Migración

Banda recluta y viola a haitianas durante cruce ilegal al país

“A las embarazadas que están a punto de parir ellos no las violan ni les dan pelas; le hablan duro si violan sus normas, pero de ahí no pasan, a las demás, nos abusan sexual y fiscamente”, reveló la haitiana Luisiané Petit.

Las mujeres, entre estas las embarazadas, sufren maltratos y diferentes formas de abuso de los tráficantes haitianos de ilegales de su propio país, hacia República Dominicana.

Ricardo SantanaSanto Domingo, RD

Las mujeres, entre estas muchas embarazadas, son presas fáciles de los “poteas o potiás”, que se dedican al tráfico de inmigrantes ile­gales desde Haití hasta Re­pública Dominicana.

Esta banda, harto co­nocida en ambos lados de la frontera dominico-hai­tiana, reclutan a mujeres, muchas de ellas embara­zadas, igual que a hom­bres, para cruzarlos a te­rritorio dominicano de manera irregular, dijeron varios haitianos apresados por miembros del Ejército, y luego entregados a Migra­ción en Dajabón para fines de repatriación.

En el trayecto des­de Haití hasta Repúbli­ca Dominicana come­ten abusos incalculables en contra de las mujeres, principalmente, según denunciaron algunas in­migrantes detenidas.

“En los montes y caminos de Haití, por donde cami­namos para cruzar a Repú­blica Dominicana, los po­tiás nos violan sexualmente y, si nos negamos, nos dan pelas con arbillas(correas) y ramas de árboles a las que les quitan las hojas pa­ra que nos duela mucho”, se quejó Julié Marcelin, otra inmigrante detenida por soldados e inspectores de Migración para ser devuel­ta a su país, junto a otros compatriotas en iguales condiciones.

Les cobran más caro Los potiás cobran tarifas más elevadas a las mujeres embarazadas que desean cruzar desde Haití hasta Re­pública Dominicana para dar a luz en hospitales crio­llos.

Haitianas dijeron que los traficantes respetan a las mujeres que trafican a este país, cuando están en avan­zado estado de gestación.

“A las embarazadas a punto de parir ellos no las violan ni les dan pelas, le hablan duro si violan nor­mas establecidas por ellos”, agregan.

CRISIS Un vecino en total descalabro Sin problemas. Una haitiana contó que tras visitar varias veces el hospital público Jua­na Méndez, en Haití, a 600 metros de Dajabón, pero allí no encontró ca­ma ni espacios para pa­rir, y con ayuda de un potea, cruzó la frontera y entró al pais.