Sector Salud

LA ESPERA IMPACIENTE

El cansancio aflora entre parientes de internos por Covid

Se torna agustiante la espera por noticias positivas de familiares. ja maldonado/ld

Laura CastilloSanto Domingo, RD

El cansancio y el desvanecimiento se apoderan diariamente de los familiares que tienen que esperar impacientes frente a la unidad de coronavirus del hospital Francisco E. Moscoso Puello, para saber sobre la evolución de sus parientes ingresados por la enfermedad.

Hambrientos, soñolientos y de por sí preocupados, los visitantes se pasan “horas y más horas” sentados en duros muros que rodean el árbol que los cobija con una sombra intermitente de vez en cuando durante el día.

Todos los que allí asisten tienen una realidad distinta y especifica de acuerdo al pronóstico de su pariente u otras situaciones que les preocupan, como por ejemplo, la situación económica, una de las más mencionadas en los alrededores de la unidad.

“Para estar aquí hay que tener dinero”, dijo una señora de unos 50 años a periodistas del LISTIN DIARIO preocupada al ser cuestionada sobre el proceso que agotaba su madre, quien acababa de ser ingresada por el virus.

En ese momento la señora se disponía a esperar a una de las enfermeras que le explicaría los pasos a seguir para realizarle unas analíticas a su madre en laboratorios externos.

Quejas

Luego de esta solicitud de parte de los médicos fue que surgió la queja referente a lo monetario.

“Hay que tener dinero obligado para esto”, recalcó.

Mientras, que otra joven oriunda de San Juan de la Maguana explicó “que no es fácil” tener un parientes ingresado por virus.

“Yo vengo desde la mañanita y echo el día aquí, a veces hasta sin comer porque uno no sabe en qué momento irán a salir los médicos”, indicó.

Asimismo, continuó diciendo: “imagínate tú lo del pasaje para venir aquí, luego los de salir hacer análisis en otros laboratorios, más lo que hay que pagar de diferencia del seguro y por ejemplo, dos pinta de sangre que tuve que buscar ayer y hoy…”, señaló agregando que no es “cómodo el asunto” de tener a alguien afectado por el virus en un hospital sin estar “bien” económicamente.

“Si no fuera por mi hermano que es el que nos ha ayudado, mi papá estuviera muerto”, dijo resaltando que tiene dos semanas en intensivos y su diagnóstico es reservado, de acuerdo a los informes de los médicos.

Todos los días son semejantes, la pasan con pequeñas botellas con agua en las manos que a veces suelen comprar o llevar, al igual que desinfectantes y algunas que otras galleticas para merendar. Su día a día solo tiene la particularidad de encontrarse con buenas o malas noticias de sus familiares.