Justicia

Un dictador derribado bajo una lluvia de balas

“Coge la ametralladora y vamos a pelear, que estoy herido”

“¡Coge la ame­tralladora y va­mos a pelear, que estoy heri­do!”, reiteró el dictador Rafael Leónidas Trujillo a su chofer Zacarías de la Cruz, ante la lluvia de disparos que impactaban su vehículo, uno de los cuales le rompió varias piezas den­tales, la noche del 30 de ma­yo de 1961.

Cerca de 60 disparos im­pactaron en el vehículo, seis en el cuerpo del dicta­dor y siete a su chofer que sobrevivió a la emboscada en que cayó abatido el sá­trapa en su trayecto desde Ciudad Trujillo, hoy Santo Domingo, hacia la Hacien­da Fundación de la provin­cia San Cristóbal.

Los detalles de ese mo­mento están en el inte­rrogatorio practicado al chofer de Trujillo y que contiene el libro titulado “El ajusticiamiento: Expe­diente del asesinato del Ilustre Padre de la Patria Nueva, Generalísimo Doc­tor Rafael L. Trujillo Mo­lina”. La obra será pues­ta a circular con ocasión del 60 aniversario de la decapitación de la tiranía, el próximo 30 de mayo, y como un homenaje póstu­mo a su autor, el historia­dor, profesor y sociólogo, Franklin Franco.

De la Cruz, un militar con rango de mayor de 54 años de edad en ese mo­mento, fue interrogado por el juez de instrucción Wilfredo Mejía Alvarado, en su residencia de la calle Josefa Perdomo número 14 de Santo Domingo.

Cuenta que, cuando Tru­jillo le dijo por primera vez que cogiera una ametralla­dora y se parara a pelear, intentó persuadirlo di­ciéndole que sus atacantes eran muchos y que lo más conveniente era tratar de evadirlos sin salir del vehí­culo.

“Jefe, son muchos. Va­mos a ver si nos vamos, que quiero salvarlo”, de­claró De la Cruz que le dijo a Trujillo, quien en cambio le repitió “¡Coge la ame­tralladora y vamos a pe­lear, que estoy herido!”, y de inmediato salió a re­peler el ataque con un re­vólver calibre 38 corto que siempre portada.

El ataque a tiros con­tra el vehículo Chevrolet Bel Air, placa 0-1823, co­lor azul, modelo 1957, en que viajaban el dictador y su chofer, ocurrió después de pasar el bar restaurante El Pony, en la hoy autopis­ta 30 de Mayo.

“El fuego que se nos ha­cía era cada vez más inten­so. El Jefe se desmontó del vehículo y avanzó hacia la parte delantera derecha; pude ver que disparaba con su revólver hacia los enemigos, con su peque­ño revólver”, refirió De la Cruz en el interrogatorio.

El chofer narró al juez de instrucción que hirió a varios de sus agresores con un fusil semiautomá­tico y una ametrallado­ra Luger corta, antes de ver caer a Trujillo muerto frente al bumper del vehí­culo y él quedar sin senti­do debido a un disparo en la cabeza.

Partida de defunción La partida de defunción del tirano fue inscrita en el Libro 96, número 598 y fo­lios del uno al tres, el 10 de julio de 1961, por Emi­lio E. Ravelo, oficial del Estado Civil de la Primera Circunscripción del Distri­to Nacional, a petición del doctor Sergio Tulio Victo­ria Mazara, secretario de la Primera Cámara de lo Penal del Juzgado de Pri­mera Instancia del Distrito Nacional.

El balazo que despren­dió varias piezas dentales y provocó fractura en el maxilar inferior a Trujillo fue con orificio de entada en la región mentoniana (entre la barbilla y el la­bio inferior), a nivel de la línea media, sin orificio de salida.

El sátrapa recibió tam­bién otros dos disparos en el espacio intercostal iz­quierdo, uno con orificio de entrada a nivel del se­gundo espacio intercostal izquierdo y de salida a nivel del quinto espacio intercos­tal izquierdo debajo de la te­tilla. “La trayectoria trazada por este proyectil fue subcu­tánea”, agrega el acta de de­función.

La otra fue con orificio de entrada a nivel del séptimo espacio intercostal izquierdo y de salida por la cara poste­rior del hemitórax izquierdo a nivel del séptimo espacio intercostal.

“Herida de bala en el hue­co axilar sin orificio de salida. Herida de bala con orificio de entrada en la fosa ilíaca izquierda, sin orificio de sa­lida” expresa sobre otros dos impactos que recibió Trujillo.

El último tiro que recibió el dictador de sus ajusticia­dores le provocó una herida de bala con orificio de entra­da a nivel de la primera fa­lange, en el dedo índice ma­no izquierda, con orificio de salida por la cara anterior-tercio inferior antebrazo iz­quierdo.

“La trayectoria trazada por este proyectil ocasionó fracturas conminutas de los huesos del carpo, metacar­po, cubito y radio con gran pérdida de tejidos blandos”, indica el certificado expedi­do por el oficial civil.

Trujillo también registró un traumatismo en la región temporal, auricular y molar izquierdas, con hundimien­to del arco cigomático (una parte del cráneo humano, más concretamente de la ca­ra humana), pero el docu­mento no especifica si fue por un séptimo tiro.

Sobrevivió Entretanto, el chofer De la Cruz sobrevivió a siete im­pactos de bala, la mayoría en las piernas, sin complicacio­nes y curables en dos meses, según el certificado médico sobre su condición expedido a solicitud del juez que reali­zó la sumaria.

DATOS Lo que hizo antesCerca de las 8:00 la no­che Trujillo le dijo a su chofer que preparara el vehículo para ir a la Ha­cienda Fundación, pe­ro antes realizó su acos­tumbrado paseo por la avenida George Was­hington, del cual regre­só a las 9:40 P.M.

Luego subió a su ca­sa de Estancia Radha­més, donde el chofer Zacarías ya le espera­ba y volvió a bajar a las 9:45. Antes un tenien­te camarero había pre­parado el maletín que acostumbraba llevar y que tenía una gran can­tidad de dinero. Truji­llo realizó una parada de unos 10 minutos en la casa de su hija Ange­lita Trujillo, en la aveni­da Máximo Gómez.