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“Miriam Pinedo no tuvo responsabilidad en la muerte de Maximiliano Gómez”

Pablo Gómez, autor de Morir en Bruselas, durante una entrevista con la periodista María Isabel Soldevila. En el fondo se observa el apartamento donde murió Maximiliano Gómez Horacio, en Bruselas, Bélgica. Foto de María Isabel Soldevila.

Pablo Gómez, autor de Morir en Bruselas, durante una entrevista con la periodista María Isabel Soldevila. En el fondo se observa el apartamento donde murió Maximiliano Gómez Horacio, en Bruselas, Bélgica. Foto de María Isabel Soldevila.

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Juan Eduardo ThomasSanto Domingo, RD.

Pablo Gómez Borbón ha desempolvado las memorias más tristes de la izquierda dominicana.

Lo hace en 448 páginas de una novela histórica titulada “Morir en Bruselas”, que recuerda los asesinatos de Maximiliano Gómez Horacio y de Miriam Pinedo, ocurridos en Bruselas, Bélgica, el 23 de mayo y el 11 de diciembre de 1971.

Su texto sirve para sacar debajo de la cama los recuerdos que muchos han pretendido ocultar durante medio siglo y tiene acercamientos interesantes a los llamados “tribunales revolucionarios”, que funcionaron en la época.

De su libro y de una conversación de media hora se extraen dos referencias bases: “La muerte del Moreno fue el tiro de gracia a la izquierda dominicana”. Esa es la primera. La segunda es que Miriam Pinedo “no tuvo ningún tipo de responsabilidad en la muerte de Maximiliano Gómez”.

Esta fue nuestra conversación:

P.

Muchas gracias por atendernos. Muy amable. Lo primero que quiero preguntarle es si usted se imaginaba que “Morir en Bruselas” iba a tener tan buena recepción en República Dominicana. Abriendo, digamos, nueva vez, el debate sobre sobre la izquierda y esos años de los 70.

R.

Ante todo muchas gracias por la invitación, estoy muy honrado de estar en una entrevista en un periódico de tanto prestigio como el Listín. Mire, para nada… yo me preguntaba cómo iba a ser recibido, me preguntaba si realmente se iba a quedar un poco en los estantes de las librerías y la verdad es que no, la verdad es que no. Siempre el autor tiene una duda sobre el destino de sus libros que son un poco sus hijos pero yo en verdad no me esperaba la acogida prácticamente unánimemente positiva. Esto no me lo esperaba.

P.

Las ventas van bien, me imagino.

R.

Sí, van muy bien. Yo siempre digo que eso es secundario, son cosas que no se hacen por vender mucho o poco. Pero sí, sí, van muy bien. Hay comentarios unánimes de grandes intelectuales como personas digamos por decirlo de alguna manera comunes y corriente es que el libro engancha, dice la gente... (Llega su hijo y saluda a su abuela en Santo Domingo)… Sí, sí, ciertamente el libro, el comentario unánime es que es fácil de leer, que engancha, que a veces uno empieza y no puede terminar, y al mismo tiempo es un libro que la gente entiende que tiene gran cantidad de información, y que puede percibirse es un libro que reposa sobre unas investigaciones muy numerosas.

P.

Antes de entrar a hablar un poco del contenido del libro, y hagamos un par de preguntas sobre eso… ¿usted podría decir a nivel personal, luego de la investigación que hizo, y mirando los años que han seguido en la historia dominicana, que estos crímenes, del Moreno y Miriam Pinedo, marcaron un quiebre en la historia de la izquierda dominicana, y que a partir de ahí no pudo tener fuerza para articularse otra vez?

R.

Ciertamente la muerte, yo siempre he dicho que hay dos dimensiones, la dimensión política de la muerte de Miriam Pinedo fue limitada, porque ella no tenía un rol de tanta relevancia como el de Maximiliano Gómez, pero sí, yo diría que la muerte violenta de Miriam Pinedo afectó la imagen del MPD, se sabe y siempre se supo, o al menos se sospechó, y ahora con mi libro, es casi una certeza, que quienes fueron los culpables o los autores de este crimen, tanto los directos como otros que fueron un poco más cómplices fueron del MPD.

Al mismo tiempo la muerte, y en esto, las personas más lúcidas, los analistas políticos más lúcidos, sí entendieron que la muerte de Maximiliano Gómez fue un tiro de gracia a la izquierda revolucionaria dominicana. Digamos que en tres golpes: la muerte, el asesinato de Otto Morales, de Amín Abel y luego de Maximiliano Gómez fue… el tiro de gracia de la izquierda revolucionaria dominicana, que no pudo jamás levantarse porque no hubo un líder que alcanzara siquiera el carisma de Maximiliano Gómez.

P.

En “Morir en Bruselas” una de las partes centrales es evidentemente el relato sobre la muerte de Miriam Pinedo, y cómo se toma la decisión de quitarle la vida con el tema este del “tribunal revolucionario”. Vista su investigación, ¿esto de los “Tribunales Revolucionarios” era común dentro del movimiento de izquierdas en la República Dominicana?

R.

Ciertamente era común, pero yo diría que no por ser común era una práctica que podía ser aceptada. Anteriormente a la muerte de Miriam Pinedo, hubo un tribunal revolucionario que juzgó a un miembro de la izquierda, que fue fusilado en los alrededores de La Romana, poco antes de llegar, respondía al nombre de Juanito, al seudónimo, me parece que su nombre de pila era Caonabo, ahora no lo tengo muy seguro… fue una persona a la cual se acusó de haber sido un infiltrado, o bien de la CIA o de los servicios de seguridad o militares del gobierno de Balaguer. Fue fusilado en un descampado, un terreno baldío entre San Pedro de Macorís y La Romana. Pues sí, era una práctica bastante común, pero por más ´juicio´ que fuera, no pasaron de ser asesinatos, porque naturalmente solo un juez puede repartir justicia, y esto de “Tribunales Revolucionarios” en lo absoluto tenía la imparcialidad para ser un juicio justo.

P.

Usted que ha investigado durante años el caso de estos dos personajes, y evidentemente de la historia de la izquierda dominicana, ¿cómo se explica en la mente de estas personas que quienes querían sustituir a Balaguer, quienes querían sacarlo del poder por sus métodos de represión, terminaran haciendo lo mismo, o peor… en esas mentes, como eso se explica?

R.

Mire, eso es muy común cuando las personas son movidas por la ideología, muchas veces sirve y de forma que no es para nada aceptable, las ideologías sirven como excusas para crímenes muy deleznables como el asesinato, recordar al francés que decía: “libertad, libertad, cuantos crímenes se cometen en tu nombre (Marie-Jeanne Roland de la Platiere), entonces básicamente eso, la derecha utilizó el anticomunismo para perpetuar, y entonces por ejemplo en la Guerra Civil Española, ambos bandos se hicieron culpables de grandes crímenes, la izquierda utilizaba el anticapitalismo como una ideología con la que pretendían justificar este tipo de crímenes, y la derecha hacía lo mismo con el anticomunismo, por eso es muy peligroso perseguir ideologías de una forma muy fanática, porque las ideologías terminan siendo justificaciones para los más grandes crímenes.

P.

Hay unanimidad dentro de las personas que han leído el libro de que es bastante rico en datos, en investigación. ¿Qué dato le faltó que estaba muy decidido a perseguir?

R.

Los datos que yo encontré fueron datos basados en libros, en testimonios, y recortes periodísticos, lamentablemente hubo en ambos casos reportes de autopsia, esto lamentablemente luego de un tiempo es destruido. Yo hice las gestiones ante la justicia belga, pero ya habiendo pasado tantos años este tipo de papeles fueron eliminados, y esto es una lástima porque esto hubiera sido un documento que habría enriquecido más mi libro. Pero con lo que se encontró, también hubo bastante información.

P.

¿Qué explica el sadismo con el que mataron a Miriam Pinedo?

R.

El sadismo con el que mataron a Miriam tiene mucho que ver con la personalidad de la persona que se supone lo hizo. Era una persona violenta, una persona con muchos complejos, una persona que incluso antes, siendo parte de los comandos revolucionarios en Santo Domingo, que eran una especie de brazo armado del MPD, que servía para enfrentar enemigos ideológicos, dentro de la misma izquierda y de la derecha, eran comandos que se utilizaban para hacer asaltos, para financiar el partido y sus actividades. Era una persona que desde esa época presentaba su tendencia al sadismo, no se conformó con herir o matar en combate a adversarios, era capaz de los salvajismos más abyectos y en parte esto tiene que ver con su personalidad.

P.

Esta persona de la que habla es Manolo Plata.

R.

Manolo Plata era una persona violenta, de tal violencia, que impuso un control absoluto, del grupo de exiliados del MPD, una persona a la cual nadie pudo hacerle frente mientras estuvo en el MPD, y su violencia alcanzó la cúspide al morir Miriam Pineda.

P.

¿Qué se sabe de él, donde está Manolo Plata, dónde vive?

R.

En un momento se dijo que se había ido a Canadá, lo último que se sabe aparentemente es que vive en Estados Unidos. En varias ocasiones se ha dicho que ha ido a Santo Domingo, se dice que la familia vive en San Cristóbal, pero nunca se le ha molestado, se ha dejado entrar y salir (del país).

P.

Pero también nadie lo había enfrentado, o señalado de manera tan clara como se plantea en este libro. ¿Esa era la idea?

R.

Yo entendía que si yo iba a hacer un aporte a la historia no podía pasar por encima de los hechos, o de las sospechas. No puede hablarse de asesinos ni culpables, muchos apuntan a su nombre, entonces en el libro se dice así. Ciertamente antes se había dicho a medias, e incluso el “Tribunal Revolucionario”, nunca se dijo quiénes eran los componentes, pero yo responsablemente lo puedo decir.

P.

¿Alguna de esas personas que usted menciona que participaron en el Tribunal Revolucionario se han quejado, o algún familiar?

R.

No, yo debo reconocer que hicieron muy buena labor al presentar la entrevista de Hugo Hernández Alvarado (en referencia a los reportajes de la periodista María Isabel Soldevila publicados por el Listín). Ha sido la única persona que ha tenido la responsabilidad de admitir públicamente su participación y mostrarse arrepentido. Del resto, no, yo realmente… incluso, yo quería hacer una obra equilibrada, muchas de estas personas declinaron hablar conmigo. Muchos viven en Europa y otros en Santo Domingo, pero ninguno han expresado quejas.

P.

¿Cómo se logra convencer a Hugo Hernández Alvarado que dé su testimonio? ¿Esa primera conversación cómo se produce y como esta persona accede a desempolvar estos recuerdos?

R.

Abordé el tema con muchísima dificultad, es muy difícil con una persona… encontré una persona que no había hablado del tema en 50 años, y desde el primer momento fue muy abierto.

P.

Quiero volver atrás con el tema de Manolo Plata. ¿Le hace falta ese testimonio dentro del libro?

R.

Por supuesto que hace falta. Yo en varias ocasiones he hecho llamamientos públicos a Manolo y las demás personas que se han negado a hablar o las que no pude contactar. No tuve ninguna respuesta. Es esencial el testimonio de Manolo Plata para saber qué ocurrió exactamente esa noche. Si vive, yo creo que sí, que vive, el seguramente habrá leído el libro allá en Nueva York y ojalá que pueda tener el valor de dar la cara. Tanto él como otras personas que decidieron no hablar. Yo mantengo la esperanza, he seguido recopilando información aun después que el libro salió de la imprenta, y yo no descarto que en un futuro una próxima edición pueda ser ampliada y revisada.

P.

¿Cuáles otras personas les faltan, se negaron, aparte de Manolo Plata?

R.

Se negaron dos personas que viven en Suecia: Luis Larancuent Morris que vive en Gotemburgo bajo un nombre falso; se negó también José Gil Torres “Ratatá”, que vive en Suecia, pero en Estocolmo; se negó… Efraín Sánchez Soriano “Pocholo”, que es una figura pública en Santo Domingo. No pude contactar a Manuel Antonio de los Santos “Machito Cuevas”, que vive en Suiza, no pude contactar a Juan Pablo Gómez, que no era realmente del MPD pero quien sí participó en el intercambio de presos por el teniente coronel Crowley. También me faltó Roberto Matos Vallejo, que entiendo vivió muchos años en Suecia pero que se retiró a Santo Domingo y hay otros de los cuales no tengo absolutamente ninguna noticia: Ricardo Martínez, no sé si vive, si murió, nadie sabe dónde está. Otros han muerto ya. Otros pues hablaron más o menos cantidad o estas son las personas o bien que no pude encontrar, contactar o bien que decidieron no hablar. Pero felizmente, por eso yo digo que sin el aporte de Hugo, quien me habló de los eventos que pasaron en París, en Bruselas, en Santiago de Chile, muy importante, como fue la partida de Manolo Plata hacia Canadá, yo le debo y creo que todos le debemos el libro a Hugo Hernández Alvarado porque este tipo de detalles no iban a aparecen en un periódico o en un archivo y digamos que él suplió la falta o el silencio del resto de los presos canjeados. Debo decir que además de él, Winston Vargas Valdez “Platón” hizo su participación y sobre todo Marcos Santana, periodista activo en Santo Domingo fue también de las personas que asumieron la responsabilidad de hablar y de dar su testimonio sobre un episodio tan impórtate en la historia política reciente de nuestro país.

P.

¿Que sigue ahora, un segundo tomo del libro u otro libro distinto?

R.

Realmente yo creo que mis objetivos fueron ampliamente alcanzados, para hacer un aporte sobre la historia de Maximiliano Gómez, de su vida en Europa, de las circunstancias que rodearon su muerte, y por otro lado dar a conocer el caso de Miriam Pinedo, que por ella no tener una relevancia política de la envergadura de Maximiliano Gómez su caso es prácticamente desconocido y nunca se habla de ella y cuando se habla es todavía 50 años después en la culpabilidad de ella, que desde mi punto de vista es un absurdo. Ella no tuvo ningún tipo de responsabilidad en la muerte de Maximiliano Gómez. Esto ha quedado ampliamente demostrado, su familia me ha manifestado su agradecimiento al mismo tiempo la familia de Maximiliano Gómez, los hermanos Gómez Mazara: Guido y Fabricio también, con lo cual yo me siento satisfecho, yo siento que he alcanzado mis objetivos y quizá, eventualmente, si apareciese, si Manolo Plata aparece y algo eso precisa una corrección abundante del libro y yo sigo entrevistado personas.

América Pinedo Mejía, la hermana de Miriam que vino a Bruselas a buscarla y no pudo llevársela porque se lo impidieron sus secuestradores, además de otras personas de la izquierda de aquella época y vamos a ver qué pasa, si amerita que yo pueda revisar una futura edición de mi libro.

P.

Señor Gómez, muchas gracias

R.

Gracias a usted.