Enfoque
La diosa Juno
Antiguamente, a la isla canaria de La Palma se la conocía por Junonia mayor o isla de Juno, como decían los mapas de la época. Y era “mayor” para diferenciarla de La Gomera, otra de las islas del archipiélago, a la cual la llamaban del mismo modo, pero esta era menor, o sea: Juno menor. Más tarde, sus pobladores la llamaron Benahoare, nombre que traducido de su lengua significa “mi tierra” o “mi patria.” No obstante, Juno, era/es la diosa del aire y como que las dos islas eran tan altas que sus cimas se introducían en el espacio del cielo i del aire, se creía que Juno podría cuidar de ellas. Cabe decir que aún es más alto el volcán Teide, pero solamente se alza y ocupa un espacio determinado de la isla de Tenerife, en cambio en La Palma era toda la isla la que contemplaba desde sus costas, una progresiva altura que se iniciaba en el mar y terminaba en sus cumbres. No se ha encontrado información que indique de manera razonada porqué su nombre pasó a denominarse La Palma.
Como todo aquello que pisaban los castellanos, a La Palma le llegó también la hora de ser conquistada y con ella sus autóctonos benahoaritas, los cuales una buena parte tuvo que integrarse en la nueva sociedad y otros fueron vendidos como esclavos en la península española. Fue la penúltima isla del archipiélago en ser conquistada antes de que lo fuera Tenerife, la cual se les resistió bastante. Eran los últimos años del siglo XV y ya se sabe que en aquellos tiempos quien no marchaba a conquistar alguna cosa es que era burro y como que al oficio de conquistador podía acceder cualquiera si tenía permiso y aceptaba cobrar comisiones, el Adelantado sevillano Pedro Fernández de Lugo, después de terminar su tarea de las islas se fue a Colombia para descubrir y conquistar un poco más hasta la muerte, la cual le sobrevino en Santa Marta, donde sigue enterrado. Mientras tanto, en La Palma pasaba de todo. Llegan negros africanos capturados como esclavos para trabajar y producir la caña de azúcar y la cosa llega a funcionar tan bien que la isla crece y pasa a formar parte del circuito comercial y de transporte Europa-América hasta que los piratas se dan cuenta y saquean e incendian la ciudad, hechos que obligan a construir defensas y murallas físicas. Aun así, se vuelve a producir vino para salvar la nueva crisis que genera la competencia de la producción de azúcar de las grandes plantaciones en las nuevas tierras americanas y el éxodo de palmeros y canarios en general hacia Venezuela empieza a ser tan importante que los recién llegados fundan gran cantidad de ciudades en aquella colonia. Los denominados “isleños” crean asiento y hacen historia, instituyendo una relación que se ha mantenido durante siglos.
En la actualidad, La Palma, incluso cambió su geografía y mantiene amenazada la flora exuberante y el ecosistema que permitió ser Reserva Mundial de la Biosfera. La diosa Juno tiene que renovarle el aire.
El autor es investigador y escritor