Análisis. Tamaño de la recuperación

El retrato de la economía lo hizo Carlos Despradel

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Felipe CipriánSanto Domingo, RD

Como ya es un comportamien­to habitual de las principa­les autoridades del Banco Central, cualquier persona que contradiga los excesos de optimismo de las autoridades que trazan las políticas fiscales y moneta­rias, se encuentra de inme­diato con una repuesta fron­tal para mantener la tesis del crecimiento bárbaro de la economía dominicana, aun en medio de la pandemia que postra al mundo.

El último “match” sobre este tema es el que confronta al expresidente Leonel Fer­nández con el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu.

El primero sostuvo en un discurso el martes que contra­rio a los números elaborados por el Banco Central, el cre­cimiento real de la economía este año no llega ni siquiera al 1%, mientras que el segun­do sigue sosteniendo que so­brepasará el del año 2019 en 3.7% y el interanual se situará por encima de 10%.

Son temas que he venido abordando desde comien­zos de año y quienes han leí­do mis análisis semanales deben recordar que he cues­tionado esas cifras de creci­miento y he advertido de los serios peligros que se ciernen sobre el país si el dinamismo económico y comercial que se vende como una panacea para fanáticos induce al des­cuido de la situación real que viven los dominicanos.

El pasado 29 de julio el experimentado economis­ta Carlos Despradel hizo pu­blicar un análisis en el Listín Diario que tituló “Los princi­pales retos económicos que tenemos por delante”, que es lo que se puede describir sin riesgo de exageración como un aporte selecto a la com­prensión del momento que vi­ve el país y resulta que nadie puede poner en duda su ca­pacidad técnica y la ausencia de compromisos con políticos opositores.

Una nueva lectura de su ar­tículo vale más que cualquier otra palabra que pueda de­cir yo aquí y muchísimo más que una ronda de optimismo excesivo que quienes la han elaborado para que otros lo crean, han terminado siendo los más convencidos de lo que dicen y repiten.

¿Cree alguien que un diri­gente político como Leonel, que no oculta su interés en volver a ser Presidente, se va a poner a confrontar el exceso de optimismo gubernamen­tal en materia de crecimien­to económico sin disponer de datos sostenibles y observar la realidad en el terrero?

Se puede tener diver­gencias históricas y presen­tes con él, pero no se puede creer que a esta altura del juego, Leonel sea un impro­visado que anda vuelto loco buscando cámaras.

El bajón del PIB nominal Es un hecho que en 2019 el valor del PIB dominicano era de 89,000 millones de dóla­res y que el golpe provocado por la parálisis económica co­mo consecuencia de la pande­mia del Covid-19, lo redujo a 79,000 millones de dólares. Para Leonel el crecimiento real hay que medirlo a partir de que el valor del PIB vuel­va a esos niveles, porque has­ta que llegue ahí es recupera­ción. Él dijo que estima que a ese monto se puede llegar en el año 2023, no antes.

El optimismo supra del Banco Central es tan osado que Valdez Albizu acaba de decir que al final de este año el valor del PIB será de ¡90,000 millones de dólares!

Quiere decir que en un año en pandemia el crecimien­to sumará 11,000 millones de dólares a la totalidad de la producción de bienes y servi­cios en el país.

La pregunta que se hace cualquier alfabetizado es ¿si ese crecimiento es tan espectacular, por qué se han tomado más de 12,000 mi­llones de dólares prestados en un país que ya tiene que dedicar 30% de sus recau­daciones para el pago de in­tereses de la deuda?

¿Es que las empresas y los trabajadores que han produ­cido esa inmensa riqueza no pagan impuestos para que el Estado disponga de ingresos para afrontar los gastos de la administración pública?

La construcción al galope En el informe sobre el com­portamiento de la economía en el primer semestre del año el Banco Central afirma que el ritmo de crecimiento real es de 13.3%, jalonado por el sec­tor de la construcción.

Eso me recuerda cuando cada año –en los gobiernos de Leonel y con Valdez Albizu en el Banco Central- la economía tenía crecimientos excelentes, pero entonces jalonado por las Telecomunicaciones.

Dudo mucho que el creci­miento de las telecomunica­ciones haya tenido niveles su­periores a los que tiene hoy y sin embargo, ya no jalonan el crecimiento.

Con el crecimiento especta­cular de la economía teniendo como punta de lanza la Cons­trucción, la pregunta que des­pejaría todas las dudas sería: De los más de 200,000 millo­nes de facilidades crediticias puestos en la banca comercial por las políticas monetarias para estimular la economía, ¿cuántos miles de millones han ido a la construcción?

¿El monto financiado a la construcción es mayor que al comercio de mercancías fina­les, incluyendo autos?

Así como el crecimiento de las remesas no tiene nada que ver con las políticas moneta­rias del país, una parte signi­ficativa de la construcción se hace con dinero de particula­res que llega del exterior y no con financiamiento interno.

Remesas-endeudamiento Con ese volumen de remesas llegando al país sin que las au­toridades monetarias muevan un dedo, con ese nivel de en­deudamiento, cualquier “cre­cimiento” se enmascara en números rimbombantes pe­ro que son un lazo al cuello por el grueso de compromisos que habrá que hacer frente en muy poco tiempo.

A quien el Banco Cen­tral nunca le contestó –que yo sepa- fue a Jacques Atta­li, quien en su “Informe de la Comisión Internacional para el Desarrollo Estratégico de la República Dominicana”, pu­blicado en diciembre 2010, en su página 55, se hace eco de una afirmación categórica de la Economist Intelligence Unit: “Nuestras previsiones se basan en la metodología del PIB del BCRD, que ha si­do cuestionada y puede exa­gerar los niveles de actividad económica”.

Para quienes se interesen, les suplico que lean o vuel­van a leer, el artículo de Car­los Despradel, que aquí les dejo enganchado, para que vean la realidad: https://lis­tindiario.com/la-republi­ca/2021/07/29/681602/los-principales-retos-economi­cos-que-tenemos-por-delante

Pongan ojos atentos a este experto que ha descrito la rea­lidad, que está muy lejos de la ficción que está en la vitrina ensordeciendo a quienes les prestan atención pasivamen­te y luego salen a repetir sin medir consecuencias sociales y políticas.

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