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¿Logrará Haití imponer sus caprichos?

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Carlos R. Altuna TezanosSanto Domingo, RD

Al conocer la noticia de que nuestra cancillería había tramitado una “nota diplomática” al gobierno haitiano sobre la construcción de un canal de agua que se alimentaría del río Dajabón, realmente sentí optimismo de que todo no estaba perdido. Debo señalar que me resultó imperioso obtener una copia de dicha misiva diplomática, la cual obtuve horas antes de celebrarse la reunión bilateral.

La comunicación DM-11284, de fecha 27 de abril 2021, escrita en español y francés, enviada al gobierno haitiano a través de su embajador acreditado ante el país, señala lo siguiente: “…tiene a bien referirse con profunda preocupación a las denuncias recibidas respecto a las actuaciones irregulares en territorio haitiano que están afectando el curso del río Masacre, específicamente la construcción de un canal de riego ubicado en las mediaciones de la pirámide 13 y 14 de la línea limítrofe, que conforme a estudios realizados tendría un pernicioso impacto una vez terminado.”

Continúa puntualizando: “En ese sentido, tomando en cuenta la importancia y trascendencia del río Masacre por ser un río limítrofe entre nuestros países, el gobierno dominicano solicita al Gobierno Haitiano detener de manera inmediata cualquier trabajo u obra que pudiera afectar el cause natural del río Masacre y con carácter de urgencia ordenar la restauración a su estado original.”

Y finaliza con la siguiente observación: “Asimismo, el Gobierno dominicano espera el fiel cumplimiento de lo acordado en el artículo 10 del Tratado de Paz, Amistad Perpetua y Arbitraje, concertado entre la República Dominicana y la República de Haití, del 20 de febrero de 1929, que dispone: “En razón de que ríos y otros recursos de aguas nacen entre los dos Estados, ambas Altas Partes Contratantes se comprometen a no hacer ni consentir ninguna obra susceptible de mudar la corriente de aquellas o de alterar el producto de las fuentes de las mismas.” Comunicación que contenía este énfasis subrayado.

Aquí debo precisar tres elementos esenciales que concitó mi atención en la correspondencia oficial del gobierno; primero, señala actuaciones irregulares en territorio haitiano que están afectando el curso del río Masacre, que conforme a estudios realizados tendría un pernicioso impacto; segundo, el gobierno dominicano solicita al gobierno haitiano detener de manera inmediata cualquier trabajo u obra que pudiera afectar el cauce natural del río Masacre y con carácter de urgencia ordenar la restauración a su estado original; y tercero, el gobierno dominicano espera el fiel cumplimiento al Tratado del 1929.

Con estos planteamientos como eje, suponíamos que la comisión técnica dominicana centraría sus discusiones y defensa de la fuente de agua más importante de la franja fronteriza Norte, el río Dajabón, y que no admitiría argumentos contrarios.

El pasado 28 de mayo, en la sede de la cancillería dominicana fue celebrada la reunión de la “Comisión Mixta Bilateral Domínico-Haitiana” para tratar el tema del uso de las aguas del río Dajabón por parte del gobierno de Haití, y solucionar el impase por la construcción de un canal sobre el recurso acuífero fronterizo, acequia erigida de manera unilateral, no consensuada, ni sobre la base del beneficio mutuo, equitativo y racional, tal como establece el Tratado de Paz y Amistad Perpetua y Arbitraje de 1929.

En la tarde de ese día, siendo aproximadamente las 4:55 pm, el Ministerio de Relaciones Exteriores Dominicano daba a conocer la “Declaración Conjunta Reunión Binacional sobre la situación de las aguas transfronterizas del río Dajabón o Masacre”, de la cual extraigo dos de los planteamientos principales:

1. Reconocimiento en base a las informaciones presentadas en el día de hoy por los representantes de la delegación de la Republica de Haití y en el espíritu de entendimiento e intercambio de informaciones como se encuentra planteado en el Tratado de 1929, que la obra iniciada en el río Dajabón o Masacre para la captación de agua no consiste en un desvió del cauce del río.

2. Creación de una “mesa técnica” para mejor entendimiento de los trabajos realizados en la zona fronteriza, en el marco de la Subcomisión de Medio Ambiente y Agricultura de esta Comisión Mixta Bilateral, con miras a la conformación de la Mesa Hídrica Binacional.

Como era de esperarse, este resultado provocó una incrédula y airada reacción en diversos sectores de la sociedad, que rápidamente se diseminó a través de las redes sociales y los principales diarios del país. Entre tanto los programas interactivos y opinión, vertían juicios adversos, calificándolas de entreguista y de continuar cediendo ante las pretensiones de Haití.

El sábado 29 de mayo, el periódico Listín Diario publicó un editorial de antología, titulado “Nos tumbaron el pulso”, que interpretó también el sentir de los dominicanos, del cual cito parte del mismo: “Haití le ha tumbado el pulso a nuestro país al pulverizar la oposición inicial de la República Dominicana a la construcción de un canal derivador de las aguas del río Masacre, que discurre a lo largo de la línea fronteriza.

…La respuesta altanera del vicegobernador del Departamento Noroeste de Haití. Louis Joseph, fue la de que la obra se haría “le guste o no” a la República Dominicana.

El LISTÍN DIARIO, en su oportunidad, cumplió con su deber al advertir que esa iniciativa haitiana no era correcta ni aceptable, ni viable jurídicamente, porque violaba ese Tratado. Ahora que la llamada Comisión Mixta Bilateral Dominico-Haitiana ha admitido que Haití tiene el derecho de “utilizar las aguas de los ríos que se encuentran en la zona fronteriza de manera justa y equitativa”, queda claro que la postura inicial dominicana ha sido doblegada. …Francamente, hemos admitido un quiebre de nuestros derechos soberanos al aceptar como un hecho consumado la obra secreta y unilateral para extraerle agua al Masacre y, peor aún, al consentir en el futuro el “manejo coordinado de todas las cuencas hidrográficas transfronterizas”, con todas sus imprevisibles consecuencias…”

Al día siguiente, el presidente Luis Abinader Corona, mientras visitaba Jarabacoa en actividades oficiales, fue abordado por periodistas, quienes les preguntaron sobre la situación generada por lo convenido en la Comisión Mixta Bilateral, respondiendo enérgicamente “A mí me sorprenden las opiniones de algunos medios de la prensa y de algunas personas que opinan sobre una aprobación o no… lo único que se aprobó en esa comisión fue crear una mesa técnica, una mesa técnica que va a discutir todos los recursos hídricos de la frontera”. Indudablemente que esta declaración del presidente permitió disipar las dudas y confusión generada al respecto del recurso hídrico fronterizo.

El lunes 31 de mayo, se produce una inesperada declaración del canciller Roberto Álvarez, tras salir de una reunión presidencial, quien manifestó que la comisión de República Dominicana no asistirá al diálogo con Haití hasta que esa nación no declare públicamente que ha paralizado la construcción del canal en el río Masacre.

Ante este cambio de actitud, preferimos obviar el desconcierto inicial y dar nuestro voto de confianza a la palabra empeñada por el presidente Luis Abinader, quien con esto ha fijado su posición sobre este hecho vital, y demostrado su gran preocupación por la frontera dominico-haitiana construyendo una valla alambrada dotada de medios tecnológicos para la defensa y seguridad territorial.

Dejando bien claro, que cualquier decisión deberá realizarse de acuerdo al Tratado de Paz, Amistad Perpetua y Arbitraje de 1929, como en su debido momento lo hará el gobierno dominicano con la presa sobre el río Artibonito, bajo el consenso, beneficio mutuo y equidad para ambas naciones, pero jamás por la imposición de un Estado.

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