La República

Panorama político

Firmeza de Abinader fortalece al país

Guarionex RosaSanto Domingo, RD

La firmeza del presiden­te Abinader, el acuerdo con Costa Ri­ca y Panamá para ayudar a Haití, fortalece y redefi­ne la posición dominica­na que deriva a ser multi­lateral y a comprometer a otras naciones de la región y más allá frente a la grave situación haitiana.

Abinader dijo ante los delegados de la 76 Asam­blea General de Naciones Unidas que “la Repúbli­ca no puede sola con Hai­tí”, una noción bastante compartida por los domi­nicanos de todas las ten­dencias y a la cual la co­munidad internacional no ha hecho caso.

Si bien anteriores presi­dentes abordaron el pro­blema domínico haitiano, no siempre con éxito, por­que el régimen de Puerto Príncipe aconsejó a los do­minicanos no involucrar­se en sus asuntos aunque fuera en bien, la situación actual para el vecino país es de extrema gravedad.

Abinader interpreta el sentido común y toma el caso en momentos en que se ha creado una situación política agria con los Esta­dos Unidos, especialmente por la manera brutal, como se enfrentó el desborde de haitianos que piden asilo en la frontera con México.

La posición dominicana ha quedado fortalecida y en alguna manera a posterio­ri, se le ha visto mucho más suave. Los dominicanos han manejo mejor el traslado de los haitianos ilegales de re­torno a su país sin tener que utilizar acciones de fuerza al estilo del oeste.

El gobernante dominica­no consideró que la comu­nidad internacional no de­be, no puede abandonar al pueblo haitiano en este mo­mento en que los niveles de inseguridad lo están llevan­do a su autodestrucción.

Abogó por la pacificación de Haití por parte de sus na­cionales y citó la peligro­sa presencia de bandas cri­minales que controlan una buena parte de su territorio, reconociendo que ellos por sí solos no podrán garanti­zar las condiciones para es­tablecer el orden.

“Consecuentemente, lo más importante e inmedia­to es la seguridad en Haití, pues solo después de haber­lo logrado, pueden llevar­se a cabo unas elecciones libres, justas y confiable” aseguró el presidente do­minicano. Haití programa elecciones para el mes de noviembre.

La programación de las elecciones ha chocado con graves acontecimientos co­mo el asesinato del presi­dente Jovenel Moïse , un te­rremoto que dejó en ruinas buena parte de las ciudades de la península Suroeste y las bandas armadas dedica­da al pillaje y secuestros.

La preocupación del go­bernante dominicano tiene mucho que ver con la inte­rrupción del comercio bila­teral que ha tenido sus sus­tos por los secuestros y las amenazas de bandidos hai­tianos que roban y matan sin consecuencias y por la debilidad de la policía y la justicia.

La troika de CA Con Panamá y Costa Ri­ca, el presidente Abinader firmó una declaración de consenso con sus presiden­tes Laurentino Cortizo, pa­nameño y Carlos Alvarado, costarricense, para propi­ciar con las Naciones Uni­das, países amigos y orga­nizaciones internacionales apoyo a Haití.

Los “amigos de Haití” de la región caribeña se dife­renciarán de Francia, Cana­dá, España y Alemania, que en el pasado participaron en algunas iniciativas co­mo fuera la fuerza de ocu­pación MINUSTAH, alenta­da por los Estados Unidos y la ONU para detener la vio­lencia.

La diplomacia de Abina­der ha aplicado inteligen­cia porque los haitianos po­drían ver con suspicacia si solamente la parte domini­cana alentara cualquier es­fuerzo para la pacificación del país vecino. Panamá, Costa Rica y RD, le dará sa­bor caribeño a la Troika.

Los Estados Unidos han quedado muy mal ante la comunidad mundial y su propio país al disponer la expulsión masiva por avión de los migrantes que bus­can pedir asilo en ese terri­torio y al arremeter con la violencia de su caballería a los que buscaban cruzar el Río Bravo.

Quizás el poderoso país falló en no comprender la dimensión del problema que ha venido afectando a otras naciones como Chile, Brasil, Perú, México, Pana­má, Guatemala y otros. Es­tados Unidos fue piccica­to con las necesidades de comida y suministros pa­ra Haití. Una de las conse­cuencias directas del ma­lestar que se ha creado es la renuncia del enviado espe­cial para Haití, un diplomá­tico del Departamento de Estado, Daniel Foote, quien en su carta denuncia las condiciones infrahumanas en que son tratados los hai­tianos en la frontera Méxi­co-americana.

La brutalidad policial a caballo causó muchas que­jas entre los afroamerica­nos. La vicepresidenta Ka­mala Harris se quejó del trato dado a los migrantes y abogó por corregir esa prác­tica. El acontecimiento aca­paró portadas de diarios y medios de televisión, para un golpe a la popularidad del presidente Biden.

Nombra afroamericano El afroamericano Calvin Smyre, empresario y políti­co de Georgia, fue nominado el miércoles como el nuevo embajador norteamericano en República Dominica. Es el primer negro que ocupa­rá la misión diplomática, una de las principales en América Latina.

Dado el rango y el histo­rial del legislador de Geor­gia, se anticipa que su nom­bramiento, después de las vacaciones legislativas de las Navidades, será acogido de manera unánime.

Smyre trabajó por el presidente Biden pa­ra que el Partido Demó­crata ganara las eleccio­nes en Georgia, que logró por puntos. Smyre, que ha comprometido su vida con la filantropía, la educación y las campañas en favor de los pobres de su estado, podría alentar a empresa­rios dominicanos a hacer lo mismo, tareas que, sal­vo excepciones, no están muy a menudo en la agen­da empresarial.

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