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Balaguer no era un santo… pero sí un prócer

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Ángel LockwardSanto Domingo, RD

Joaquín Balaguer no era un demócrata, ni podía serlo; requerir eso es desconocer la historia, eran, con retraso en el país los tiempos de la República y, no se debe olvidar que al nacer esta modalidad la palabra democracia no existía como la conocemos hoy: Lo que existía, en nuestro atraso político, era una “democracia liberal de notables” y, la variante de las democracias liberales formales que escondían dictaduras – militares y de caudillos cívicos -en todo el continente.

Hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el mundo se divide en dos ejes con Estados Unidos y Europa Occidental en un lado y la URSS en el otro, con China roja aislada, América Latina no disfruta de democracia conforme esta se define hoy en día, ni de poliarquías, como las definió Robert Dhal en su tesis doctoral en 1968, cuando ya República Dominicana, en medio de un mundo dividido en dos ejes, aparecía a juicio del académico norteamericano como una semi poliarquía.

Las condiciones para la democracia electoral, con participación de todos en “igualdad de condiciones” de que hoy hablamos, empezó a darse en el continente a partir de la Tercera Ola de Democratización iniciada en República Dominicana a partir de 1978, que derrumbó a todas las dictaduras en el continente, excepto Cuba… y entonces, quizás el único que tenía alguna idea entonces, era el político más internacional que hemos tenido, José Francisco Peña Gómez. La democracia para Balaguer formado en la dictadura era una ilusión haciahacia cuya realidad caminaba a empujones y de la que hubo de ser constructor gracias a la adaptabilidad que como hombre conocedor de la historia y del Estado, siempre tuvo.

Juan Bosch, el principal líder cultural y forjador de partidos, tampoco era demócrata, más aún, renegaba de la democracia representativa acuñando la idea de una dictadura con respaldo popular que era la tesis de su práctica política desde su salida del PRD en 1973, hasta las elecciones del 1990.

Bajo la sombra de ellos se construyó la democracia actual que cobija un Estado Social y Democrático de Derechos que en términos del derecho y de las ciencias políticas, los líderes que crearon las organizaciones y auspiciaron los lideratos del siglo XXI, ni siquiera podrían entender.

Balaguer –quien nunca abjuró de su nacionalismo juvenil, ni de su fobia al endeudamiento, a las emisiones de dinero inorgánico, ni de sus ideas sobre Haití- fue siempre hombre y circunstancia, con Trujillo, burócrata sumiso que evitó ensuciarse; muerto éste, organizó la salida de su familia, expropió sus bienes y disolvió su partido, antes de salir al exilio dejando las fuerzas económicas y sociales de éste al ganador de las elecciones de 1963, Juan Bosch, quien no logró mantenerse en el poder.

La austeridad de que hizo gala en el país y durante 13 años como embajador en distintos países le acompañó en el exilio y, con ella, su valor personal le posicionó en las elecciones de 1966 tras las cuales dio inicio a sus primeros doce años de Gobierno, en medio de sangre, cierto, mucha de ella derramada en el marco de las guerritas fratricidas entre miembros de la izquierda y, otra tanta, por las fuerzas hegemónicas que después de la revuelta, justificándose en el pánico de otra Cuba, controlaban gran parte el poder militar de entonces.

En toda América la Guerra Fría era bastante caliente, la URSS y Cuba propiciaban guerrillas en la mayoríade los países – incluida RD - y, a contrapelo, Estados Unidos fortalecía gobiernos militares o dictatoriales, la democracia electoral, era un sueño; lo que entonces se imponía era sobrevivir intentando mejorar las condiciones económicas de las naciones y, nuestro país fue entonces, modelo de crecimiento: Eso, sólo Balaguer podía lograrlo entonces… y sin endeudarse porque eso comprometía la soberanía económica y política.

Fue políticamente inculpado de todo, le llamaron desde muñequito de papel – y sin embargo ha sido el más independiente de los presidentes del siglo XX – hasta de propiciar la creación de 300 millonarios, que es quizás uno de sus mayores logros, pues sin ricos, los países no salen de la pobreza. Extremistas de la palabra llegaron a imputarle corrupción. La corrupción se detiene a la puerta de mi despacho, declaró él un día y pobre como vivió, así murió.

La República pobre y rural cambio a urbana, de agrícola se volvió industrial y dejando atrás la “espina dorsal de la economía”, que era la industria azucarera desde la colonia, condujo la nave del Estado por los caminos del turismo –que creó-, los servicios y la banca. Cuando la realidad le impuso el dolor de la derrota en 1978, se fue brevemente a un auto exilio y, luego, de nuevo como en 1962 regresó a ejercer de opositor.

La historia le regaló una oportunidad más y, en 1986, ciego a los 80 años y con una movilidad disminuida, retornó para intentar realizar el “Gobierno que soñó cuando era niño” alejado del olor a sangre que le imputaron a sus mandatos anteriores y, todavía hoy, asombra su reconversión democrática en este período en cuya primera parte, con don Luis Julián Pérez, a la cabeza, se produjeron yerros monetarios por visión obsolescente y se padeció, previo a las elecciones de 1990, una seria crisis económica.

Ganar las elecciones por la mínima al profesor Bosch no ayudó su récord que se afeó un poco más en las elecciones de 1994 en que enfrentó, en su mejor momento a Peña Gómez abonando las acusaciones de fraude.

Hoy, por informaciones recibidas a lo largo de los últimos años, creo que hubo un intento fallido de fraude mediante el dislocamiento de 10 votantes por mesa; fue fallido porque habiéndose aplicado en forma torpe afectó a figuras altamente conocidas del PRD que dejó en eviden-cia el plan y forzó su corrección a lo largo de la jornada electoral: Pero, doy testimonio de que, si alguien desconocía esa trama, era Balaguer. Otro día, tal vez, hable de los autores.

Fui seguidor de Balaguer y amigo de Peña Gómez y, en esa condición puedo escribir para la historia que, el primero creía a fe ciega que el país, dividido políticamente en dos, deseaba que ambos fueran presidentes de la República, cada uno por un periodo de dos años, idea que el líder socialista aceptó y, de la que, Tolentino Dipp, entre otros, le hizo renegar al día siguiente, por considerarla, “anti histórica”.

Tras el descalabro electoral del PRSC en 1996 que más tarde dio lugar al Frente Patriótico, al que me opuse en solitario porque implicaba la extinción como fuerza electoral y social del partido, dejo el relato siguiente, que pueden corroborar doña Peggy Cabral y mi esposa.

La noche en que cerraron las urnas, en la madrugada, Peña Gómez me llamó por teléfono y me pidió que fuera a su casa, me acompañó mi esposa Dohrys y él me recibió en bata recostado con Peggy a su lado.

-Ángel, me dijo a modo de saludó con gran tristeza y cierto dejo depresivo, soy el único dominicano que para ser Presidente debe ganar dos veces -.

Hablamos más de dos horas. Al día siguiente, muy temprano porque Balaguer madrugada, le informé por escrito lo conversado, poco después, cosa extraña me telefoneó Carmen Rosa Hernández para que recibiera a un mensajero con una nota escrita del Presidente: Balaguer aprobaba el encuentro e instruía a continuarlo, por escrito.

En ese momento, el candidato presidencial de Balaguer era José Francisco Peña Gómez, no Leonel Fernández, a quien no conocía: Los morados que despertaban la confianza de Balaguer eran Danilo Medina, a quien hizo presidente de la Cámara de Dipuados y Miguel Cocco, que se manejaba con don Guaroa Liranzo.

Balaguer, quien era elegante y fino, Peña Gómez era noble y frontal; el primero no puso condiciones para apoyarle… pero había sugerencias sutiles que le habrían agradado que el líder opositor no quiso garantizar y por eso, Leonel fue Presidente y el PRSC ha desaparecido: Balaguer no era un santo, pero si un prócer.

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