Tribuna del Atlántico
Ómicron y vacunas
Con la llegada de un nuevo diciembre, el tortuoso camino iniciado en Wuhan, en la lejana China, presagia nuevos sobresaltos con la aparición de una nueva cepa del Sars Cov-2, el Covid-19, que ha cambiado la vida de todos, esperemos que no para siempre. Aunque es muy temprano aún para medir las
implicaciones de la cepa denominada como ómicron, en el mundo entero se han prendido las alarmas sobre las implicaciones de esta variante detectada en Sudáfrica, en Europa, Canadá y otros territorios. Siempre a la vanguardia en la orientación periodística, el Listín Diario presenta este martes las recomendaciones que da el doctor José Joaquín Puello para que estemos alertas ante esta nueva versión del virus, en la crónica de la periodista Doris Pantaleón destacada por su cobertura de temas de salud. Entre las recomendaciones del reputado profesional está el tema de la vacunación y el uso de mascarillas. En ambos casos el ambiente es francamente desalentador.
El uso de mascarillas se ha relajado a niveles francamente alarmantes en todo el territorio, reservado a supermercados, tiendas y plazas comerciales donde el personal de seguridad las exige. A pesar de los innegables esfuerzos de las autoridades del gobierno del gabinete de salud aún no alcanzamos la meta de al menos el 70 por ciento de la población vacunada. Este martes las cifras de VacunateRD, establecen que 5,592,459 han recibido al menos dos dosis de vacunas, esto es alrededor del 53% de la población del país, mientras que 1,344,000 ha recibido la dosis de refuerzo. Es decir, un país que ha sido agresivo en conseguir las vacunas, hasta el punto de haber contratado más de las que serán necesarias, que las mismas son administradas de modo gratuito a la población y de iniciativas como el requerimiento obligatorio de la misma para el acceso a lugares públicos todavía no logra el 70 por ciento de la población vacunada. Aquí parecería entrar en vigencia el viejo refrán de que “no por mucho madrugar amanece más temprano”. El temprano giro diplomático del gobierno que abandonó su inicial retórica anti-China para montarse en el salvavidas de las vacunas del gigante asiático, no ha sido suficiente para alcanzar el objetivo.
¿Qué ha pasado entonces?
La verdad es que a los esfuerzos oficiales por alcanzar el nivel óptimo de vacunación les ha faltado iniciativas de movilización social en los sectores que pueden estar presentando más reticencia.
Decíamos en un artículo anterior que es imperativo involucrar a las iglesias, sindicatos, juntas de vecinos, en fin, a toda la sociedad organizada, para vencer arraigadas creencias, que han demostrado no tener fundamento y movilizar a la parte de la población que aún se resiste a las vacunas. Igualmente, un uso más eficiente y proactivo de las tecnologías modernas es imperativo para identificar y contactar a los no vacunados y, en lo posible, convencerlos de acudir a los centros.
A estas alturas hace rato que debíamos tener un centro de llamadas para contactar a las personas que no han acudido a los centros de vacunación, como en otros países. En suma, que la ómicron nos demanda formas más creativas de abordar la vacunación para que no nos coja, “asando batatas”.