Papa Francisco: “periodistas, la verdad nos hace libres”
El Papa Francisco propugnó por un periodismo valiente que escuche la voz de todos y salga de las oficinas a enfrentar la realidad de la vida
El Santo Padre cree en el periodismo. En el auténtico. En el que refleja el esfuerzo del profesional. En el que sale a la calle todos los días a jugarse la vida. En el que recoge los testimonios de gente. Esto es, a su modo de ver la mejor contribución a la humanidad. Porque de ese periodismo salen historias muy cercanas al sentir de las grandes mayorías, no con determinados círculos de poder.
En su mensaje por la 55ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, destacó que el profesional de la prensa siempre debe acudir al encuentro de las personas y de las historias, como única forma de impedir y controlar el “evidente” riesgo de las noticias falsas por internet, especialmente en tiempo de pandemia. “La crisis del sector editorial puede llevar a una información construida dentro de las redacciones, frente al ordenador, en los terminales de las agencias, en las redes sociales, sin salir nunca a la calle, sin desgastar las suelas de los zapatos, sin encontrar a las personas para buscar historias”, avisó el Papa.
En su opinión, los medios ofrecen más espacio a “una información preconfeccionada”, cada vez menos capaz de interceptar “la verdad de las cosas y la vida concreta de las personas” o de “recoger los fenómenos sociales más graves”. Es “una curiosidad, una apertura, una pasión. Gracias a la valentía y al compromiso de tantos profesionales (...) hoy conocemos, por ejemplo (...), innumerables abusos e injusticias contra los pobres y (....) muchas guerras olvidadas se han contado”, dijo Francisco.
Ante este escenario, el Papa agradeció la valentía de tantos comunicadores que tienen “la capacidad de ir allá donde nadie va” para mostrar la realidad.
Solo de este modo, indicó, se pueden conocer “las difíciles condiciones de las minorías perseguidas en varias partes del mundo” o los abusos e injusticias contra los pobres o el medioambiente. Esto es especialmente importante en medio de la pandemia de coronavirus y en el reparto de vacunas y medicamentos pues existe el riesgo de contarlo “desde los ojos del mundo más rico”, ignorando a los países más pobres.
Falta de control “Hemos descubierto, ya desde hace tiempo, cómo las noticias y las imágenes son fáciles de manipular, por miles de motivos, a veces solo por un banal narcisismo. Esta conciencia crítica empuja no a demonizar el instrumento sino a una mayor capacidad de discernimiento y un sentido de la responsabilidad más maduro”, dijo.
Y agregó: “Todos somos responsables de la comunicación que hacemos, de las informaciones que damos, del control que juntos podemos ejercer sobre las noticias falsas, desenmascarándolas. Todos estamos llamados a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir”. El Santo Padre exhortó a los comunicadores a retornar a la esencia de su profesión, y más aún, “misión” de “ser custodios de las noticias” ya que hace falta un periodismo que “no queme las noticias, sino que busque siempre la verdad y se ocupe de buscar soluciones alternativas a la escalada del clamor y de la violencia verbal”.
Fake news Consciente de que las sociedades actuales viven inmersas en un contexto de comunicación cada vez más veloz y dentro de un sistema digital, el Obispo de Roma reflexionó sobre el fenómeno de las noticias falsas, las llamadas «fake news»:
El Papa expresa su deseo de “ofrecer una aportación al esfuerzo común para prevenir la difusión de las noticias falsas, y para redescubrir el valor de la profesión periodística y la responsabilidad personal de cada uno en la comunicación de la verdad”. Profundizando sobre este fenómeno que generalmente alude a desinformación difundida online o en los medios de comunicación tradicionales, basada en datos inexistentes o distorsionados, que tienen como finalidad engañar o incluso manipular al lector para alcanzar determinados objetivos, influenciar las decisiones políticas u obtener ganancias económicas, el Pontífice explica que la eficacia de las «Fake news», se debe, en primer lugar, “a su naturaleza mimética, es decir, a su capacidad de aparecer como plausibles” y en segundo lugar, a que son verosímiles y capciosas, en el sentido de que “son hábiles para capturar la atención de los destinatarios poniendo el acento en estereotipos y prejuicios extendidos dentro de un tejido social, y apoyándose en emociones fáciles de suscitar, como el ansia, el desprecio, la rabia y la frustración”.
Las redes sociales Las falsas noticias cuentan con un potente elemento detonador: el uso manipulador de las redes sociales. De modo que los contenidos, a pesar de carecer de fundamento, obtienen una visibilidad tal que incluso los desmentidos oficiales difícilmente consiguen contener los daños que producen.
Por ello, el Santo Padre advierte a los comunicadores, que la dificultad para desenmascarar y erradicar las fake news, se debe asimismo, al hecho de que las personas a menudo interactúan dentro de ambientes digitales homogéneos e impermeables a perspectivas y opiniones divergentes.
“El resultado de esta lógica de la desinformación es que, en lugar de realizar una sana comparación con otras fuentes de información, lo que podría poner en discusión positivamente los prejuicios y abrir un diálogo constructivo, se corre el riesgo de convertirse en actores involuntarios de la difusión de opiniones sectarias e infundadas”.
Solo la verdad El Papa alerta sobre la dificultad que surge al querer identificar las “fake news”, y de cómo nadie puede eximirse de la responsabilidad de hacer frente a estas falsedades. No es tarea fácil, añade Francisco, “porque la desinformación se basa en discursos heterogéneos, evasivos y engañosos, a través de mecanismos refinados”.
En este sentido, el Sucesor de Pedro, señala que la prevención y la identificación de los mecanismos de la desinformación requieren también de un discernimiento atento y profundo, que conduzcan a desenmascarar la conocida como «lógica de la serpiente», capaz de camuflarse en todas partes y morder: la estrategia utilizada por la «serpiente astuta» de la que habla el Libro del Génesis.
Ante este complejo panorama, el Santo Padre propone el antídoto más eficaz contra el virus de la falsedad: dejarse purificar por la verdad; una verdad que entendida desde la visión cristiana, no es solamente el sacar a la luz cosas oscuras, «desvelar la realidad», sino que la verdad “tiene que ver con la vida entera: es aquello sobre lo que uno se puede apoyar para no caer”.
Asimismo, el Obispo de Roma sugiere dos ingredientes que no pueden faltar para que nuestras palabras y nuestros gestos sean verdaderos, auténticos, dignos de confianza: la liberación de la falsedad y búsqueda de la relación, ya que la verdad, por tanto, “no se alcanza realmente cuando se impone como algo extrínseco e impersonal; en cambio, brota de relaciones libres entre las personas, en la escucha recíproca”.