Contagiados por el Covid quedan con daños permanentes
Personas que sufrieron la enfermedad cuentan cómo ha cambiado su vida por las secuelas de todo tipo que deja el padecimiento.
“Yo no he sido igual después de eso”, expresa con lamento Juan Bautista Soto, un antiguo paciente de Covid-19 que superó este coronavirus hace cuatro meses, pero aún le queda la sombra de la enfermedad: sus secuelas.
No sabe si es que la respiración no le alcanza, aunque lo esté haciendo bien; minutos después, se le pasa, pero es algo que le aqueja hasta dos veces en el día.
“Me siento mal, en una condición que usted me pregunta y yo no sé qué decirle, pero es algo malo e insoportable”, dice confundido, sin saber describir la secuela de la enfermedad que “no le suelta”.
Entre las afecciones que sí puede describir están la congestión nasal y un dolor en el codo. Físicamente, no es el único aquejado. Tal es el caso de Juan Liriano, un anciano de 84 años que ha pasado de estar en completa salud a padecer de la presión arterial y la próstata tras sufrir los síntomas de la Covid-19.
Secuelas cognitivas Para otros, el cambio no es tan físico. Insomnio, disminución de la memoria, facilidad de distracción, problemas de concentración y ansiedad son algunos males que aquejan a otros sobrevivientes de la Covid-19.
Yoel Adames, un cronista deportivo que sufre de hipertensión y es asmático, duró todo el pasado diciembre padeciendo la letal enfermedad y hoy presenta secuelas que afectan, aunque de forma leve, su desenvolvimiento profesional.
“Sí, sí y sí, desde el Covid mi vida ha cambiado, físicamente, mentalmente y anímicamente; hago un gran esfuerzo por reinventarme y parecerme a quien yo era”, dice Adames, a quien en medio de su labor le suceden pequeños olvidos, los cuales atribuye al paso de la enfermedad.
Particularmente, ha percibido que hablando de algún tema de deportes no le llegan los nombres ni las estadísticas con la agilidad de antes. A la lista de derivaciones del Covid-19 agrega que quiere hacer las cosas pero no encuentra el deseo, mientras que en algunas actividades requiere de hacer mayor esfuerzo.
Su proceso con la enfermedad no fue nada fácil. Por las noches le atacaba una fiebre alta que le hacía sudar solamente la cabeza, decidió no recibir atenciones en un centro médico debido a la alta tasa de ocupación hospitalaria de los días en que lo padeció (diciembre), por lo que fue su esposa lo trató en casa.
Confesó en conversación con este medio que esos momentos de olvidos le incomodan, actitud que la psicóloga clínica y conductual Carmen Forastieri describe como normal.
“Si tú no das tu rendimiento al 100% te sientes irritable, porque te conoces y sabes cómo rindes en el día a día”, explica la experta.
Pero Yoel no es el único con estas dificultades durante el ejercicio de su oficio, la docente universitaria Rosa Liriano padeció la enfermedad hace cinco meses y, además de que su presión arterial se encuentra fuera de niveles habituales, también presenta menos concentración.
“No me concentro igual y me cuesta estudiar y concentrarme, no puedo leer en silencio porque se me olvida que estoy leyendo; no me pasaba a ese nivel antes de Covid”, dice la maestra.
Esperanzas El neurólogo José Silié Ruiz ha recibido diversos pacientes que presentan menor concentración para leer, dolores de cabeza, alteraciones de memoria, accidentes cerebrovasculares y daños a la médula espinal, también demencia vascular, alzheimer, entre otras formas de trastornos cognitivos.
“Revertir (estas secuelas) lo dirá el tiempo”, pero asegura que se puede conseguir que estos pacientes “no se deterioren” por medio de medicamentos y hay esperanzas de que vuelvan a ser quienes eran antes. El experto invita a quienes tengan trastornos de organización mental, de pensamiento o de memoria busquen ayuda.
“Ya usted se sanó del Covid, pero ahora vienen las secuelas de la enfermedad y si esas secuelas son cerebrales debe buscar ayuda de inmediato”, agrega Silié.
Emocionalmente muchos se han visto afectados por la muerte de varios compañeros y amigos, aunado al aislamiento de la cuarentena puede llegar a provocar depresión, enfermedad que se puede confundir con el cansancio extremo que provoca la enfermedad, por lo que también recomienda que visiten a un médico.
¿Otra vez? Las secuelas a nivel mental no terminan ahí, algunos llegan a un punto casi paranoico de pensar que cualquier malestar puede ser la enfermedad nueva vez, como pasó con Altagracia Cuevas y Ángel Jiménez.
Este último tuvo que acudir a terapia “porque de cualquier cosita que sentía en el cuerpo pensaba que era el Covid”.
El exceso de información y el desconocimiento acerca de la nueva enfermedad que atacaba al mundo provocó que Ángel, a pesar de que todas sus analíticas estaban muy bien, temiera volver a contagiarse o seguir con la enfermedad.
“Eso afecta de manera psicológica no solo a mí, sino a muchas personas y me afectó al inicio, cuando no se sabía cómo se iba a tratar”, explica el joven, quien se enfermó hace un año y tres meses.
Algo parecido es lo que le sucede a Altagracia Cuevas, dama que prefirió guardar su verdadero nombre, quien está padeciendo insomnio, desgana y apatía. Un dolor de espalda encendió todas sus alarmas, preocupada por si sus pulmones continuaban afectados luego de dos meses dando positivo al coronavirus.
La incertidumbre que crea saber que tú tienes algo en el cuerpo y desconocer qué va a pasar con sí mismo cuando tantas personas se están muriendo son algunos de los factores que agobiaron a Altagracia cuando se vio afectada por el virus.
Ansiedad post-covid De acuerdo con la psicóloga Carmen Forastieri, la ansiedad es la principal secuela que ha abrumado a quienes sobrepasan la enfermedad.
“Se quedan con esta preocupación de que les puede volver a pasar y los mismo científicos nos dicen de que la segunda vez puede que sea más fuerte, entonces ese temor de que será peor para mí o para mi familia hace que yo quede con este miedo”, explica la doctora.
Según la también creadora de contenido sobre salud mental, “cualquier cosa que se le parezca a los síntomas del Covid, lo asocian a la enfermedad”.
Esta ansiedad, el aislamiento y el sobre pensar la situación les hace desgastarse mentalmente y, consecuentemente, también de forma física. Es esa misma sintomatología que, según la experta, llega a incapacitar al ser humano para rendir al máximo.
La doctora explica que si el paciente no trabaja estos efectos ansiosos, puede afectarle de forma más profunda y en otros aspectos de la salud.
“La misma fatiga que te da el sobrepensar las cosas es lo que cansa, provoca insomnio, comer de más, falta de concentración, etc.”, dice Forastieri.
La experta agrega que las personas se sienten que no tienen poder sobre sí mismos y cuando una persona no tiene el control sobre una situación como la del Covid-19, ahí viene la ansiedad.
DATOS Recomendaciones Leer, ejercitarse, bailar, conversar, ver televisión y, en el caso de los más jóvenes, jugar, han sido algunas de las medidas que les han ayudado a mejorar la salud de quienes cuentan sus testimonios en esta historia. La doctora recomienda a quienes sienten ansiedad buscar ayuda psicológica, que realicen actividades que les gustan y practiquen mindfulness o meditación.
No sobrepensar Asimismo, instó a evitar sobrepensar una situación o pensar en negativo, a que no se saturen de información y, sobre todo, continúen cuidándose.