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Baní: Huérfano de un náufrago muere 20 años después también buscando el “sueño americano”

Deyanira PolancoCañafistol, Baní, RD

Hace 20 años que el mar Caribe se tragó a Yunior Báez al naufragar la yola que lo llevaba a Puerto Rico. Y hoy el colmado donde cuelga su fotografía, tiene velones encendidos por el descanso de su hijo, al que dejó huerfano con tres años de edad.

Yunior renunció al colmado y montó la frágil embarcación detrás de lo que entendía era su futuro, Puerto Rico, y su hijo Yuniel Mordán Báez, de 23 años, también dejó el trabajo de colmadero y se enfilaba hacia Estados Unidos.

El jovencito es uno de los siete muertos confirmados, de un grupo de 17 banilejos, de los que hay 12 heridos y desaparecidos, víctimas del accidente de un camión en Chiapas, México, cargado de indocumentados que pretendía llegar a Estados Unidos.

Doña Dulce Soto carga con duelo doble, de su nieto a quien crió y la desaparición de su hijo que aunque han pasado dos décadas no se le ha borrado de la memoria. “A mí no se me ha borrado de mi mente y de mi corazón. Yo todos los días lo recuerdo”, dice apesadumbrada.

No obstante, ella cuenta que la situación económica del país es la que empuja a esos viajes inciertos. Él quería irse a cumplir su sueño por lo que entre sus ahorros, una hipoteca y otros recursos, juntaron más de un millón de pesos para el viaje. “Pagamos más de la mitad y la otra parte se paga allá”.

Aquí sale a relucir lo “organizado” que se dan estos viajes, aunque aun se desconoce quiénes son los responsables.

Cada indocumentado dominicano pagó alrededor de 20,000 dólares para la travesía. Ellos abordan un avión hasta Panamá y de ahí a Guatemala, para continuar en carretera hasta la frontera mexicana hasta llegar a Estados Unidos.

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