La República

A 20 AÑOS DE LA CAÍDA DE LAS TORRES GEMELAS

El día que el mundo cambió

A las 8:46 de la mañana del 11 de septiembre de 2001, la ciudad de Nueva York fue estremecida por el impacto de un avión en uno de sus símbolos icónicos. A las 9:03, se produjo el otro choque.

El día que el mundo cambió

Yadimir CrespoSanto Domingo, RD

Hace 20 años de una catástrofe que sacudió el mundo: el desplome de las Torres Gemelas luego de un atentado realizado por 19 yihadistas.

Al día siguiente, la mayoría de periódicos tenían en primera plana la humareda que salía de alguna de las torres o ambas antes de que se convirtieran en un polvillo que azotaría la cosmopolita ciudad. “Conmoción Mundial” se leía en la primera plana de Listín Diario, no era para menos, el pánico se extendió de Nueva York al resto del planeta.

La mañana del martes 11 de septiembre de 2001 prometía ser una como cualquier otra. Los periodistas se preparaban para cumplir sus agendas del día, mientras el jefe de Información de Listín Diario, Tomás Aquino Méndez, coordinaba con los choferes y fotógrafos para distribuirlos a sus respectivos servicios.

Al mismo tiempo, pero a más de 2,500 kilómetros de distancia, cientos de empleados iniciaban sus labores en las oficinas ubicadas en los altos edificios de Wall Street, entre ellos el símbolo del comercio estadounidense: el World Trade Center en las Torres Gemelas.

Faltando 15 minutos para las 9:00 de la mañana, el vuelo 11 de American Airlines secuestrado por 5 yihadistas, luego de que despegara desde Boston, se estrelló entre los pisos 93 y 96 del edificio norte.

Una televisión analógica, de esas “con el barrigón para atrás”, que siempre sintonizaba CNN acaparó la atención de los que estaban a su alrededor en la bulliciosa sala de redacción de Listín Diario, República Dominicana. En la pantalla mostraban las primeras imágenes de lo que parecía ser un accidente aéreo en las icónicas torres de 115 metros de altura.

Aquino Méndez creía que se trataba de algún anuncio de una nueva película de drama o ciencia ficción, mientras que el entonces asistente del director, Fabio Cabral, veía el audiovisual a distancia, pensando que era un simple accidente; la realidad era que se trataba de un atentado que cobró la vida de casi 3,000 personas.

“Creíamos que era un accidente hasta que vimos cómo la otra aeronave impactó la segunda torre; inmediatamente nos reunimos”, dijo Cabral antes de que Alicia Estévez, jefa de Redacción, le interrumpiera agregando que “la consciencia de que fue un acto terrorista fue con el segundo”.

Cuando suben el volumen de la pantalla chica se dan cuenta de la situación y estaban discutiendo qué iban hacer cuando de pronto y sin nadie esperarlo chocó el segundo, anonadando a los espectadores.

Eran las 9:03 de la mañana cuando el vuelo 175 de United Airlines con 60 pasajeros y tripulantes, además de cinco terroristas, que también había despegado de Boston con destino a Los Ángeles acababa de estrellarse contra los pisos 77 a 85 de la torre sur, provocando una explosión gigante.

En ese momento salió de su despacho el director del decano de la prensa, Miguel Franjul, quien quedó atónito luego de ver las imágenes en el televisor de su oficina e inmediatamente convocó a una reunión para analizar los siguientes pasos del día porque a partir de ese momento todo se volcó hacia esa tragedia.

Unos 56 minutos después del impacto del segundo avión, la ciudad escuchó el ruido ensordecedor del derrumbe de la torre sur que en diez segundos mató a más de 800 civiles y rescatistas, mientras sus escombros cubrían toda la zona. La torre norte colapsó tiempo después, tras arder durante 102 minutos.

No todo acabó allí, porque un tercer avión (el vuelo 77 de American Airlines) secuestrado por otros cinco yihadistas se estrelló contra la fachada oeste del edificio de concreto reforzado del Pentágono a las 10:15 de la mañana.

Mientras que un cuarto avión desviado por cuatro terroristas hacia Washington DC fue derribado por sus pasajeros sobre una zona rural, sin que nadie sobreviviera para contarlo.

La jefa de la Redacción, Alicia Estévez, recuerda que para aquella ocasión se tenían destinadas dos extensas páginas del conocido formato “sábana” en que se imprimía el decano de la prensa para los premios Grammy Latino, pero lo que aconteció a tempranas horas del inolvidable 11 de septiembre acaparó los ojos de todo el mundo.

El impacto del hecho fue tal que posiblemente haya sido la única vez en la que casi todos los periódicos del mundo abordaron la misma portada.

Las implicaciones para la diáspora dominicana y el país eran tan diversas que la sección de mundiales no fue suficiente para abordarlas por lo que, aunque varios de los ejecutivos se opusieron, se preparó para el día siguiente una edición especial dedicada exclusivamente a este trágico episodio.

“Recuerdo que fue una jornada larga, no nos fuimos, fue el día entero trabajando con eso”, dijo Estévez.

Los servicios periodísticos continuaban en pie; sin embargo, todo se tornó hacia el hecho catastrófico que había acontecido en la cosmopolita Nueva York, y la responsabilidad ahora era buscar reacciones, contactar a corresponsales, realizar análisis y obtener entrevistas, así como también las estadísticas de los afectados, las cuales crecían conforme avanzaban las horas.

Aunque se preparó una edición especial por separado, las páginas del periódico rompieron su diseño para abordar desde la perspectiva social, económica, deportiva e incluso psicológica cómo el hecho afectaría nacional e internacionalmente.

No obstante, no era la primera vez que el Listín, desde su reaparición en 1963, rompía sus esquemas ante un hecho internacional y extendía la portada alrededor de un mismo tema.

“Empezamos a buscar testimonios de dominicanos, llamamos a dominicanos allá, más las cosas que contaban los parientes de los periodistas”, cuenta Franjul, quien había asumido la dirección de Listín Diario hacía apenas un año y dos meses.

El periódico cerró en la madrugada, tardísimo para la hora que acostumbraban hacerlo. El editor de Mundiales, Adolfo Valenzuela, narró que sobrevivió con café y galleticas ese intenso día, teniendo a su cargo junto al editor de Diseño, Yoni Cruz, la edición especial.

Sin embargo, la cobertura no finalizó ese día, un mes después se continuaba dando prioridad a los detalles que surgían conforme avanzaban las investigaciones.

A pesar de que no quieren recordar la experiencia, el equipo de Listín Diario estuvo a la altura de las portadas internacionales, posicionándose incluso entre una de las mejores.

Preocupación

“Las imágenes de millares de ciudadanos huyendo despavoridos por las calles de Mahttan o paralizados de espanto y llanto ante las dantescas imágenes de las torres gemelas desplomándose; un inventario de muertos y heridos aún sin levantar; una economía sacudida por esa onda expansiva del terror, han conturbado a todo el planeta”, cita uno de los párrafos del editorial del 12 de septiembre de 2001, titulado “Aturdidos por el terror”.

La angustia de desconocer las condiciones en que estaban sus familiares carcomía a los periodistas, quienes pausaron sus labores para confirmar que continuaban con vida aquellos parientes que residían o trabajaban en la que hoy es llamada “zona cero”.

“Bueno, lo primero que hizo Fabio fue llamar a un cuñado”, señaló Alicia Estévez como ejemplo, mientras rememoraba la experiencia.

Fueron esas llamadas la materia prima para el contenido a publicarse al día siguiente, puesto que aunque desde 1995 el periódico contaba con una página web, pocos eran los lectores que tenían acceso a internet o a alguna computadora.

El ambiente de la redacción fue descrito por su jefa como uno de preocupación y tensión, no era para menos si la mayoría de dominicanos tiene parientes residiendo en la Gran Manzana y, según documentos consultados, para el año 2000, la ciudad de Nueva York tenía el número más grande de residentes dominicanos en el exterior.

Entre los escombros del World Trade Center fallecieron algunos 47 nacionales dominicanos, al menos eran las cifras oficiales que se manejaban para noviembre de 2001.

La entrevistas a dominicanos sobrevivientes fueron el principal contenido del periódico, entre ellas el caso de una prima del diseñador Gabriel Mercedes.

La dama trabajaba en uno de los pisos de la segunda torre. Al momento del primer ataque les dijeron que permanecieran en sus lugares, pero ella desacató la orden logrando salir del edificio luego de correr por las escaleras.

Cándida Acosta, actual editora de Economía, recuerda que se enteró al entrar a la redacción luego de una reunión y ver el choque de la aeronave en la televisión, medio de comunicación fundamental en la difusión de esta noticia. Lo primero que pensó fue que no podía ser un atentado, pero como si hubiesen escuchado su pensamiento, un cintillo de CNN le respondió la duda.

“Todo el mundo voceó y una chica de La Vida, llamada Silvana, cayó en el piso a gritos porque un hermano de ella trabajaba en las aproximaciones de las torres y hubo que asistirla”, narra Acosta, cuyo hermano también trabajaba al lado de las torres gemelas y coincidencialmente ese día no había ido a trabajar.

Pero otra de las historias contadas fue el retraso que salvó a la hija de uno de los colaboradores, quien iba de camino a su trabajo en el World Trade Center cuando impactó la primera aeronave.

Estrellas apagadas

Los 87 pasajeros y tripulantes del primer avión fallecieron instantáneamente al chocar con la torre norte, ese vuelo de American Airlines tenía como destino Los Ángeles, ciudad en la que estaba Ramón Almánzar, periodista de Entretenimiento, a la espera de los Grammys Latino.

Almánzar tenía muchas expectativas por cubrir la segunda edición de los Latin Grammy, pero al ser cancelados, todos querían regresar a sus países para sentirse seguros mientras el temor imperaba en todo Estados Unidos ante el increíble atentado, e l cual describe como “una escena de película”.

Tanto él como los artistas que se preparaban para el evento quedaron en estado de shock y se solidarizaron con las víctimas y sus familiares, de los dominicanos entre ellos Eddy Herrera.

Aunque la palabra miedo no está en su recuerdo, vivió desesperación ante el desconocimiento de cuándo retornaría a la media isla caribeña y si llegaría a salvo.

Luego de incontables peripecias, consiguieron un vuelo hasta Nueva York y de ahí para Puerto Rico, antes de arribar a República Dominicana donde lo recibieron con mucho cariño pero también con miles de preguntas.