómicron. Y el daño que causan es grande”.

Esto soporta la decisión del gobierno de no recurrir a medidas como el confinamiento, pero no olvidemos que en el caso dominicano el blanco es la fracción de población no vacunada, más que el grupo que ya tiene la protección de tres dosis.

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