La República

Enfoque

La CIA y la muerte de Trujillo

Víctor Manuel Grimaldi CéspedesSanto Domingo, RD

La fobia anticomunista de la llamada Guerra Fría entre la Unión Soviética y los Estados Unidos de América, alentada en la región del Caribe por los avances de la Revolución Cubana iniciada en 1959, tuvo mucho que ver con el involucramiento del Gobierno de los Estados Unidos a través de su Central Intelligency Agency (la CIA), en los planes para desplazar del poder al régimen de Rafael Trujillo.

Fue a esa lógica –con el temor de que se produjera en la República Dominicana una supuesta revolución “tipo Cuba”-, lo que llevó a los Estados Unidos a establecer un precedente con su aliento a los planes para eliminar a Trujillo, tal como lo prueban los documentos oficiales norteamericanos hechos públicos hace tiempo. Desde el año 1975 han estado apareciendo pruebas fehacientes.

Es más, el 2 de junio de 1961, en los primeros interrogatorios del expediente judicial que puede obtenerse en internet, varios de los conjurados del 30 de mayo dicen que contaban en sus planes con el apoyo del Gobierno de los Estados Unidos para matar a Trujillo y hacerse con el poder. Como complot el hecho del 30 de mayo fue un fracaso. Solamente se eliminó la cabeza más visible del régimen.

Los dominicanos y sus familiares involucrados en la eliminación física de Trujillo sufrieron represión, tortura y muerte, sin que el poder norteamericano los protegiera. Sin embargo, varios de los agentes norteamericanos involucrados en la conjura –entre ellos Wallace Berry, alias Lorenzo Wimpys-, recibieron la protección extranjera y se les puso a salvo fuera del país. Después, y sobre todo en 1965, los documentos norteamericanos ya de conocimiento público, indican que Wimpys estaba espiando y delatando en contra de los patriotas constitucionalistas.

Tres de los funcionarios que más tuvieron que ver en el año 1965 con la crisis dominicana y la respuesta que dio el gobierno de los Estados Unidos ordenando la ocupación militar del país, formaron parte del grupo ejecutor de la política de apoyo del gobierno norteamericano al complot para derrocar a Trujillo.

Esos funcionarios, entre varios, eran el Consejero Nacional de Seguridad McGeorge Bundy, el Secretario de Estado Dean Rusk y el Sub-Secretario de Estado Thomas Mann. Ellos de diferentes maneras también mantenían contacto con varios dominicanos residentes por aquella época en la ciudad de Washington. Varios de esos dominicanos, algunos de ellos figuras del poder económico del país, después estuvieron vinculados al Consejo de Estado que deportó a Joaquín Balaguer y al Triunvirato que sustituyó al gobierno constitucional de Juan Bosch.

Los documentos norteamericanos prueban que Bundy, Rusk y Mann -a quienes la historia los registra muy involucrados en los hechos del año 1965-, también participaron en la toma de decisiones con relación al caso Trujillo en 1961.

Por estar enterado de la responsabilidad de su gobierno en el complot contra Trujillo, el senador Allen Ellender llegó a decir el 30 de abril de 1965 al dirigir un discurso a sus colegas del Senado de los Estados Unidos que había sido “vergonzoso” el involucramiento de Estados Unidos en el derrocamiento deTrujillo.

Pruebas sobre el envolvimiento del gobierno de los Estados Unidos en el caso Trujillo aparecen en el libro de memorias del Presidente Dwight Eisenhower y el informe “Alleged Assassination Plots Involving Foreign Leaders”, reporte interino, presentado el 20 de noviembre de 1975 por el Comité Selecto del Senado Norteamericano creado para investigar las actividades de inteligencia y los planes para eliminar líderes extranjeros.

Mi libro Tumbaron al Jefe: “Los Estados Unidos en el Derrocamiento de Trujillo”, se basa principalmente en esos documentos históricos. La primera edición es del año 1985. En ese libro aparecen varias veces involucrados los nombres de Bundy, Rusk y Mann.

Otra parte del documento Mas, hay una parte del Informe del Senado de los Estados Unidos que no publiqué en Tumbaron Al Jefe. Se trata de la sección sobre los “Descubrimientos y Conclusiones” a que llegó ese importante organismo legislativo sobre los complots para eliminar líderes extranjeros en lo que respecta al caso Trujillo. En el acápite “A”, referente a los “Descubrimientos y Conclusiones”, en el punto número 3, página 256 del documento del Senado Norteamericano, el título es: “Funcionarios americanos promovieron o estaban secretamente informados de los complots de golpe que resultaron en las muertes de Trujillo, Ngo Din Diem (de Vietnam) y René Schneider (de Chile)”.

El primer párrafo de ese punto 3 dice inmediatamente que: “Funcionarios americanos claramente deseaban el derrocamiento de Trujillo y ofrecieron tanto estímulo como armas a los disidentes locales que buscaban su caída y cuyos planes incluían asesinato”. “Los funcionarios americanos también les entregaron a esos disidentes pistolas y rifles(3 fusiles caliber M-1)”.

En un párrafo posterior, el informe dice en la misma página 256:

“Tal como testificó el Jefe (de la CIA en 1975) William Colby ante el Comité, la muerte de un líder extranjero es un riesgo predecible en cualquier intento de golpe. En los casos que hemos considerado, el peligro de muerte fue un hecho conocido en varios grados. Era ampliamente sabido que los disidentes en la República Dominicana intentaban asesinar a Trujillo”.

Vietnam y la República Dominicana El punto número 5 se títula: “Los funcionarios americanos han exagerado las nociones acerca de su capacidad para controlar las acciones de los líderes de golpes”. Los dos únicos párrafos se refieren al caso de Vietnam y la República Dominicana y expresan lo siguiente:

“A través de lo largo de los casos considerados en este informe era la expectación de los funcionarios americanos que ellos podrían controlar las acciones de los grupos disidentes a los cuales estaban apoyando en países extranjeros. Los eventos demostraron que los Estados Unidos no tenían tal poder. Este punto está gráficamente demostrado por cables intercambiados muy poco antes del golpe en Vietnam. El Embajador Henry Cabot Lodge cablegrafió a Washington el 30 de octubre de 1963 que él no podía parar el golpe; un cable de William Bundy en respuesta estableció que ‘nosotros no podemos aceptar la conclusión de que no tenemos poder para retrasar o desestimular un golpe’. El golpe tuvo lugar tres días después.

“Muy poco después de la experiencia de Bahía de Cochinos (en Cuba, 17-18 abril 1961) el Cuartel General de la CIA requirió a sus operativos en la República Dominicana decirles a los disidentes que ‘apagaran’ el intento de asesinato, debido a que los Estados Unidos no estaban preparados para ‘enfrentar las consecuencias’. Los disidentes replicaron que el asesinato era su asunto y que no podía suspenderse para ajustarse a las conveniencias del Gobierno de los Estados Unidos”.

Eisenhower y Kennedy El acápite “C”, a partir de la página 260 del informe del comité senatorial norteamericano, en su punto 2 relacionado con “descubrimientos relacionados con el nivel al cual los complots fueron autorizados”, en su letra “c” trata del caso Trujillo.

Allí, en la página 262, expresa que: “Los Presidentes y otros altos funcionarios en los gobiernos de Eisenhower y Kennedy buscaron el derrocamiento de Trujillo y aprobaron o perdonaron las acciones para obtener ese fin.

“El Jefe de la CIA y el Secretario Asistente de Estado para Asuntos Inter-Americanos (Thomas Mann ocupó ese puesto desde septiembre de 1960. -Nota del Autor-) sabían que los disidentes veían la remoción de Trujillo como crítica para cualesquiera planes para derrocar su régimen y que ellos intentaban asesinar a Trujillo si se les daba la oportunidad. Es incierto precisamente cuándo los funcionarios en los altos niveles del gobierno con responsabilidad para formular la política supieron que los disidentes igualaron el asesinato con el derrocamiento.

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