Enfoque
El destino de las reformas del presidente Abinader
El pasado 16 de agosto el presidente Abinader – al llamar a diálogo a la oposición - anunció al país un paquete de 12 reformas, entre ellas las reformas: Constitucional, Fiscal, de Combustibles, de Energía y está planteada la Electoral: El PLD respondió tibiamente y Leonel Fernández se opuso expresamente a la Reforma Constitucional.
La Ley que convoca a la Asamblea Revisora debe expresar la necesidad de la reforma, situación que no se advierte en la opinión pública, el momento post pandemia está centrado en cuestiones económicas y, esta reforma se presta a suspicacias – hasta estúpidas – pues la mayoría no comparte o no entiende la pertinencia o urgencia del motivo. El proceso requiere de mayoría calificada y en consecuencia, sin la oposición, no tiene camino libre.
La necesidad de una Reforma Fiscal, por su parte, está fuera de discusión, pues la situación económica, el endeudamiento previo a la pandemia que situó nuestras obligaciones en 70.5 % del PIB, la atestan, adicionalmente, los compromisos asumidos para solventar el Covid 19, con subsidios nunca antes vistos en el país, la dejan fuera de discusión: El tema será ¿qué sectores afectar? La gente pobre no tiene capacidad de tributación, la clase media está muy golpeada y será necesario sacar dinero al bolsillo de los pudientes.
Las dos últimas grandes reformas fiscales fueron las de Joaquín Balaguer, en medio de su peor crisis económica, en 1992, y la de Leonel Fernández, en su segundo mandato; las demás – otras 5 en los últimos doce años – que se citan, fueron simples parchecitos: Esta Reforma Fiscal, la oposición la dejará al Gobierno y sólo se sumará cuando evalúe su menor coste político.
En cuanto a la Reforma de la Ley de los Hidrocarburos – hechura de Alburquerque - que tiene amplio respaldo – de todo el que no sabe nada de eso -, habremos de esperar saber qué se desea modificar de la Ley No. 112-00 creada exclusivamente para garantizar el pago de la deuda externa de entonces de poco más de USD$ 2,000 millones: Esa parte de la Ley nunca ha sido violada.
En cuanto a su Reglamento – que sometí a Hipólito Mejía en el plazo establecido en la norma y firmó en el Hotel El Embajador frente al empresariado–, luego de leer y de escuchar cientos de opiniones sin conocimiento del tema, todavía no encuentro qué cosa modificar.
Se habla de modificar el día elegido para la fijación del precio semanal… eso es intrascendente, algunos critican la fórmula de fijación de los precios, empero esta, que surge de la Ley sólo cuantifica las variables, ella no es el problema, son los impuestos y elementos introducidos luego en una mala aplicación de la misma a lo largo de los últimos años.
Esas dos normativas, la Ley y el Reglamento, permitieron abrir el mercado a los dominicanos y terminar por aplicación de sus reglas con el monopolio extranjero de la Shell, así como el oligopolio de ésta, Texaco y Esso fomentando la entrada de decenas de distribuidoras nacionales y de empresas de importación de todos los combustibles que hace 20 años ni soñaban con operar en este renglón: Desde entonces el país nunca ha sufrido desabasto como era usual antes.
Se dice que es necesaria la Reforma del Sector Energía – que ya fue reformado sin éxito – en la primera gestión de Leonel y contrareformado en la de Mejía: Estoy de acuerdo, sobre todo en el tema de la matriz energética. Esta reforma, Abinader ya la empezó hace un año, aunque no ha presentado la parte normativa que requiere de sanción congresual como es la desaparición de la CDEEE, esta ley debe pasar sin problemas pues requiere de mayoría simple.
En los viejos tiempos de Balaguer el agua y el petróleo eran las fuentes de energía – insuficientemente servida, sobre todo porque pocos la pagaban -, con el desarrollo económico, eso cambio y al llegar el presidente Abinader teníamos 2,837 MW nominales instalados de origen térmico: 1,061 de carbón, 1,140 de GN, 536.5 de Fuell No. 6, y 100 Fuel No. 2; si bien la energía hídrica había reducido su participación notablemente, se añadió la energía eólica y muchos hogares se conectaron a la generación solar a través de programas de crédito como el auspiciado por el BHD, pero viento y sol no están disponibles todo el tiempo. Si operara todo el sistema de generación al 100%, en teoría, no habría apagones por déficits de generación; aunque podrían seguir los financieros.
Pero eso es una falacia, ninguna planta y menos vieja – como varias que tenemos - opera a plena capacidad siempre, lo usual es que haya una baja en línea del 15% y una reserva de otro 15% para entrada inmediata en caso de dificultades; salen de servicio por diversos motivos, mantenimiento y avería entre otros – como demostraron los recientes apagones, tenemos un sistema frágil.
Empero, soñando un poco supongamos que estamos en equilibrio en términos de generación y consumo, muy caro por supuesto, lo que nos resta ventajas competitivas internas y externas, debemos considerar que en este cuatrienio la demanda aumentará un 21%, a pesar de la caída de la economía del 2020 por la pandemia: Eso requiere de una inversión a corto plazo sustancial cuyos fondos el Estado no tiene.
Esta inversión es en generación y desde luego no incluye los proyectos pendientes en relación con las redes de transmisión que rondan los USD $1,000 millones y que deben ser enfrentados por el Estado dueño de las empresas de transmisión, aunque sea con financiamiento.
Ahora – como ya indicamos - de sorpresa hemos tenido apagones… que se deben – además de la ola de calor - a una demanda actualizada después de la pandemia, pues han reiniciado operaciones las industrias, el comercio y el turismo: El Gobierno debe buscarse rápido, con reforma o sin ella, 500 MW… y sobre todo, olvidándose de Compras y Contrataciones, que se ha constituido en uno de los mayores errores de la Administración y peor dolor de cabeza que la oposición.