El retorno de invertir los Fondos de Pensiones
El conocimiento general y la experiencia de muchos países en el ámbito de la inversión previsional ha demostrado en innumerables ocasiones el favorable impacto que tiene el uso de los Fondos de Pensiones en el desarrollo de economías emergentes, como es el caso de la República Dominicana. Así como promueve una mayor rentabilidad para los pensionados, dinamiza la actividad económica en términos generales, facilita el acceso y la diversificación de empresas a ser financiadas, y promueve el crecimiento.
En el caso local, la Superintendencia de Pensiones, en su resolución 17-02 sobre control de las inversiones locales de los fondos de pensiones, establece en sus artículos 1, 2 y 3 que los recursos de los Fondos de Pensiones se invertirán para obtener una rentabilidad real que incremente las cuentas, velando, en el caso de las AFP, por la seguridad de los instrumentos financieros en donde se efectúen las inversiones.
En las últimas décadas este tema ha ido evolucionando, aunque no exento de debates sobre la justicia del sistema y el porcentaje calculado para cada trabajador según su nivel de ingreso. Este artículo se enfoca en las inversiones de los fondos en términos globales, sin dejar de reconocer la necesidad de revisar dichas objeciones, al existir una justificación razonable de que todo trabajador debe velar, en sus años productivos y los de su retiro, por el sustento económico de un hogar y por su propia dignidad en su etapa de jubilación laboral.
En lo que respecta a las inversiones, los Fondos de Pensiones han permitido apostar a un crecimiento macroeconómico, financiando el déficit del Banco Central, así como déficits presupuestarios, manteniendo las finanzas públicas estables, impulsando a su vez a que República Dominicana haya gozado de un crecimiento anual de un 5.5% en los últimos 15 años.
Sin embargo, es hora de que los Fondos y su inversión respectiva vayan a obras de infraestructura que permitan el crecimiento del país de cara a los próximos 20 años. Caso contrario, sin contar con dichos recursos, nos veríamos en un desfase de carreteras y obras estratégicas que le impedirían al país avanzar con la debida agilidad hacia un desarrollo más importante, sobre todo considerando que ya nos adentramos en la competitividad global post-covid.
Hablo de puertos, carreteras, obras viales, acueductos y presas, parte de la agenda prioritaria que ha manifestado el presidente Luis Abinader. Ahora bien, para concretar esos planes en un plazo de tiempo razonable, se requiere subir la inversión en obras, que actualmente sufre de una brecha del 2.5% en promedio regional, lo cual debemos aumentar a un 5.2% del PIB, según ha sugerido el BID en su informe “Construir oportunidades para crecer en un mundo desafiante” (2019).
El primer paso es convertir la vocación de ahorro de los Fondos de Pensiones en una vocación de inversión a largo plazo, y a partir de ese reenfoque, establecer un camino de financiamiento de obras que garanticen rendimiento para los ciudadanos y un desarrollo integral para todo el país.