La República

Continúa la incertidumbre en Baní ante la falta de información oficial sobre víctimas en tragedia en Chiapas

Los familiares están haciendo sus propias gestiones para el retorno de los heridos y el traslado de los cuerpos de los familiares

Reymi Yoel Soto, de 27 años de edad, entre los desaparecidos.

Ante la incertidumbre y la desesperación que causan la distancia y la falta de información fluida y de carácter oficial, familiares de las víctimas de la tragedia de Chiapas, México, optan aquí por hacer sus propias diligencias para ver cómo logran traer al país los cadáveres y heridos del fatal accidente que ha cobrado la vida de al menos 55 personas.

En estos menesteres se mueven familiares y amigos de Reymi Yoel Soto, de 27 años, una de las personas que viajaban en el furgón accidentado y que se cuenta entre los tantos desaparecidos del caso.

Una comisión familiar que viajaría esta semana a México (los que incluso ya compraron hasta los pasajes) ha sido conformada, según ha explicado Jorge, padre de crianza de Reymi, para indagar en hospitales y ver si lo encuentra entre los heridos y en las morgues donde han estado llevando las víctimas del aparatoso vuelco, en caso de que el joven haya fallecido.

Furgón con 25 a 30 cadáveres

Esta familia, entre otras aquí, aseguran tener información cierta de la existencia de un furgón en México donde supuestamente han sido depositados unos 20 a 30 cadáveres del vuelco que no han podido ser identificados hasta el momento.

Reymi vivía con su padrastro Jorge en la zona norte de Baní, quien lo describe como un joven trabajador y dedicado a las labores agrícolas en sus terrenos cafetaleros en la zona montañosa del municipio.

No fue hasta el pasado miércoles, un día antes de la tragedia, que se enteró que su protegido estaba envuelto en esta peligrosa aventura.

“Lo supe y quedé sumamente sorprendido, porque el día antes del suceso llamó a un primo que andaba conmigo en el vehículo familiar para decirle, estoy en México”, narra Jorge con gran pesar, quien afirma que Reimy estuvo con él en la finca el día antes de partir a ese país, “y nunca me dijo de ese viaje”.

Cuenta que la madre de este joven, Magnolia Soto, vive días dolorosos y de llanto permanente desde que se supo la noticia de lo que había pasado con el grupo.

“Ella y toda la familia estamos destrozados”, revela Jorge apesadumbrado.

Otras familias hacen colectas

En Catalina, donde hay dos muertos de este suceso, Ángel Lugo García y Frantony Matos González hacen colectas entre vecinos, amigos y familiares para tratar de traer al país los cadáveres de estos hijos de esa comunidad banileja.

Manolo Carmona, residente en el sector Las 20 Casitas en la zona norte de Baní y padre de Edison Yunior Báez (Bacalao), expresó resignado que su familia tiene que esperar por lo que hagan las autoridades locales, quienes le han prometido que en unos 15 días podrían estar en el país los restos de los fallecidos, así como algunos de los heridos.

Angustia e incertidumbre

En todas estas familias, desde Nizao, Catalina, Fundación de Peravia, Cañafístol, Cruce de San José y los barrios de la ciudad; Pueblo Nuevo, Los Cajuilitos, Las 20 Casitas y otros, a siete días de la tragedia, hay un solo llanto, un solo luto, un solo dolor y una gran consternación e incertidumbre total debido a la angustia que les provoca no poder tener a sus víctimas para ser veladas o cuidar a los heridos y saber de los que aún siguen en calidad de desaparecidos.

Tragedia

El jueves pasado, un tráiler que transportaba migrantes hacinados en su intento de llegar a Estados Unidos chocó contra un muro, presuntamente por exceso de velocidad. Las autoridades mexicanas cuentan más de un centenar de heridos, la mayoría de Guatemala.